"Cómo tú bien sabes", y otras nueve falacias argumentales
España, qué tertulias y qué tertulianos...
Somos un país dado a la discusión, a hacer valer nuestra opinión cualquiera que sea el ámbito de conocimiento, pues sabemos de todo.
De un tiempo a esta parte, las televisiones llenan sus horas de programación con todo tipo de tertulias donde los mismos “opinadores” van transitando de canal en canal abordando generalmente los mismos temas desde la misma óptica.
No se engañe, esto no ocurre con afán de recuperar aquellas tertulias románticas que se daban en los cafés de posguerra, esto es porque sale muy económico llenar dos horas de programación con recursos mínimos.
Pero, al margen de los motivos, ¿sabemos debatir? ¿Sabemos argumentar?
Debatir es escuchar, procesar, construir y exponer, sin vehemencia, con respeto a la opinión del otro y sin tratar de imponer. Quien preste atención a uno de esos programas observará que el Fair Play ni llega ni se le espera.
En los últimos días he analizado en diferentes programas las conductas más habituales que desvirtúan el debate limpio y productivo y este es mi Top Ten del despropósito:
- “Como tú bien sabes”: Una trampa muy habitual: llevar al contrario a una encrucijada de donde nunca saldrá bien parado. Si acepta refuerza al contrario si no lo hace se desautoriza.
- “Tú prefieres mantener los coches oficiales aunque haya alumnos en barracones”: Se trata de un falso dilema. Consiste en relacionar dos conceptos que no van parejos y que uno de ellos tiene trascendencia social y atiende a susceptibilidades.
- “Defiendes lo indefendible porque debes muchos favores, eres de estómago agradecido”: Los argumentos son rebajados a lo personal intentando desautorizar al otro, sin pruebas.
- “Todo es mentira porque nadie podrá demostrarlo”: Apelar a la ausencia de pruebas para dar veracidad a algo.
- “Hay muchas investigaciones científicas que dicen que eso es así”: Lo científico parece algo indiscutible, sin embargo, es habitual utilizarlo de forma vaga e imprecisa, sin datos concretos.
- “Eso es una tontería”: Faltar al respeto al otro de soslayo. Las tonterías son exclusivas de los tontos.
- “Vosotros los catalanes siempre queréis más dinero”: A partir de un dato personal (origen) se busca el hecho global (estereotipo) para desautorizarlo.
- ”¿Cómo me hablas de justicia después de lo que hizo tu compañero de partido?”: Se transfieren aspectos negativos de una persona a otra a través de lo que comparten.
- “Ya lo decía Churchill...”: Una cita de un personaje influyente sienta cátedra y parece fuera de toda duda, aunque nunca la pronunciara, como suele ocurrir.
- “Hitler también llegó al poder democráticamente”: Mentar al mismo demonio, habitualmente Hitler, los nazis o el fascismo, da por zanjada una discusión por KO técnico, pero con tongo.
Ahora, añada a estos abusos argumentales un tono de voz elevado, un compañero de tertulia que azuza, ríe y asiente a medida que expone sus ideas, una postura amenazante con una gestualidad ostentosa, con desdén hacia el contrario…y tenemos una escena costumbrista, digna de Galdós o del mismo Mesonero Romanos. Tan nuestra.
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