Cómo la realidad virtual ayudará al medioambiente
Esta tecnología inmersiva será una revolución en cuestiones ecológicas.
Un estudio reciente de académicos de la Universidad de California, Santa Barbara, explica el devastador efecto del plástico en el medioambiente. Se han producido 8.300 millones de toneladas desde los años 50, lo que equivale a mil millones de elefantes.
Si esparciésemos todo el plástico dejando hasta la altura del tobillo, cubriría la extensión de Argentina. Además, alrededor del 80% del total nunca se ha reciclado y termina en vertederos, lo que supone que si seguimos manteniendo los niveles actuales habremos producido 34 mil millones de toneladas en 2050.
Los números son impactantes, ¿pero es suficiente? A pesar de que pensemos: 'Qué asco, tenemos que hacer algo'', ¿cuántos de nosotros cambiaremos nuestros hábitos de consumo después de leer esto?
Nos han repetido por activa y por pasiva el problema que supone la reducción de la capa de ozono, el deshielo, las temperaturas extremas y la pérdida de biodiversidad, pero muchos de nosotros vivimos en un mundo en el que no se aprecian los cambios de un día para otro.
Como ya indican los activistas medioambientales, esta es una de las razones principales por las que seguimos fallando a la hora de combatir el cambio climático y el efecto que nuestro propio comportamiento tiene en el planeta.
Jeremy Bailenson, profesor de comunicación en la Universidad de Stanford, ha dado un paso al frente. Bailenson coordina el Laboratorio de Interacción Virtual y Humana (VHIL) y el año pasado su equipo puso en marcha un juego de realidad virtual que busca no solo explicar la acidificación del océano, sino también generar una respuesta activa en los participantes.
"Uno de los retos más importantes a la hora de acabar con el irrevocable cambio climático es que la gente visualice cómo conducir un coche de combustibles tradicionales o vivir en una casa poco eficiente energéticamente contribuye al problema", explica Bailenson. "La realidad virtual puede dar a todo el mundo, independientemente de donde vivan, el tipo de experiencia necesaria para generar la urgencia requerida para prevenir un desastre ambiental".
Previamente, la VHIL desarrolla una serie de experimentos utilizando realidad virtual y los resultados son espectaculares. Han descubierto que cuando una persona ha tenido una experiencia de realidad virtual en la que cortaba un árbol, esa persona estaría más dispuesta a preservar el papel.
Cuando han tenido la experiencia de darse una ducha y al mismo tiempo ver un avatar consumiendo carbón, equivalente a la energía que se utiliza, los usuarios son más dados a ahorrar agua. Comparándola con ver o leer acerca de cuestiones medioambientales, la realidad virtual se presenta más efectiva a la hora de cambiar los hábitos a mejor. La inmersión de realidad virtual genera una mentalidad más empática en la gente que vive la experiencia, lo que hace que después tengan más tendencia a tomar cartas en el asunto.
A partir de experimentos sencillos, el equipo de Stanford decidió centrar su atención en la acidificación del océano. A través de este proceso, los océanos absorben el dióxido de carbono producido por los humanos, causando que el Ph del agua se reduzca radicalmente y altere el medioambiente, matando numerosos especies marinas.
Teniendo esto en cuenta, el laboratorio VHIL ha creado una experiencia de realidad virtual alrededor de la barrera de la isla italiana de Ischia, donde el efecto natural de las chimeneas volcánicas da lugar a la misma acidificación que la contaminación. A través de la realidad virtual el usuario se convierte en parte del coral y vive una versión acelerada del proceso de acidificación, mientras el dióxido de carbono cambia el entorno habitual de colores brillantes a uno oscuro y sin vida.
La realidad virtual es especialmente impactante en iniciativas como estas porque es un ambiente que muchos de nosotros no tenemos la oportunidad de ver, igual que las placas de hielo del círculo polar o las selvas tropicales.
De Realidad Virtual a Realidad Aumentada
El periodista de la BBC David Attenborough también ha producido una experiencia de realidad virtual en relación con los arrecifes de coral. El espectador tiene la oportunidad de acompañarle en un recorrido por la Gran Barrera de Coral, recordándonos que la pérdida de color del coral a causa de la contaminación es una gran amenaza para una de las maravillas naturales del mundo.
De forma similar, el cineasta Michael Owen ha producido una película de VR sobre el Lago Bakal (Rusia), un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que es fuente de agua fresca en peligro. "El espectador puede establecer una conexión visceral con el lugar y la gente que lo está viendo puede desarrollar un sentido de empatía", explica Owen. "Esto hace de la realidad virtual una herramienta poderosa para atraer a más personas y cambiar sus opiniones".
Además de realidad virtual, la realidad aumentada también puede ayudar. La mayoría de la gente conoce este concepto gracias a juegos como Pokemon Go o a través de distintas aplicaciones que se pueden descargar en un smartphone y funcionar como una guía de recorrido virtual para distintas ciudades.
Pero también hay oportunidades para juegos y concepto de carácter medioambiental, como el que ha creado el equipo holandés detrás de Doom Prepper Sailors. Combina barcos de control remoto con realidad aumentada para dar lugar a un juego cuyo objetivo es limpiar los restos de plástico de ríos y canales, así como potenciar la concienciación a largo plazo sobre la contaminación de aguas.
La realidad virtual también está logrando un impacto de maneras más indirecta. Los arquitectos están incrementando su uso para conseguir diseñar edificios lo más eficientes y respetuosos con el medioambiente posible. Un buen ejemplo es cómo a través de la realidad virtual pueden descubrir una mejor utilización de la luz natural, reduciendo la dependencia a fuentes artificiales.
También se ha convertido en un factor importante para garantizar el bienestar animal gracias a experiencias como iAnimal, una angustiosa pero necesaria inmersión en las granjas. Si consigue que pensemos más sobre la carne que consumimos, puede ser un buen resultado para el planeta. Según el World Watch Institute, la agricultura animal es responsable del 50% de los gases de efecto invernadero de todo el mundo.
Así que mientras que la realidad virtual sigue siendo una tecnología que todavía no es mainstream será una enorme oportunidad para concienciar sobre cuestiones medioambientales cuando se extienda. Después de todo, si te encuentras caminando sobre un entorno inmersivo en el que millones de kilómetros de los paisajes están cubiertos de plástico, no lo olvidarás fácilmente.
Todavía más, pensarás más seriamente sobre cómo puedes cambiar tus hábitos para hacer algo al respecto.
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