Cómo los móviles nos están dañando la piel, según los dermatólogos
Quizá no te lo habías planteado.
Se dice que los teléfonos móviles tienen 10 veces más bacterias que un inodoro público. (Piénsalo durante un minuto). En el momento en que nos llevamos el móvil a la oreja, muchas de esas bacterias —aparte del sudor, la grasa y los posibles restos de maquillaje— entran en contacto con la piel y pueden dar lugar a una erupción. Además, se especula con que la luz azul que emiten las pantallas puede envejecer la piel de forma prematura.
La doctora Estee Williams, dermatóloga cosmética y quirúrgica en Nueva York, explica a la edición estadounidense del HuffPost que aunque las bacterias de por sí no provocan necesariamente acné, el resto de suciedad que transporta el teléfono sí puede dañar la piel.
"En el teléfono se acumulan muchas sustancias, y esto teóricamente puede obstruir los poros y acabar provocando acné, pero no las bacterias, sino la suciedad del móvil", señala.
El doctor Joshua Zeichner, director de investigación de Dermatología cosmética y clínica en el Mount Sinai Hospital de Nueva York, afirma que el acné está fundamentalmente causado por motivos genéticos, pero reconoce que si te acercas un teléfono sucio constantemente a la piel puede incrementarse el riesgo de sufrir erupciones.
"Cuando te acercas el teléfono a la cara, en su superficie se acumulan aceites, suciedad y maquillaje, y esas sustancias se transfieren de nuevo a la cara cuando vuelves a coger el móvil, contribuyendo así a la inflamación y al bloqueo de los poros", apunta. Al bloquearse los poros, se impide el flujo libre de aceites naturales de la piel.
¿Se puede evitar de alguna manera?
Tanto Williams como Zeichner señalan que si acude un paciente con un brote o una acumulación de granitos sólo en un lado de la cara, lo primero que le preguntan es por sus hábitos telefónicos.
Para prevenir un brote en potencia, los doctores recomiendan lavar los teléfonos de forma regular con alcohol desinfectante para evitar que se transfieran la suciedad, los aceites y las bacterias. También existen dispositivos, como PhoneSoap, que utilizan luz ultravioleta para desinfectar los dispositivos.
Para las personas con tendencia al acné, Zeichner hace hincapié en la importancia de limpiarse la piel con productos específicos de higiene facial, y quizá también usar un auricular en vez de llevarse el teléfono a la cara. (Esta práctica es recomendable para todo el mundo, de verdad.)
¿Y qué pasa con la luz azul?
Aparte de potenciar las erupciones, se dice que la luz que emiten los teléfonos —luz visible de alta energía, más conocida como luz azul— es responsable del envejecimiento prematuro. Un estudio de 2013 afirma que esta luz puede tener los mismos efectos que los rayos UVA y UVB en la piel. Pero también es cierto que el estudio fue encargado por una empresa de cuidado de la piel, así que, como apunta The Guardian, puede resultar sesgado. (También hay que recordar que ninguna investigación ha concluido que la luz azul esté asociada al desarrollo de cáncer de piel.)
"Algunos datos sugieren que la luz visible de alta energía puede estar relacionada con el envejecimiento prematuro", afirma Zeichner, que añade que actualmente no existen muchos tratamientos preventivos para los efectos potenciales de esta luz, a diferencia de lo que ocurre con los rayos UVA/UVB.
No obstante, "en vez bloquear esta luz directamente, podemos compensarla usando productos por vía tópica como antioxidantes, que actúan como extintores. Estos ayudan a neutralizar el daño de los radicales libres que puede estar causado por varias fuentes, entre ellas la luz visible de alta energía". (Para ello recomendamos un buen sérum de vitamina C.)
A día de hoy no se ha investigado lo suficiente como para concluir que la luz azul es dañina para la piel. De hecho, esta luz también está presente en la luz solar y la emiten aparatos como lámparas fluorescentes, pantallas de televisión y ordenadores, por lo que cuesta señalar a los teléfonos móviles como la única causa de los signos de la edad en el rostro.
Además, la cantidad de luz que emiten nuestros teléfonos es bastante baja, apunta Estee Williams, que añade que ella ni se lo plantea como un problema.
"En términos cutáneos, nunca he encontrado nada que demuestre que usar móviles causa puntos negros o arrugas", asegura Williams.
No obstante, si te preocupa mucho la piel puedes acudir al dermatólogo para dar con la rutina facial que más te convenga. Pero si limpias el móvil de forma regular y te cuidas la piel (la lavas, usas protector solar y aplicas productos ricos en antioxidantes), no deberías estresarte.
"Diría que la tecnología tiene sus beneficios, pero ahora estamos descubriendo que también tiene algunos inconvenientes, en el sentido de que puede empeorar el acné y favorecer el envejecimiento", apunta Zeichner. "Tenemos que ser conscientes de esto y tratar de compensarlo con nuestra rutina de cuidados de la piel", zanja el experto.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano