Los 8 comportamientos de los pacientes que más molestan a los médicos
Si hacer un diagnóstico fuera tan sencillo como buscarlo en Google, nadie estudiaría Medicina ni haría posgrados ni tendría que pasar años especializándose.
Hay muchos motivos por los que puedes salir descontento de la consulta del médico. En algunas ocasiones, la culpa recae exclusivamente en los médicos, que a veces no se toman en serio las explicaciones de los pacientes. “Hay muchos pacientes que acuden a mí traumatizados por sus experiencias pasadas en el médico”, asegura Casey Kelley, fundadora y directora médica del Case Integrative Health de Chicago. “A menudo, esos pacientes han tenido médicos que los han tratado con desdén durante años y que han quitado importancia a sus síntomas y su sufrimiento”.
En otras ocasiones, la culpa de que el médico no dé con la solución es del propio paciente, por sus comportamientos u omisiones.
No hay necesidad de sentir vergüenza por tus síntomas. Cuanto más sincero seas desde el principio, antes podrá tu médico encontrar la raíz de tu problema. “Te puedo prometer que ya lo hemos visto todo”, asegura Kelley.
Estas son las 10 cosas que más detestan los médicos que hagan los pacientes y qué deberían cambiar para solucionarlo.
Normalmente hay hasta dos oportunidades para explicar el motivo de tu visita: cuando pides cita y cuando te pregunta el médico.
“Nunca falla, siempre hay alguien que me dice que le duele el pecho cuando estamos despidiéndonos”, comenta Alicia Shelly, médica especializada en medicina interna del Wellstar Medical Group (Estados Unidos). “Hay pacientes que están nerviosos y se olvidan de lo que tienen que decir o tienen demasiados problemas y esperan hasta el último minuto para mencionar un síntoma de mayor gravedad”.
“Es importante que tu médico conozca desde el primer momento tus problemas más graves para que les dé tiempo a hacerte las preguntas y las pruebas adecuadas en el poco tiempo que te pueden dedicar”, comenta Shelly.
Es importante que defiendas tu postura como paciente, pero es igual de importante mantener la mente abierta durante tu consulta con el médico.
“He tenido pacientes que me explicaban a mí qué clase de cirugía les convenía más para sus cataratas”, explica Dagny Zhu, doctora en Oftalmología y cirujana. “La medicina es muy compleja. Hacemos muchas pruebas y tenemos en cuenta muchos parámetros y condiciones específicas de cada paciente antes de hacer un diagnóstico y trazar el plan de tratamiento”.
Haz preguntas y resuelve tus dudas con tu médico. Si hacer un diagnóstico fuera tan sencillo como buscarlo en Google, nadie estudiaría Medicina ni haría posgrados ni tendría que pasar años especializándose después de estos posgrados, defiende Zhu.
Una exploración física y una visita al ginecólogo o al dermatólogo al año pueden ayudarte a prevenir futuras enfermedades, pero las demás visitas deben tratar sobre problemas específicos.
“Los exámenes preventivos dependen de lo que necesites según tu edad y tus riesgos específicos”, explica Shelly.
No le pidas a un médico que te haga un examen preventivo cuando lo visites por otro problema de salud concreto, porque podrías comprometer toda su agenda con los demás pacientes.
“Tienes que tener claro para qué has venido. Si estás para hacerte un examen preventivo y tienes otro problema de salud, coge otra cita para otro momento para que podamos dedicarte el tiempo necesario”.
Si tienes muchos problemas de salud, a tu médico le resultará imposible evaluarlos todos en una sola consulta.
“Si le cuentas más de tres problemas de salud, le será más difícil concentrarse y algunos detalles se le escaparán, de modo que la atención será menos efectiva”.
Para evitar que pase eso, cuéntale tus problemas en orden de importancia. Si no estás seguro de cómo priorizarlos, haz una lista por escrito y deja que el médico decida según su experiencia.
Es habitual que los pacientes sientan vergüenza por sufrir ciertos síntomas, pero la falta de información puede afectar a la efectividad del tratamiento.
“Cuando los pacientes no se ponen las gotas para su glaucoma porque les escuece y les da miedo y no nos lo cuentan, los médicos podemos interpretar que su glaucoma ya está fuera de control y que lo mejor es operar, cuando quizás hay otro tratamiento disponible”, expone Zhu.
Lo mismo vale cuando el médico te pregunta cuánto bebes o cuánto fumas o qué drogas consumes.
Al médico no hay que mentirle. Muchas veces ya sabe la verdad, y cuando no, te estás arriesgando a que te prescriba un tratamiento incorrecto.
Si llegas tarde al médico, desajustas toda la agenda de pacientes. Probablemente te tocará esperar y, si consigues que te atienda después, probablemente tendrá menos tiempo para ti.
“Si un paciente llega 15 minutos antes, otro llega a su hora y un paciente anterior llega 15 minutos tarde, acabo teniendo tres al mismo tiempo esperando a ser atendidos”, comenta Shelley.
Algunas personas saltan de médico en médico cuando pasan dos días y no notan una mejoría en su problema.
“El problema es que cada uno de esos médicos ve al paciente por primera vez”, señala Zhu. “Gran parte de nuestra capacidad para diagnosticar depende del análisis de la enfermedad y su respuesta a los medicamentos a lo largo del tiempo”.
Si algo no funciona, un médico que ya conoce tu caso puede probar un nuevo tratamiento basándose en lo que te ha ido bien o mal anteriormente.
“Lo más recomendable es seguir con el mismo médico durante la duración del tratamiento, si es posible”, recomienda Zhu.
Evidentemente hay excepciones: si notas que tu médico no te presta la atención que mereces o no te hace caso, sí que conviene que busques uno que no te haga sentirte invisible.
Este punto es especialmente aplicable a los pacientes que sufren enfermedades crónicas que requieren de un seguimiento constante.
“Es una pena cuando no tenemos tiempo suficiente para resolver todas las dudas de los pacientes”, admite Zhu. “Pero también está la opción de pedir una segunda cita o de resolver dudas por teléfono. Estaremos encantados de ayudar”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.