Cómo ha conseguido Antonio Banderas quitarse la etiqueta de 'latin lover'

Cómo ha conseguido Antonio Banderas quitarse la etiqueta de 'latin lover'

El malagueño que opta al Oscar a Mejor actor, lleva años cargando con la etiqueta de 'mal actor'.

Antonio Banderas en 'Desperado' (1995) y en 'Dolor y gloria' (2019).

Un andaluz que ha centrado su carrera en Hollywood en hacerse pasar por mexicano.

Ese podría ser el resumen perfecto de la trayectoria de Antonio Banderas al otro lado del charco. El malagueño, que lleva desde 1992 en Estados Unidos, se ha ganado la simpatía internacional. Pero no ha sido hasta este 2020 que, gracias a Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar, ha conseguido poner a sus pies a la Academia estadounidense con una nominación al Oscar de Mejor actor protagonista que, por sí misma, sabe ya a gloria para el malagueño. Es el tercer intérprete español que opta a la estatuilla, los otros dos que la tienen son Penélope Cruz y Javier Bardem.

“Un Oscar es algo muy difícil de conseguir, prefiero no pensar ni siquiera en ello”, confesó en Los Ángeles Times. Para Banderas su papel en la cinta es“un regalo” de Almodóvar hacia él, que se ha acabado materializando con esta nominación. 

Su papel como Salvador Mallo es un trabajo culmen a una carrera en Hollywood plagada —salvo honrosas excepciones— de roles de latino o de películas juveniles como Spy Kids o El gato con botas, eso le ha pesado incluso ha hecho que se gane la etiqueta de ‘mal actor’. Aquí es vox pópuli que Antonio Banderas es un pésimo actor. 

A pesar de que Banderas y conoció el éxito en España a finales de los 80 y principios de los 90 de la mano de Pedro Almodóvar por cintas como Matador (1986) y ¡Átame! (1989), que le valieron las nominaciones al Goya, en Hollywood su carrera ha sido otro cantar. Prolífica, mediática, pero no demasiado alabada por la crítica.

El malagueño cruzó el charco hacia el Paseo de la fama convertido en latin lover en el documental En la cama con Madonna (1991) y más de 25 años después le sigue costando quitarse esa etiqueta de rompecorazones. De hecho, ha ido repitiendo ese papel en su trayectoria estadounidense. Véase Two Much (1995), Four rooms (1995) o Pecado original (2001).

  Antonio Banderas, en 'Two Much'.

La explicación parece obvia: dinero. Y lo lógico es que cualquier actor en su lugar habría hecho lo mismo. “Entonces pensaba ’tengo que hacer lo que me ofrezcan, de lo contrario no puedo sobrevivir aquí en esta jungla”, dijo el malagueño a The New York Times recientemente.

Fue por aquella época, a finales de los 90, cuando Banderas hizo uno de los papeles más recordados de su carrera: La máscara del zorro (1998). “Definitivamente el papel para el que nació Banderas”, señalaron en su estreno en The New York Times. Un rol de bandolero mexicano que ya había probado con Desperado en 1995, del que The New York Times dijo que “no se sostiene por ningún lado”, y que repitió con la secuela de la saga del héroe enmascarado La leyenda del zorro (2005). El sex symbol malote y latino que le encasilló todavía más.

No se sostiene por ningún lado
'The New York Times', sobre la actuación de Banderas en 'Desperado' (1995)

Lo que parece que no ha calado tanto en la memoria colectiva han sido papeles como el de Philadelphia, donde hizo de pareja de Tom Hanks, o su papel en Entrevista con el vampiro como en del líder vampírico Armand. Ambas películas aclamadas por la crítica. “Banderas muestra el tipo de presencia convincente y carismática que un maestro vampiro debería tener”, señalaban en Variety, situándole por encima de sus compañeros de reparto Brad Pitt y Tom Cruise. Dos de los papeles que le podrían haber salvado del encasillamiento fuera de España.

“Sí, es cierto ha hecho esas películas, pero igual que otros actores. Mira Matthew McConaughey que ha hecho toda la vida películas de comedia no muy relevantes hasta que rodó, por ejemplo, El lobo de Wall Street, y demostró que es un actorazo”, cuenta Gerardo Sánchez, director del programa Días de cine (TVE).

“Banderas llegó con los Reyes del Mambo, Two Much y Philadelphia. Empezó fuerte. Pero cuando llegas a un sitio hay que hacer los papeles que te den. No creo que haya que quedarse con el tipo de películas que ha hecho, que tampoco creo que sean malas”, añade. “Hay que comer de algo”.

A raíz de su relación con Melanie Griffith, que nació en Two Much, la espectacularización de su vida llegó más allá de las pantallas. Combinar sus películas de entretenimiento con sus apariciones en revistas del corazón, lo convirtieron más en carne de paparazzi que en un actor de referencia.

No solo de hacer de bandolero se vive en Hollywood. Está más que demostrado que los taquillazos en Hollywood llevan el sello ciencia ficción —hola, Vengadores— y Banderas no iba a ser menos. El chavea que aterrizó en Los Ángeles para triunfar también dio el salto al género (para bien o para mal). 

Su papel como padre de la saga Spy Kids le abrió un nuevo camino, en el que se incluye su papel en Four rooms —nominada a los premios Razzies—, la fatídica Enemigos —catalogada como la peor película de los 2000, según Rotten Tomatoes— y Los Mercenarios 3, donde su personaje caricaturesco da el toque de humor forzado a la cinta. Y lo mismo hizo en Los Amantes Pasajeros. Su breve intervención en la película de Almodóvar se centraba en forzar un andaluz exagerado con chascarrillos continuados.

Tampoco le salva el filme alternativo Autómata (2014), del que el crítico de El País Carlos Boyero dijo: “Todo es un disparate. No se salva nada. Incluida la interpretación de Banderas”. Y eso, a pesar de que el experto ha afirmado sentir admiración por su carrera en más de una ocasión.

Tuvo mejor suerte al introducirse en el mundo de la animación con su mítico doblaje El gato con botas de Shrek y sus secuelas. En la animación la exageración del acento y la caricaturización de los personajes son licencias que tiene mejor acogida que en las películas de acción real.

Lejos de lo que se pueda pensar por su trayectoria. La crítica tiene en gran estima el trabajo de Banderas. Ser uno de los primeros españoles en ir a Hollywood y triunfar durante tantos años allí no es fácil. 

“Creo que se había consagrado ya como buen actor, tampoco creo que lo demuestre sólo ahora con Dolor y Gloria”, detalla Sánchez. Esta película ya le había valido el premio del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York y del Festival de Cannes y de los medios estadounidenses.

“La representación emocionalmente cruda de Banderas de un hombre que encuentra renovación después de rendirse a la desesperación es la actuación que se ha quedado conmigo”, señalan en el estadounidense Herald. Por su parte, Sánchez tiene un favorito claro en Joaquin Phoenix (Joker), pero no descarta la opción de Banderas. “Para mí, cualquier interpretación está a años luz de la de Joaquin Phoenix. Entre los restantes, Banderas está al mismo nivel que los demás”, detalla. 

Almodóvar es un personaje que atrae mucho en Estados Unidos, le han pedido que vaya con ellos y nunca ha querido, le han tirado mucho los tejos
Gerardo Sánchez, director de 'Días de cine' (TVE)

Las apuestas colocan al español en el cuarto puesto entre los cinco nominados. El primero, con diferencia, es Joaquin Phoenix, seguido de Adam Driver, por Historia de un matrimonio, y Leonardo DiCaprio, por Érase una vez en... Hollywood

Una de las bazas a su favor no es tanto la calidad de su interpretación sino es el papel que interpreta: un Almodóvar atormentado frente a un psicópata que provoca cierta histeria colectiva entre el público estadounidense. “Almodóvar es un personaje que atrae mucho en Estados Unidos, le han pedido que vaya con ellos y nunca ha querido, le han tirado mucho los tejos”, cuenta Sánchez. 

La otra baza que suma puntos para Banderas es que ha pasado por todos platós estadounidenses posibles. “Lleva meses con eso”, señala Sánchez. Y basta con hacer una búsqueda en YouTube para comprobar que Banderas ha estado en todos los late shows, morning shows y demás shows posibles. Todo, mientras Phoenix no aparece apenas en ningún medio. El protagonista de Joker es un actor huraño y Banderas encarna todo el carisma, salero y simpatía que se prevé de un andaluz que ha llegado al estrellato. Eso sin olvidar que ha sufrido un infarto y que lo menciona.

“Almodóvar lo acapara todo y marca mucho. Creo que pasa un poco eso que al irse a Hollywood no se atreve nadie a decirle nada”, cuenta Sánchez, que coincide con una académica de Hollywood, quien señala que el trabajo en España de Banderas está marcado por el manchego y contra eso hay poca competencia.

Sin embargo, Sánchez señala que esa falta de participación en proyectos en España pasa más por los prejuicios y los miedos del resto que por el propio Banderas, que para él es mucho más “accesible” que otros como Javier Bardem.

El mismo Banderas señalaba en una entrevista publicada en 2015 en El País Semanal que la influencia de Almodóvar es incontrolable: “Su gravedad es tan fuerte que resulta difícil salirse de su órbita”. 

Más que un símbolo del cine español —que solo se ha llevado el Goya de Honor y ningún otro cabezón hasta que llegó Dolor y gloria— Banderas es un símbolo folclórico del que “hacemos patria” y del que deberíamos estar orgullosos.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es