Cuando el Congreso se vuelve irrespirable
Dura sesión en el Congreso en la que Sánchez descarta cesar a Iglesias frente a la ofensiva por el caso Dina y la nueva ley del Poder Judicial.
Una sesión de control dura, árida, polarizada, dominada por la confrontación. Llena de murmullos y de bronca. La versión más agria de la España política. Con una oposición con el cuchillo parlamentario entre los dientes desplegando una ofensiva por el caso Dina y la futura reforma del Poder Judicial... y un Gobierno rechazando la dimisión de Pablo Iglesias y acusando al PP de abrirle la puerta a la ultraderecha.
En plena segunda ola de la pandemia en España, en el Congreso apenas se ha hablado del coronavirus. Todo han sido insultos y frases graves. No parece que apenas a unos metros esté la calle. Se ha llegado a oír a Macarena Olona (Vox) llamar “matón” a Iglesias.
De hechos, pocos. De esta sesión se sale con los titulares fácticos de que Pedro Sánchez no va a cesar a Pablo Iglesias (“Tiene mi más absoluta confianza”), que el propio vicepresidente segundo señala que seguirá y que el PP no piensa renovar el Consejo General del Poder Judicial mientras se mantenga la reforma registrada por PSOE y UP: “A mí no me presiona nadie”.
Sánchez cree que el PP es un partido “antisistema”
Una sensación de bloqueo constante durante toda la mañana y de que nunca esas dos (o varias) Españas se van a poner de acuerdo. Ni siquiera con una pandemia cobrándose centenares de muertos cada día. Los ministros de la coalición lo tienen claro: el PP se ha echado en brazos de Vox y juega a ser más radical. Para la derecha, el Gobierno está estableciendo un régimen autoritario.
Ese fango del Congreso lo ha recogido hasta la propia vicepresidenta Nadia Calviño en un desahogo, que ha llegado a hablar de “tono bronco e irrespirable”: sin preguntas importantes para los ciudadanos.
Esa dureza se mostraba ya con toda su potencia desde las 9 en punto cuando ha arrancado el rifirrafe entre Casado y Sánchez. El líder del PP exigía la dimisión de Iglesias (”¿Por qué no lo cesa?”) y entraba a los pocos segundos a criticar el “atropello legal” de la reforma del poder judicial que planean PSOE y UP -para renovar mediante mayoría simple-. “Nada que pactar, no me presiona nadie. Y menos alguien como usted”, ha lanzado, para avisar que irá al Constitucional y las instancias europeas. Podemos, ha continuado, es un “caballo de Troya” en la Justicia y defiende a “batasunos y bolivarianos”.
Ese tono de Casado, para Sánchez, es como todas las semanas una “retahíla de insultos y provocaciones”. A la cara: “Confío claramente en el vicepresidente. Tiene mi más absoluta confianza”. “Es un Gobierno que no tienen procesados ni condenados ni imputados, a diferencia de cuando ustedes gobernaban”.
Casado ha dado otro arreón luego y ha señalado que en Europa ven al Gobierno de España como “fallido”. Sánchez la ha devuelto pidiéndole que diga qué va a hacer en la moción de Vox, el PP por ahora guarda silencio. Para el presidente, el Partido Popular se ha convertido en una formación “antisistema”. “Rectifique antes de que sea muy tarde”, le ha pedido después de acusarle de seguir la estrategia “crispación y ultraderecha”.
Venga, segunda pregunta para... Santiago Abascal. “Farsa”, “mentira”, “ataque”, “falta de respeto”... El líder de la ultraderecha de lleno contra Sánchez: “Un golpe contra el Estado de Derecho” y “amenazas a la oposición democrática”. “Por esto tendrán la moción de censura que merecen”, le ha soltado.
La estrategia de Sánchez ha pasado entonces por hablar de la “coordinación” en las preguntas entre el PP y Vox. El presidente ha remarcado que se trata de un “Gobierno legítimo” que funciona “razonablemente bien”, no como el de Madrid que apoya Vox. Le ha reprochado a Abascal que ha dejado claro que ilegalizaría a la mitad de los partidos y a la mitad de los españoles que no piensan como él. “Eso en política tiene un nombre”, ha remachado.
Ha querido Sánchez meter a Casado en este cara a cara con Abascal y se ha dirigido a él para decirle que aclare qué va a hacer con la moción. “Le insto a que rectifique, centre y modere a su partido”, ha indicado.
Una tensión que iba subiendo por momentos. Cuca Gamarra, que llegó con fama de moderada, ha subido muchísimo el tono contra la vicepresidenta, Carmen Calvo, a la que ha reprochado que “siendo tan feminista” apoye el “machismo” de Iglesias.
Han sido momentos de mucho alboroto en las bancadas y Calvo le ha pedido “tranquilidad”, diciendo que le recordaba a Cayetana Álvarez de Toledo. “Paren de hacerle el trabajo a la ultraderecha”, ha enfatizado Calvo. Gamarra no ha bajado el estilo cortante y ha lamentado “los instintos autoritarios del Gobierno”.
Llegaba otro de los clímax: Teodoro García Egea vs. Pablo Iglesias. Un bronco ‘número dos’ del PP ha ido al cuello directamente y le ha dicho que va a ser juzgado “por machista”. ”¿Qué siente al estar sentada junto a un señor que va a ser juzgado por machista? Espero que se lo lleve de la mano a la próxima manifestación”, ha subrayado en referencia Calvo, reprochando además el silencio de la ministra de Igualdad.
Iglesias ha defendido la independencia judicial y le ha recordado a García Egea que “el domingo la señora Ayuso decía abiertamente: “La oposición al Gobierno de coalición soy yo, el rey y el poder judicial”.
Siguiendo este ritmo asfixiante cuando le ha tocado el turno a Macarena Olona (Vox) frente a Iglesias. En su respuesta, el vicepresidente ha señalado que las amenazas de muerte denunciadas por el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón provienen de cuentas vinculadas a Vox y que el Ministerio del Interior ya lo está investigando.
Previamente, la diputada de la ultraderecha ha llegado a manifestar: “Usted es un auténtico matón porque practica el matonismo político”. Y le ha preguntado si siente “el aliento de la justicia” ahora que lleva “la nuca más despejadita”.