Corea del Sur asombra al mundo con su técnica para controlar el coronavirus
En tres semanas ha pasado de ser el segundo país con más contagios a frenar exponencialmente las infecciones,
En tres semanas Corea del Sur ha pasado de ser el segundo país con más contagios de coronavirus a frenar exponencialmente las infecciones gracias a una respuesta que combina transparencia, nuevas tecnologías y ante todo una actitud responsable de instituciones y ciudadanos.
El país asiático, que el pasado 29 de febrero llegó a registrar 909 casos en un solo día, ha reportado este martes solo 74 nuevos contagios.
El presidente de la Sociedad de Epidemiología de Corea, Kim Dong-hyun, ha recalcado, al igual que han hecho muchos otros expertos, que aún es “prontísimo” para valorar si la respuesta surcoreana está siendo la correcta para frenar al coronavirus.
Sin embargo, todo apunta a que gracias a sus programas de prevención y mitigación el país está en condiciones de suavizar el impacto de un repunte importante de casos, si se produjese uno.
Su plan de acción puede servir de lección a países que ya están batallando plenamente con el coronavirus o que se están preparando para encararlo en las próximas semanas.
Responsabilidad de todos
Las autoridades surcoreanas prohibieron las grandes concentraciones, cerraron instituciones educativas y otros espacios públicos (parques, centros deportivos o centros de día) y cancelaron todas las grandes competiciones deportivas al poco de descubrirse el principal brote del país en torno a la ciudad de Daegu (sureste).
Por ejemplo, en Seúl, la mayor ciudad de Corea del Sur, con 9,7 millones de habitantes, se anunció el cierre de espacios públicos y se prohibieron manifestaciones en torno al 21 de febrero, cuando apenas se habían registrado poco más de 150 contagios en todo el país, que a día de hoy suma más de 8.000.
Cabe recordar que Corea del Sur solo ha impedido el acceso de aquellos ciudadanos procedentes de la provincia china de Hubei, el lugar donde se originó el virus, y que no ha aislado ninguna ciudad o región, incluyendo Daegu y la circundante provincia de Gyeongsang del Norte, principal foco del país y cuyos 5 millones de habitantes acumulan más de 7.200 contagios, el 87% del total nacional.
“Ahí no se prohibió salir a la calle ni salir de la ciudad como en China, España o Italia”, cuenta a la agencia Efe una mujer que pide ser solo identificada por el apellido Kim y cuya familia al completo se encuentra en Daegu.
“El ayuntamiento pidió a la gente el 20 de febrero, cuando apenas se descubrió el brote, que solo salieran de casa si era estrictamente necesario y eso ha hecho y sigue haciendo la inmensa mayoría de ciudadanos desde hace casi un mes ya”, afirma orgullosa.
Transparencia y mucha comunicación
El Centro de Control y Prevención de Enfermedades Contagiosas de Corea (KCDC) es ahora mismo una referencia gracias a la cantidad de información detallada que publica a diario con impecable puntualidad.
La gran cantidad de valiosos datos que ofrece ayudan a que los expertos y ciudadanos —que pueden sentirse así más reconfortados y menos desconcertados— puedan entender un poco mejor cada día cómo funciona este virus del que tantas cosas se desconocen aún.
Por su parte, el sistema de alertas nacionales para teléfonos móviles avisa a los habitantes de distritos o localidades cuando se ha detectado un caso en su zona y enlaza a información detallada sobre los últimos lugares por los que pasó el contagiado.
Esto no se hace para que la gente evite ir a esos sitios (que enseguida son exhaustivamente desinfectados) sino para que aquellos que los hayan visitado estén más alerta por si detectan síntomas.
Las instituciones en Corea del Sur también implementaron una concienciación muy temprana sobre prácticas higiénicas, uso de mascarillas, el teletrabajo, la necesidad de quedarse en casa si se tienen síntomas o la de aplicar el distanciamiento social: son mensajes omnipresentes en calles, transporte público o medios de comunicación.
Análisis estrictos
Corea del Sur ha sido junto con Baréin el país que más test está realizando (más de 5.370 por cada millón de habitantes), aunque conviene señalar que más del 70% de esos análisis se han hecho a miembros de la secta cristiana Shincheonji, que es el origen del foco de Daegu y constituye un grupo fácil de rastrear.
Además de la capacidad para testar, en Corea del Sur está resultando muy importante el trabajo destinado a determinar quién debe o no someterse a una prueba para no malgastar los kits de análisis disponibles.
Aunque testar mucho cuando se localiza un brote grande ayuda a ganar tiempo (por ejemplo, para ir acondicionando sitios que puedan servir como instalaciones hospitalarias de apoyo para los casos con síntomas menos graves, como se ha hecho aquí), la mayoría de países no va a disponer de los recursos que tiene el Estado asiático.
En muchos sitios los test solo se podrán realizar sobre aquellos con síntomas graves, por lo que será absolutamente fundamental establecer un sistema (con agresivas campañas públicas de concienciación como las surcoreanas, por ejemplo) para asegurarse de que la gente que presente cuadros leves o no pertenezca a grupo de riesgo cumpla cuarentenas estrictas pese a no haber sido testado.
Apoyo tecnológico
El Gobierno surcoreano ha desarrollado dos aplicaciones para teléfonos para hacer un seguimiento de síntomas de gente que potencialmente podría estar infectada y podría propagar aún más el COVID-19.
Una es de uso obligatorio para aquellos que llegan a Corea del Sur de otras zonas de riesgo (actualmente, China, Hong Kong, Macao, Irán y prácticamente toda Europa), y obliga a responder un cuestionario diario sobre si hay o no síntomas; si los hay, se remite al usuario al sistema de atención telefónica que gestiona los test para que se haga uno.
La otra “app” simplemente alerta a funcionarios públicos cuando alguien que está en cuarentena por posible contagio sale de la zona de aislamiento, aunque la responsabilidad personal vuelve a ser fundamental en este caso, puesto que la descarga de esta aplicación no es obligatoria.