Cómo lograr que Madrid abrace la bici como París, Vitoria o Bogotá
Fernando García, alcalde de Madrid de la bicicleta, apunta las claves para moverse sin miedos por Madrid y destierra tres falsos mitos que impiden ponerse a pedalear.
Se nos ha olvidado rápido que es posible vivir en una gran ciudad con aire más limpio, sin ruidos de claxon y motores, con una tranquilidad que parecía quimérica hasta que llegó el Covid 19 y el mundo se paró. “Un año y medio más tarde de que se declarara la pandemia hay más coches que antes” dice Fernando García, alcalde de la bicicleta en Madrid, consciente de que se ha perdido una oportunidad de oro. Y es que dentro del horror de esos primeros meses encerrados en casa, cualquiera era capaz de reconocer que las ciudades podían y debían ser sostenibles. Habría sido el momento idóneo para apostar por la bici.
“No hemos aprovechado la pandemia para olvidarnos del coche y subirnos más a la bici. En otras ciudades no han dejado escapar la ocasión, como París, donde se realizan un millón de trayectos en bici al día, en Londres o en Bogotá, lugares en los que se han dado pasos de gigante. En Madrid se realizan menos de un 1% de trayectos al día” explica García, que desde septiembre es alcalde de la bici en Madrid.
“Ser alcalde de la bicicleta es una figura simbólica cuyo fin es divulgar y motivar a usarla, explicando las razones por las que la bici tiene que pasar a ser uno de los principales medios de transporte urbanos”. Bycs, una compañía de emprendimiento social holandesa, selecciona alcaldes en 120 ciudades del mundo, con el objetivo de actuar con gobiernos municipales, concejales, movilidad, urbanismo, en el ecosistema de la bici, en medios y redes, y en el público en general. “Lo esencial para incentivar el uso de la bicicleta es que exista una red de carriles bien protegidos, es el único factor crítico para que despegue la bici. Esta es mi tarea principal”.
Fernando García quiere desmontar la idea de que quien va en bici debe ser un enamorado desde siempre. Él montaba de pequeño, como muchos otros niños, en el barrio o durante las vacaciones, también durante sus años de universitario en Inglaterra, donde estudió Empresariales. Pero al regresar a España no se le ocurrió cogerla durante muchos años, hasta que por trabajo se mudó a Lima y luego a Sao Paulo, y se convirtió en su medio de transporte habitual hasta hoy. “Voy en bicicleta porque desde la sostenibilidad del planeta y por como vivimos los espacios en las ciudades, posiblemente sea la palanca que más rápido y con más facilidad puede provocar un cambio. Los holandeses dicen que ir en bici es ir andando deprisa, y para mí es muy cómoda”.
Para que cada vez más gente se sume a este sostenible medio de transporte, hay tres factores sobre los que actuar.
Las infraestructuras
“Imprescindible contar con una red de carriles bici protegidos que recorran todas las grandes vías de comunicación de una ciudad. Y que conecten las principales vías con los centros de trabajo, educativos y comerciales y también con los barrios, tanto para viajes largos, medios y cortos.
La realidad es que más de las tres cuartas partes de los viajes que se hacen al día son de menos de 10 km. Un viaje de 10 km en una ciudad es más rápido en bici que en transporte público, por eso la bici es tan competitiva. La red de carriles bici es fundamental para que se use de manera equitativa y universal”.
La conveniencia
“Los aparcamientos son esenciales. La gente necesita donde guardar la bici de manera segura cerca de su hogar, en los centros de trabajo y en las escuelas. Ahora mismo, con la normativa vigente en la mayoría de las calles es ilegal aparcar la bici, en ocasiones hay que hacerlo a 700 m de distancia. Esto hace que no se cumpla el puerta a puerta, que es uno de los puntos básicos de la conveniencia en su uso.
Las normativas no facilitan que nos animemos más a coger la bici. Se protege más el coche y falta señalización que facilitaría el uso. También existen pocos incentivos. En Francia hay incentivos para deshacerte del coche, aquí son para que te compres otro. Los programas de movilidad ciclista brillan por su ausencia, de la misma manera que los incentivos a las empresas para fomentar la movilidad en bici entre su plantilla”.
La intermodalidad
“Las ciudades donde están más extendidos los desplazamientos en bici destacan por las facilidades para que forme parte de la intermodalidad –utilizar distintos medios de transporte para llegar al destino-. En Holanda muchos de los viajes en tren están incentivados por la posibilidad de ir a la estación en bici, dejarla en aparcamientos adecuados, y disponer de un sistema público de bicis en destino, una vez que te bajas del tren. Esto permite que los viajes más largos interurbanos se realicen sin coche y con rapidez”.