Corona, poder y desamor: lo que querrás saber de la segunda temporada de 'The Crown'
Estas son las preguntas que le harás a Google según empieces a ver la serie, así que te ahorramos el trabajo.
Son pocos y muy escogidos quienes saben qué ocurre cuando Isabel II entra en una habitación. Por imaginar, imaginaremos que hay silencio, risas nerviosas, tensión, quizá alguna niña asustadiza con una ramo de flores listo para entregárselo a la soberana más longeva y poderosa del mundo. Sin embargo, unos cuantos plebeyos más pueden (podemos...) contar qué ocurre cuando quien ha sido Isabel II durante dos años en millones de hogares entra en una habitación. Pese a las reticencias iniciales, y a que todo el mundo parece tener un Your majesty como saludo en la punta de la lengua y una inclinación lista en la rodilla, solo pasan unos segundos para que afloren las risas y la calma cuando Claire Foy es la que entra por la puerta.
La actriz, que da vida a Isabel II en las dos primeras temporadas de The Crown (la ficción de Netflix que estrena su segunda parte este viernes 8 de diciembre), puede ser la doble de la soberana en la ficción, pero en la vida real nadie lo diría. Aparece en la suite del hotel de Londres donde va a dar una entrevista a nueve medios en 15 minutos (una auténtica carrera de preguntas y respuestas aceleradas) divertida, sonriente, con el pelo muy corto, una taza de café en la mano y pidiendo —por favor— unas cuantas galletas (que le traerán enseguida y compartirá con los presentes).
Tras una primera charla con Vanessa Kirby, la princesa Margarita y su hermana en la ficción, llega el turno de la Queen, Foy, acompañada de su marido, el príncipe Felipe de Edimburgo, interpretado por Matt Smith. A falta de la temporada de premios, donde seguramente se les verá sonrientes por alguna alfombra roja, esta es una de las últimas apariciones juntos de esta real familia: sus papeles en ella acaban aquí, a la espera de actores más maduros para las próximas décadas.
Aunque la segunda temporada de la serie se diversifica, profundizando en la política británica e internacional, y tratando más la historia de otros personajes, la Reina sigue siendo la reina. Si Foy se llevó el Globo de Oro por la primera temporada de esta historia, su segunda y última se lo merece más si cabe. Brilla y tiene una marcada (y, curiosamente, reconocible) personalidad en los momentos de intimidad, cuando es hija, hermana, madre y esposa, una persona privada. Pero, a su vez, Foy sabe cómo transformar esa timidez y fragilidad en magnanimidad y protagonismo cuando es un personaje público, la reina de millones de súbditos, la mujer que domina un pedazo sustancial del mundo y que es escrutada en cada instante que se deja ver.
La segunda temporada de The Crown despertará la curiosidad de los historiadores, los monárquicos, los cotillas y los nada de eso. Su estructura es menos lineal, más experimental, que en la anterior; de hecho, la primera escena del primer capítulo tiene lugar en un barco y en un momento que no volverá hasta tres capítulos después.
Lo que seguirá siendo invariable es la cantidad de preguntas que le haremos a la pantalla, desde esa primera escena: ¿de verdad hubo crisis matrimonial entre Isabel y Felipe, entre la reina y el duque? Esa será la primera de muchas. Para ir ahorrándonos las cuestiones a Google (y sin intención de hacer spoilers), aquí algunas de las que surgirán nada más darle al play:
Sin duda. Como podrán ver los espectadores capítulo a capítulo y año a año, todo se corresponde con el reinado de Isabel II. Eso sí, también hay licencias poéticas. Esto es una serie de ficción, no un documental. Matt Smith y Claire Foy aseguran al HuffPost que "la tarea de los creadores es dar luz al drama. Peter Morgan sabe cómo hacerlo con gracia. Pero todo está investigado".
Es difícil determinarlo a ciencia cierta, aunque se sabe (y ha sido publicado) que el duque de Edimburgo ha frecuentado la compañía de multitud de mujeres, en su mayoría más jóvenes que él, muchas de ellas nobles y algunas artistas. Acaban de cumplir 70 años de matrimonio, pero las supuestas infidelidades del duque han acompañado a la pareja real desde los años sesenta. "Todos en Gran Bretaña saben que ha habido affaires. Y es interesante porque lo sabemos pero no lo vemos, es nuestra percepción", reflexiona Smith.
La compleja vida de Felipe de Edimburgo (de nuevo, con sus licencias poéticas) es cierta. El nacido como príncipe de Grecia —con una larga ristra de apellidos alemanes— se vio obligado a salir de su país natal prácticamente con lo puesto acompañado de sus padres, Andrés y Alicia, y de sus cuatro hermanas. Las relaciones de Felipe (rebautizado como Mountbatten) con su familia fueron tan malas que ni su madre ni sus hermanas fueron invitadas a su boda. A su compleja salida de Grecia y llegada al Reino Unido se le dedica un capítulo íntegro de esta segunda temporada.
No, amigos. Ya no hay más Churchill. El primer ministro, magníficamente interpretado por John Lithgow, es apenas una sombra del personaje que fue en la primera temporada. Su mandato se acabó en 1955, y esta temporada arranca en 1956. Tampoco (minispoiler) se verá su muerte: la temporada acaba en 1963, y el Premio Nobel de Literatura (que, por cierto, le fue concedido en 1953) falleció en 1965. Nada de Churchill. Y, la verdad, se le echa un poquito de menos.
En una de las primeras escenas de esta segunda temporada, Isabel, en su papel de hermana mayor, le recomienda a Margarita que no beba tanto. El alcohol es un clásico de la familia real británica (no olvidemos la afición de la ginebra de la Reina Madre), y es cierto que Margarita pasó momentos oscuros tras su separación obligada del coronel Peter Townsend. Hace unos años una biografía de Mick Jagger reveló que habían tenido un romance y rememoró sus días de "sexo, alcohol y drogas".
"Tras la muerte de su padre se sintió muy sola. Imaginé sus noches, su oscuridad. Sabía muy poco de ella, sobre todo conocía más su última etapa", confiesa Vanessa Kirby sobre su personaje, una perita en dulce que cobra fuerza y sensualidad en esta segunda entrega, en la que también le llega el amor: "Antony Armstrong Jones es la primera persona que la saca de su tristeza, que la mueve". El personaje del que luego será conde de Snowdon ha sido interpretado por Matthew Goode. "Trabajar con él ha sido maravilloso", confiesa. El auténtico Snowdon falleció el pasado enero.
Es cierto que en los años 50 y 60 la prensa era mucho más respetuosa con la familia real que en los 90, cuando con Diana de Gales llegó la explosión de los tabloides, las fotos y las persecuciones. Pero sí es cierto que Margarita fue, probablemente, la primera miembro de la familia real tratada como una celebrity tal y como las conocemos hoy. Vanessa Kirby también lo ve así: "Es una relación extraña, marcada por los paparazzi. Es como la de Diana... Es difícil imaginar cómo lo vivió".
"El protocolo es algo muy difícil. Quién va el primero, cuándo te pones y te quitas el sombrero... Es una vida complicada. Es un trabajo, y un trabajo duro. No es ningún cuento de hadas", reflexiona Kirby sobre la familia de ficción en la que le ha tocado vivir. "Si Margarita hubiera sido la primera [en la línea de sucesión al trono] quién sabe qué hubiera pasado".
Sí, lo fue. La relación entre el heredero al trono y sus padres nunca fue muy fluida: su madre, antes que madre, era reina, y su padre buscaba para él una formación severa y militar. Como se ve al final de la segunda temporada, en vez de mandarle a Eton (como quería su abuela, la Reina Madre), Felipe insistió en enviar al pequeño a la dura escuela de Gordonstaun, en Escocia. Y no, la cosa no salió bien. Pero eso ya en la tercera temporada...
Al cubrir la etapa entre 1956 y 1963, en la segunda temporada de The Crown puede verse el encuentro entre los Kennedy, Isabel II y Felipe, en el palacio de Buckingham. Como es habitual, la serie refleja la parte oficial que muchos pudieron apreciar en las imágenes de la época... e imagina cómo fueron las conversaciones y encuentros privados. Es una delicia ver cómo Isabel II le enseña a Jackie Kennedy los recovecos y atajos del palacio y cómo las dos hablan sobre intimidad y jaulas de oro. ¿Pasó? No lo sabemos. ¿Lo disfrutamos? Absolutamente.
Lo sentimos, pero no. "Me cae muy bien", afirma socarrón Smith tras haber estudiado en profundidad al ya retirado príncipe Felipe. "Siento como si la conociera", confiesa Foy, aunque también reflexiona: "¿Qué conversación tendríamos?". Reconocen que no han tenido acceso a nadie de la familia real para preparar sus personajes, y que no ha habido un consentimiento por su parte ni apenas información.
Reconocen los actores que no han contado con "gente muy cercana, solo con algunos empleados". "Tampoco tienen a gente demasiado cercana", confiesan. Uno de los aspectos más complicados para Foy ha sido replicar la voz de Isabel II, tan conocida sobre todo en su país. "Fue bastante complicado", confiesa, y asegura que sobre todo las dos últimas semanas antes del rodaje estuvo practicando intensamente.
Según como se mire, claro. The Crown lleva solo dos temporadas de las seis que se le suponen, pero es la última en la que veremos a sus protagonistas en la piel de los actuales actores. Hasta donde se sabe, Olivia Colman (Broadchurch, The Night Manager, Asesinato en el Orient Express) será la próxima Isabel II, algo con lo que Foy se muestra encantada: "No necesita mi ayuda".
Las percepciones de los actores son muy distintas. Para Kirby, esto es un final, y siente que está finiquitando "la etapa más feliz" de su vida: "Sería desagradecida si no lo viera así, doy las gracias por cómo Netflix se gasta el dinero con tanta creatividad. Siempre supimos que esto eran dos temporadas, y ha sido un regalo". El matrimonio Foy-Smith lo ve un poco diferente, como si tras su paso por la serie todo comenzara: "Ser actor es reinventarse y eso es maravilloso, porque no lo hacemos por hacer, sino con convencimiento y energía".
Trabajo tampoco les falta. Kirby está acabando de rodar con Tom Cruise Misión: Imposible 6; Smith tiene dos películas a punto de estreno y Foy protagonizará una biografía de Vivaldi, será la próxima Lisbeth Salander y será la esposa del astronauta Neil Armstrong (Ryan Gosling) en el biopic que prepara Damien Chazelle, el director de La La Land. Se van a quitar el cetro y el armiño, pero ya se han coronado.