Corredor de las misiones jesuíticas: un polo de desarrollo
En la película La Misión (Roland Joffé, 1986), el emisario del Vaticano queda impresionado con los logros comerciales de los asentamientos regidos por los sacerdotes jesuitas. Los documentos históricos señalan que, en efecto, a mediados del siglo XVIII las misiones jesuíticas eran centros eficientes y modernos de producción agrícola, ganadera y de otros bienes.
El filme también muestra cómo los jesuitas incentivaron el cultivo de otro tipo de riqueza. Las tradiciones, la música y hasta la gastronomía de esas regiones. La convivencia, además, dio paso a expresiones artísticas y culturales que resultaron de esa mezcla, y que hoy son parte del patrimonio de las zonas misioneras de Sudamérica.
Geográficamente, además, las misiones jesuíticas se levantaron en el lugar que muchos años después sería el área de operaciones e influencia de la institución que presido: la Cuenca del Plata. Ese sistema fluvial era, a su vez, la red que mantenía conectadas las misiones entre sí y con el mundo exterior.
El corredor de las misiones jesuíticas de Sudamérica es hoy una unidad geográfica, patrimonial y cultural única en el mundo. Una unidad, además constituida por los países en los que trabaja FONPLATA: Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Eso nos coloca como institución en una posición privilegiada para contribuir al desarrollo, el crecimiento y el aprovechamiento de los recursos humanos, turísticos y culturales de las zonas de misiones jesuíticas en América del Sur.
Es lo que nos motivó a firmar recientemente una línea de financiamiento con el Banco Interamericano de Desarrollo por 100 millones de dólares, para potenciar oportunidades económicas, sociales y culturales en lo que hemos definido como el Corredor de las Misiones Jesuíticas, con proyectos de infraestructura de conectividad, de integración regional en turismo y desarrollo de ciudades fronterizas, entre otros.
Pero nuestro compromiso con el desarrollo de las áreas vinculadas a las misiones jesuíticas es anterior a este convenio y está ligado a la propia historia de FONPLATA.
En Bolivia hemos financiado varios tramos carreteros en la zona de la Chiquitanía, donde se asientan la mayoría de las misiones jesuíticas del país, incluso algunas de ellas son un claro ejemplo de cultura viva, en la que habitantes y pobladores originarios de la zona cultivan y promueven sus tradiciones.
En Paraguay también estamos financiado proyectos carreteros en el oriente del país, zona en la se asientan algunas de las misiones jesuíticas y que es fronteriza también con áreas de presencia jesuítica en Argentina, donde también tenemos proyectos en provincias como Misiones, Chaco, Corrientes y Formosa, dando testimonio de nuestro compromiso con el desarrollo en el NE argentino y contribuyendo a que el Corredor de las Misiones Jesuíticas de Sudamérica sea un polo de desarrollo, además su fomentar su potencial turístico y cultural.
Adicionalmente, en el plano cultural, también estamos comprometidos a apoyar el Festival de Música Barroca que bianualmente se realiza en Santa Cruz de la Sierra, el rescate de la música que se compuso en las misiones, buena parte de ella aún en viejos archivos, así como la diversa gastronomía de esta zona del continente.
En suma, el desarrollo del Corredor de las Misiones Jesuíticas de Sudamérica es un objetivo que compartimos, no solo con el BID, sino también con los gobiernos de cada uno de los países que lo forman (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay), pero también con sus tradiciones, su cultura y, sobre todo, su gente.