Cuando empieza a apretar el calor y los termómetros llegan a los 40 grados, comienzan los consejos: no salir a la calle a horas de pleno sol, beber mucha agua... Pero muy poco se habla de la comida. Y en días así, la alimentación puede ser la aliada perfecta para combatir el calor.
Aunque en la mente solo haya espacio para el agua y los helados, hay otros elementos para combatir el calor comiendo.
Los mejores alimentos son aquellos que ayudan a hidratarse: la fruta y las verduras. “El 80% de lo que nos aporta es agua, son alimentos poco calóricos, poco densos”, concreta Lluis Serra-Majem, catedrático de Salud Pública y Medicina Preventiva de la Universidad de Las Palmas
Además, en verano hay una amplia gama de alimentos de temporada perfectos para mantenerse hidratado y aliviar el calor: sandía, melón, cerezas, pepino, tomate o pimientos. Se pueden tomar en piezas o en batidos, zumos naturales o cremas frías.
Aunque las frutas y las verduras sean los súperalimentos de la temporada, además de lo que más suele apetecer, no hay que olvidar otros básicos de la dieta mediterránea como son las legumbres.
Marta Garaulet, catedrática de fisiología y nutrición de la Universidad de Murcia e investigadora en la Universidad de Harvard, asegura que son “cruciales” ya que tienen un alto contenido en hidratos de carbono y proteínas así como mucha fibra, minerales, vitamina B e hierro. El problema es que muchos solo conciben las legumbres como platos calientes de cuchara y acompañando a otros productos de alto contenido calórico –lentejas, pucheros, guisos...–.
La clave en verano es reconvertir estos productos en ensaladas y acompañarlos de arroces o patata. Hay que tomarlos entre dos y tres veces a la semana, recuerda Garaulet.
Llegado el verano es aún más recomendable dividir las comidas en varias tomas diarias. “Así, podemos ingerir lo que nuestro cuerpo necesita sin hacer comidas demasiado abundantes que acentúen nuestra sensación de calor”, explica la dietista-nutricionista, un buen reparto de comidas puede ser en cinco o seis tomas diarias, Laura Isabel Arranz.
La especialista destaca las ventajas de repartir las tomas: “Suele ayudarnos a digerir mejor, aprovechar mejor los nutrientes y no tener sensación de pesadez o somnolencia” que provocan las digestiones fuertes. Aunque admite que no es una regla universal, sino que depende de cada persona. Comer más veces equivale a tener más oportunidades para comer y si no se hace una elección idónea de los alimentos puede tener un efecto negativo.
Con 35 grados a la sombra, lo que más apetece, indudablemente, son los alimentos fríos. Sin embargo, no hay que llegar a extremos, advierten los especialistas. “En días de mucho calor, tomar algo muy frío puede suponer un shock térmico. Lo mejor es tomar alimentos y bebidas frescas pero sin que la temperatura sea extremadamente fría para evitar efectos adversos que pueden darse en forma de molestias gastrointestinales”, aconseja Arranz.
“Los tuaregs en el desierto toman líquido a 35 grados y obtienen un buen balance porque no tienen que gastar energía para adaptar la bebida a la temperatura corporal”, ejemplifica por su parte Serra-Majem.
Aunque para muchos el mejor remedio para combatir el calor sea una caña fría, este producto se puede convertir en adversario más que en aliado. “El alcohol no hidrata, deshidrata y favorece la pérdida de agua. Una cosa es una cerveza y otra, cuatro; una cosa es un vaso de vino y otra, cuatro vasos”, matiza Serra-Majem.
▶️ Ingredientes (para 2 personas): 4 o 5 patatas, una naranja, unos 200 gramos de bacalao desalado desmigado, una cebolla tierna o cebolleta, un puñado de aceitunas negras sin hueso. Para aliñar: aceite de oliva, vina...