¿Es mejor vivir en una provincia donde han pasado el virus más personas?
Los porcentajes varían mucho entre regiones, pero todos estamos "a años luz" de la inmunidad de rebaño.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, no disimuló su falta de sorpresa este miércoles ante los resultados preliminares del estudio de seroprevalencia en España, que muestran que apenas un 5% de la población tiene anticuerpos frente al coronavirus y, por ende, ha estado en contacto con él.
Illa reconoció que precisamente ese 5% era la cifra hipotética que barajaba el Gobierno cuando elaboró sus planes de desescalada. En efecto, los expertos contaban con ello, pero aún guardaban esperanzas de que el porcentaje de infecciones en España nos permitiera acercarnos (un poco más) a la inmunidad de grupo. Finalmente, esas esperanzas han quedado fuera de nuestro alcance. “Estamos todos a años luz de una inmunidad de rebaño”, afirma David Bernardo, experto en Inmunología del Instituto de Biología y Genética Molecular. “Es un dato duro. Teníamos deseos de que hubiera muchos más casos de asintomáticos, porque habrían sido muy buenas noticias, pero estas cifras entran dentro de lo esperado”.
“No son los datos que nos hubieran gustado, pero sí los que esperábamos”, coincide su colega Juan José Tellería. “Me hubiera encantado que el Imperial College tuviera razón y que el 15% de la población estuviera inmunizada, pero los números que muestra el estudio me parecen razonables. Son tristes, pero encajan con lo que se podía sospechar y con la incidencia que está teniendo el virus en cada comunidad”, señala.
La primera conclusión que se saca es la de la falta de inmunidad; la segunda, que no se puede hablar de la epidemia en España como un bloque homogéneo, ya que las diferencias entre zonas resultan bastante notables. “Esto viene a confirmar que los planes del Ministerio tienen sentido y que la desescalada tiene que ser asimétrica”, sostiene Bernardo. “Lo del 5% en realidad es una falacia. Cada región tiene diferentes necesidades en función de sus resultados”, apunta el experto.
Que Madrid iba a estar entre las provincias con mayor incidencia era de esperar, pero que Soria fuese la provincia con mayor tasa de prevalencia (14,2%), tres veces por encima de la media y diez veces superior que la de regiones como Murcia, sí ha llamado la atención entre la población general.
“Personalmente, me sorprendió lo de Soria, pero tengo que admitir que no conozco demasiado la idiosincrasia y la geografía de la zona”, reconoce Bernando. “Aun así, queda dentro de lo esperable”, matiza. “Está al lado de Madrid, y hay varios factores que pudieron ayudar”, dice. El inmunólogo apunta a la cercanía como factor más evidente, pero no sólo eso. “Probablemente influyó el hecho de que Madrid cerró los colegios una semana antes que el resto de España”, sugiere. “La gente se fue de la ciudad a otras regiones. Pensaron: ‘Si mis hijos no tienen clase en Madrid y yo sigo trabajando, los mando con los abuelos’. Yo mismo lo hubiera hecho así, y soy inmunólogo”, señala.
“Aunque sólo son hipótesis, creo que el cierre de colegios tendría que haberse hecho de manera conjunta y coordinada. No sé si Madrid se adelantó o el resto de España se atrasó, pero lo ideal es que hubiera sido a la vez, porque eso provocó un éxodo lógico y coherente”, opina.
Aparte de los padres que mandaron al pueblo a sus hijos, están los estudiantes universitarios que, ante el cierre de centros, volvieron a sus municipios de origen, llámense Soria, Albacete, Segovia, Ciudad Real, Guadalajara o Cuenca (las que muestran mayor prevalencia), ciudades con una oferta académica limitada y muy dependientes de la capital en este sentido, por cercanía y por una mayor oferta universitaria. “Probablemente esa es la explicación de la prevalencia tan elevada de esas provincias”, concede Bernardo. “Cuando en Madrid empezaron a ir mal las cosas, mucha gente salió a las provincias limítrofes. Las regiones que mejor están son las de la periferia. Cuanto más alejados del epicentro, que es Madrid, mejor les ha ido”, resume.
El mapa de la prevalencia así lo confirma, pero este dato no ha pillado por sorpresa a Juan José Tellería. “Es verdad que en Soria hay una prevalencia más alta que en el resto de Castilla y León [y de España]; pero también ha habido muchos más casos por habitante”, recuerda. Con algo más de 1.200 contagios (confirmados por PCR) en una provincia de 88.000 habitantes, la cifra de positivos por 100.000 habitantes asciende a 1.360 casos aproximadamente en Soria, cuando en Madrid se calcula en torno a 990 (con 65.700 casos confirmados y 6,6 millones de habitantes). Recordemos que la Comunidad de Madrid ha mostrado un 11,3% de prevalencia del virus.
De nuevo, las cifras de esta macroencuesta realizada entre más de 60.000 españoles tienen sentido. “Siempre se dice que en una epidemia suele haber diez veces más casos de los que se registran y, si miramos los números, coinciden perfectamente con lo que nos dice el estudio de seroprevalencia”, explica Bernardo.
Mientras que oficialmente se han detectado 270.000 casos en España, el estudio sugiere que casi 2,4 millones de personas se habrían infectado, con lo cual cuadra esa regla no escrita de que sólo se conocen el 10% de los casos ‘reales’. “Este 10% que asumen todos los epidemiólogos se ha clavado”, exclama Bernardo.
No obstante, hay cosas que no dejan de inquietar a los expertos. “Hay regiones que lo han hecho muy bien, como Murcia y Asturias, que tienen unos porcentajes muy bajos. Lo que es preocupante es que, por ejemplo, Madrid, que ha estado al borde del colapso, sólo tenga un 11% de prevalencia”, recuerda el inmunólogo.
No exactamente. “Si Madrid tuviera un 50% de prevalencia y Asturias, Galicia y Murcia sólo un 2%, podríamos decir que estas regiones tienen un problema, pero más o menos estamos todos a la par”, responde el inmunólogo. “Da igual tener un 2% o un 14%; estamos todos a años luz de una inmunidad de rebaño”, insiste, al mismo tiempo que reitera que se necesita un 70% de personas inmunizadas para que una comunidad tenga inmunidad de grupo.
De hecho, para Bernardo son “buenas noticias que las regiones tengan porcentajes tan bajos”. “Quiere decir que han controlado el virus y para cuando haya un rebrote, que seguramente lo habrá, su experiencia les ayudará a seguir manteniendo esos porcentajes bajos de infectados hasta que tengamos tratamientos y vacunas”, señala.
Bernardo da el ejemplo de Asturias, de donde él procede, que con un 1,8% está entre las regiones con menor tasa de prevalencia en España. “Puede que su baja prevalencia se deba al aislamiento geográfico, ya que Asturias tiene diferentes valles, pueblos, etcétera, pero allí además se ha hecho un seguimiento muy exhaustivo de los casos buscando aislamiento temprano. Esto ha servido para controlar el brote, y son buenas noticias”, afirma.
“Ahora se dice que Murcia, Asturias y Galicia están más lejos de la inmunidad, y no es verdad. Todos estamos muy, muy lejos. Lo que se ha conseguido en estas regiones es frenar esta ola, las UCIs no han colapsado, y ese era el problema”, explica Bernardo. “Si colapsa el sistema sanitario, puedes morirte de una simple apendicitis, que no es mortal. Y eso es lo que quería evitarse con el confinamiento”, apunta.
El experto es consciente de que el encierro no puede durar “ad eternum”, por eso espera que las enseñanzas que deja esta crisis sirvan para ese futuro no tan lejano en el que, muy probablemente, el virus rebrote. “Lo que se espera es que cuando haya un repunte de contagios, ahora que ya conocemos el virus y los protocolos y ya hemos aprendido a trabajar, aislemos rápidamente estos casos y cerremos a lo mejor esa ciudad, esa región, ese valle o ese barrio para que no se propague a otras zonas”, sostiene. En su cabeza, el panorama y los pasos a seguir están claros: “Seguramente vivamos en un escenario en el que iremos abriendo y cerrando zonas en función de cómo vaya evolucionando en virus”.