¿Cómo identificar la depresión en la adolescencia?
Estos son los síntomas más comunes.
Hace ya un lustro, la OMS afirmaba en su informe especial, Salud para los Adolescentes del Mundo (2014) que la depresión no es solo la principal enfermedad entre los jóvenes de 10 a 19 años, sino que además es el principal motivo de discapacidad entre los adolescentes de ambos sexos. Diferentes estudios señalan prevalencias de depresión en la adolescencia que oscilan entre el 5% y el 8%, afectando a chicas y chicos de todo estrato económico y cultural.
Adolescencia no es sinónimo de crisis, pero se trata de una etapa que merece especial atención. La adolescencia per se constituye una etapa de cambio, una etapa de transición de la infancia a la edad adulta que conlleva un proceso de adaptación a las nuevas demandas del contexto. El mundo del adolescente se expande continuamente. El grupo de iguales constituye la base para su socialización, la creación y mantenimiento de vínculos afectivos y la conformación de la propia identidad. En este camino de descubrimiento, los padres acostumbran a sentirse desplazados o excluidos de lo que está ocurriendo en la cabeza del adolescente.
A menudo encontramos férreas resistencias en madres y padres a aceptar que su hijo/a esté atravesando una depresión. Adolescencia y depresión parecen ser percibidos como dos conceptos antagónicos y resulta complicado asimilar que sus retoños padecen una enfermedad generalmente atribuida a la edad adulta. Pese a que lo síntomas son visibles para terceros, para los padres resulta difícil dimensionar correctamente el problema. En una etapa convulsa y con estados cambiantes, es complicado reconocer si se trata de un conflicto pasajero o si es necesario buscar apoyo terapéutico. Es algo arraigado en el imaginario colectivo, que tiende a atribuir a “la edad” cualquier cambio de humor, problema de conducta o estado decaído.
Poco se sabe sobre la etiología de la depresión. Sin embargo, podemos identificar una serie de factores de riesgo: antecedentes familiares con trastorno mental, elevada autoexigencia, baja autoestima, introversión, dificultades para socializar. Tambíen son relevantes las vivencias recientes estresantes como muerte de persona cercana, separación de progenitores, conflictos en el grupo de iguales o fracaso escolar.
La depresión en la adolescencia, ya sea un episodio de depresión mayor o un trastorno distímico, conlleva una serie de síntomas y entre los más comunes encontramos los siguientes:
- Se muestra irritable y con estados de humor cambiantes. En algunos momentos es impaciente e irascible, con una menor tolerancia a la frustración de lo habitual, en otros parece apagado/a o triste.
- Disminuye el entusiasmo por sus actividades favoritas, mostrando actitudes de apatía y aburrimiento.
- A pesar de puede parecer agitado/a en algunos momentos, generalmente muestra cansancio o falta de energía.
- Se retrae y disminuye su interacción con el grupo de iguales, mostrándose introvertido.
- Frecuentemente se muestra distraido/a y dubidativo/a, con dificultades de concentración y dubitativo/a.
- En algunos momentos, puede presentar una actitud desafiante, con una mayor presencia de conflictos con padres, educadores/as y grupo de iguales.
- Parece no estar conforme con su propia imagen o su cuerpo, con sentimientos de escasa valía e inferioridad.
- Somatiza o se queja de síntomas físicos sin explicación aparente, son frecuentes los dolores de cabeza, espalda y estómago.
- Muestra alteraciones del sueño; tanto dificultades para conciliar el sueño como despertares en el tramo medio o final. O por el contrario, síntomas de hipersomnia, con dificultades para despertarse o salir de la cama.
- También son frecuentes las alteraciones en apetito, tanto por exceso como por defecto.
- Se muestra reacio/a a realizar tareas académicas y disminuye el rendimiento escolar.
- Puede descuidar hábitos de cuidado, higiene y deportivos.
- Son frecuentes las conductas de riesgo e incluso autolesivas. Los cortes o quemaduras son especialmente comunes entre las adolescentes.
- Pueden aparecer pensamientos nihilistas recurrentes e ideación suicida. Si los expresa, puede decir que nada tiene sentido, que no quiere ser nada de mayor, o incluso que quiere morir.
Madres y padres deben valorar si estos signos son reactivos a algún conflicto concreto, o por el contrario se producen sin motivo aparente y de manera frecuente. Cada depresión es un proceso individual y los síntomas varían de caso a caso. No todos los síntomas anteriores deben estar necesariamente presentes y el diagnóstico debe ser realizado por un psiquiatra o psicólogo colegiado. Como adultos, generalmente lo más adecuado es expresar nuestra preocupación y preguntar al menor cómo se siente. En este caso, es importante mantener una actitud de escucha y respeto, sin juicios ni sermones, y ofrecer la posibilidad de buscar apoyo psicoterapéutico.
Los rápidos cambios biológicos y psicosociales que se producen durante y tras la pubertad ponen del revés el mundo del adolescente. Se trata de un periodo particularmente relevante en la cimentación de la personalidad y sentará las bases de una buena salud e integración en la edad adulta. Es por ello por lo que es especialmente relevante la detección e intervención temprana; la depresión debe ser atajada con los recursos adecuados tanto para evitar el sufrimiento en el presente, como para minimizar su impacto en la futura vida adulta.