Seis consejos para hablar con una persona con la que no tienes nada en común
Si eres de esas personas que no hablan con desconocidos por miedo a su reacción y no por falta de ganas, presta atención.
Pocas cosas dan tanto miedo como hablar con una persona a la que no conoces. A veces das por hecho que tenéis rasgos y gustos en común y acabas diciendo algo que la otra persona percibe como ofensivo, sobre todo si es de otra generación, de otra religión o de otro nivel social o educativo.
Se trata de un miedo muy habitual entre la gente, asegura Juliana Schroeder, profesora auxiliar en la Universidad de California, cuya investigación se centra en cómo las personas hacen deducciones las unas de las otras antes de iniciar una conversación en una cena, en una reunión o en el transporte urbano.
En lo que respecta a conversar con desconocidos, Schroeder sabe de lo que habla. En un estudio de 2014 que realizó con un compañero, descubrió por qué la gente tiende a ignorarse en los buses y los trenes en vez de buscar algo en común.
“Analizamos diversas razones psicológicas por las que a la gente no le apetece hablar con desconocidos, especialmente la posibilidad de sentir el rechazo de la otra persona e ignorancia pluralista”, expone.
En el estudio se define ignorancia pluralista como la creencia de que el desinterés de las otras personas en conectar contigo es mayor que el interés que tienes tú en conectar con ellas.
“En nuestros experimentos, todo el mundo decía que se veían a sí mismos con más ganas de hablar que a los demás con ganas de seguirles la conversación”, comenta Schroeder.
En cuanto al miedo al rechazo social, la mayoría de los participantes contestaron que creían que más del 50% de los viajeros se negarían a hablar con ellos, pero solo el 5% dijeron basarse en una experiencia previa para afirmar eso.
“La gente tiende a magnificar las probabilidades de ser rechazada. Muchos ni siquiera intentan hablar con otras personas porque ven que llevan los cascos puestos, pero eso no quiere decir necesariamente que no quieran hablar”, opina Schroeder.
Jeanne Martinet, autora de Mingling With the Enemy: A Social Survival Guide for Our Divided Era, señala que la mayoría de las personas tienen miedo a hablar con desconocidos en cualquier tipo de reunión social.
“Lo desconocido siempre da miedo, pero creo que, a la hora de hablar con un desconocido, los dos miedos principales son parecer bobos o quedarse atascados en una conversación que no va a ninguna parte”, explica.
Pero lo cierto es que hablar con un desconocido puede ser “tan estimulante y enriquecedor como viajar”, opina Martinet.
Si eres de esas personas que no hablan con desconocidos por miedo a su reacción y no por falta de ganas, presta atención a los consejos de Martinet y otros expertos.
“Cambia de mentalidad y empieza a pensar que todo el mundo tiene algo interesante, y depende de ti descubrirlo”, propone Georgie Nightingall, fundadora de Trigger Conversations. “De este modo, tu mente estará preparada y tendrá curiosidad”.
Empezar una conversación con la voluntad de que va a salir bien y comprometiéndote a buscar el lado interesante de la otra persona es una garantía.
También es importante comprender que no hace falta tener nada en común con la otra persona para que te resulte interesante. Solo necesitas mostrar curiosidad y ganas, sostiene Nightingall.
“No te tiene por qué gustar su afición favorita para que podáis hablar de ella. Eso mismo, si lo enfocas bien, es una oportunidad de aprender”.
Con 30 años, Dianna Booher empezó a trabajar como asesora con varios ejecutivos de todo el mundo que le doblaban la edad. Durante el día, Booher dirigía retiros y talleres. Por las tardes y las noches, tenía que asistir a eventos y reuniones donde la historia cambiaba.
Cuando le tocaba uno de estos eventos, siempre pensaba: ”¿Qué puedo decir que les resulte interesante?”.
“Era consciente de que todos estos ejecutivos tenían más experiencia y conocimientos que yo”, comenta Booher. “En mi mente, me consideraba mundana y simple, por debajo de su nivel”.
Al final, aprendió un truco que siempre le funciona: no necesita buscar temas interesantes, solo necesita ser buena escuchando. Según la Harvard Business School, hacer preguntas sobre lo que te acaba de contar la otra persona es clave para que estas conversaciones funcionen.
“A la mayoría de la gente le encanta contar su vida y sus logros, así que deja que lo haga”, recomienda Booher.
Presta atención, muestra interés y haz preguntas inteligentes: “La otra persona pensará que es la conversación más profunda que ha tenido ese día”.
Dado que saber preguntar es la piedra angular de una conversación con un desconocido, prepárate un comodín con un listado de preguntas genéricas, sugiere Debra Fine, autora de The Fine Art of Small Talk.
Puedes preguntar sobre los temas más candentes de la actualidad, la nueva tendencia que has visto en las redes, la rutina en la pandemia, los mejores viajes que haya hecho, etc.
Otras preguntas genéricas que propone Fine son: ¿Qué haces en tu tiempo libre? ¿Qué haces cuando no te toca cuidar de tus hijos? ¿Qué te gustaría hacer cuando acabes los estudios?
Fine recuerda que también puedes intercalar comentarios y preguntas mientras te están respondiendo: “Entiendo lo que quieres decir”, “Me parece muy buena idea”, ”¿Y después qué pasó?”, ”¿Puedes ponerme un ejemplo de eso?”.
Está demostrado que mostrar tus emociones a otra persona mejora vuestra relación. Compartir algo personal que te ha sucedido, sobre todo si es algo que te hace sentir vulnerable, fortalece la conexión entre ambos.
Si quieres que una persona comparta contigo su verdadera personalidad para ir más allá de una conversación superficial, es posible que tengas que dar el primer paso, indica Nightingall.
Lo que compartas no tiene por qué ser una experiencia sonrojante ni el tropiezo del otro día. Cuando conoces a otra persona, puedes abrirte aunque solo te pregunte: ”¿Qué tal?”.
“Cuando alguien me pregunta qué tal, le cuento algo significativo que me ha sucedido ese día, cómo me siento o lo que estoy pensando”, comenta Nightingall. “Eso les ayuda a mostrar curiosidad y luego yo puedo reciprocar esa curiosidad”.
Si empiezas a hablar con alguien completamente diferente de ti, y más si es un asunto controvertido, no olvides que es más importante llevar la conversación a buen puerto que demostrar que tienes razón. Sobre todo si es un compañero de trabajo.
Si piensas que vais a acabar discutiendo, cambia de tema antes de que sea tarde.
“En vez de discutir de forma acalorada con alguien que opina lo contrario a ti en asuntos como el cambio climático o la política, puedes hablar de aquella tormenta que viviste cuando eras niño o de curiosidades como las pocas arrugas que tienen las personas que viven en climas lluviosos”, recomienda.
A veces, el cambio de tema tendrá que ser drástico para que la conversación siga siendo productiva.
Prepárate para lo peor, sobre todo si te gusta tener todo bajo control, pero empieza la conversación con buenas expectativas. Las investigaciones demuestran que hablar con personas nuevas es una forma de levantar el ánimo, aunque al principio te dé miedo, comenta Schroeder.
“Nuestro estudio demostró que una persona que habla con desconocidos expresa una felicidad mayor. Las personas que recibieron la tarea de hablar con un desconocido durante el estudio manifestaron una felicidad mayor que las personas a las que se les pidió que hicieran lo que prefirieran (que, en la mayoría de los casos, fue no hablar con nadie)”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.