Cómo funcionan los NFT y por qué han revolucionado el mercado del arte
¿Dónde se almacenan?¿Cómo se compran? Los expertos responden.
En los últimos meses los NFT se han colocado en el centro de la actualidad. Cuando en marzo del año pasado se subastó el primer tuit de la historia por casi tres millones de dólares en formato NFT el concepto parecía remoto, pero un año después el que no corre vuela y se cuentan por decenas los artistas que quieren meterse en el mundillo.
Hasta Melania Trump vendió parte de su armario de primera dama en una subasta NFT y Hermès ha tenido que tomar medidas y denunciar por derechos de autor a Mason Rothschild, el artista que está detrás de los llamados metabirkins, que se inspiran en el célebre bolso.
Pero, ¿qué demonios es un NFT? ¿Para qué sirve? ¿Cómo funciona? Víctor García, profesor de Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) explica a El HuffPost que para entender el fenómeno NFT hay que viajar hasta 2009, cuando nace Bitcoin.
“Hay que mirar lo que son las criptomonedas. Hay que ir hasta 2009, cuando nace Bitcoin, que es una nueva forma de hacer pagos digitales sin intermediarios. Habitualmente cuando hacemos pagos digitales los hacemos con tarjetas de crédito o con transferencias y hay intermediarios, que son los bancos. Con Bitcoin hay un intermediario, que es la red P2P, una red blockchain, en la que cualquier persona puede conectarse y cuyas reglas las marca la comunidad que forma parte de ella. Con Bitcoin también nace un nuevo sistema monetario y las normas están dictadas por la comunidad”, relata García.
Esta red es imprescindible para que se hayan desarrollado los NFT, aunque se diferencian de Bitcoin en una cuestión fundamental. “Bitcoin es un token fungible, una propiedad que deben tener las monedas. Es decir, que no se diferencian entre ellas, no importan por ejemplo los números de serie de los billetes o de los euros que tienes en el banco, y son intercambiables unos por otros”, explica el profesor.
Después del nacimiento de las criptomonedas, cuenta García, nace la idea de crear un token no fungible, es decir no intercambiable. “Es algo más parecido a un cromo de fútbol, en el que te importa cada cromo, cada futbolista tiene un valor diferente. Eso sería un NFT, cada uno es diferente y tiene un número de serie que importa”, cuenta el profesor.
“Es un activo digital, para el que no se necesitan intermediarios. Podía haber nacido antes de Bitcoin, se podía haber lanzado un NFT a través de una gran empresa, pero entonces dependerías de ella. Con la blockchain los controla la comunidad, una vez que el NFT ha sido transferido a una persona es ella quien se encarga de guardarlo, y da igual quien lo haya emitido. Puedes registrar ese activo sin necesidad de intermediarios”, relata García sobre el empleo de estos activos.
Por qué han irrumpido en el mercado del arte
A nivel tecnológico, en el mercado del arte, si tenemos una imagen digital, “el NFT sería el registro de esta imagen en la blockchain que te acredita como propietario de esa imagen”.
“Está claro que se puede copiar, pegar y disfrutar de ella de manera gratuita. Entonces, ¿por qué la gente lo compra? Igual que cuando alguien compra un Picasso. Quizás no sea capaz de notar la diferencia entre copia y original, pero quiere el original, esto es lo mismo. Gracias a la compra de NFT también estás ejerciendo de mecenas de artistas”, reflexiona García sobre los compradores de arte en este formato.
Precisamente exclusividad es lo que buscan los compradores de arte NFT. Lo explica Manuel Guerra, abogado y representante de artistas como Paloma Alperi o Jaime Sanjuán, que tiene el récord de la venta NFT más alta de España en una casa de subastas tradicional.
“Los NFT han supuesto un gran cambio. En el arte digital antes del NFT no podíamos vender una obra y garantizar que es única. El coleccionista tenía reticencias, porque busca exclusividad, y eso se lo da el NFT”, cuenta Guerra, que destaca el elemento de seguridad. “Sirve para justificar y controlar que solo existe una obra esa pieza concreta, y que no se puede duplicar. Una obra que compras en NFT tiene un código y tiene un control”, añade.
Guerra señala que “antes se verificaba a través de contratos y notarios” la autenticidad de una obra, mientras que “ahora tiene un control de seguimiento”.
El profesor García también señala que un NFT puede proporcionar facilidades en temas de derechos de autor. “Al programar un NFT, también se podría incluir en el código un canon para pagar si utilizas una imagen a nivel publicitario, en lugar de contactar con el autor para temas de copyright, se agiliza el proceso”, revela.
Dónde se almacenan y cómo se compran
García explica que si las transacciones se hacen en el mercado digital se tienen que comprar con criptomonedas “porque se desarrollan sobre plataformas de blockchain y todas funcionan con criptomonedas”.
Si por el contrario la venta es física, en una casa de subastas, se hace en euros. “También se puede hacer una venta directa entregando directamente el hardware wallet [dispositivo físico que almacena claves de manera segura] sin pasar por la casa de subastas”, puntualiza Guerra.
El abogado cuenta que él prefiere llevar a los artistas que representa a subastas tradicionales pues que las casas online “no están sometidas a la misma regulación y tampoco hay un filtro”. Guerra también explica que en las subastas reguladas el perfil de la persona que compra “suele ser más joven y que conoce el potencial de las inversiones digitales”. Si nos fijamos en los mercados, Asia, Reino Unido y Estados Unidos representan el 80%, aunque gana por goleada el asiático, “los nuevos millonarios”.
Guerra ejemplifica el boom de los NFT con Sotheby’s Metaverso, que es una sección de la mítica casa de subastas dedicada únicamente a vender NFT. En España, Paloma Alperi, que ha trabajado con Netflix o EA Sports, subastará una escultura en 3D acompañada de su impresión digital.
Sobre su almacenamiento, Guerra relata que pueden estar en hardware wallet, “un pen drive de alta seguridad”, o bien en la nube. “No pueden estar en dos sitios a la vez”, aclara el abogado. “En el caso de una obra física, habría que digitalizarla y venderla como un NFT. Creo que este ámbito, y esto es una opinión personal, no tiene mucho sentido y se quedará en el boom”, apunta sobre el fenómeno.
El futuro del NFT
Después del boom los expertos no se atreven a vaticinar qué pasará con los NFT. García ve futuro en el mundo de los videojuegos: “Tú puedes ganar un NFT en medio de una partida, pasa a ser tuyo y puedes ir a un marketplace para revenderlo a otro jugador”.
El profesor también pone un ejemplo con una de las últimas acciones de Nike para poner en valor su uso como herramienta en el mercado del lujo de segunda mano. “Nike ha patentado unas zapatillas que cuando las compras se emite también un NFT que pasa a ser tuyo y que está ligado a esas zapatillas. Esto es útil porque en el mercado de las deportivas o del lujo, está en auge la venta de segunda mano, que tiene varios peligros: que haya falsificaciones o que sean productos robados. El NFT asegura la trazabilidad y demuestra que esas zapatillas son de Nike porque lo ha emitido Nike y que no son robadas y falsas. Cuando las vendes, el NFT pasa a ser de ese comprador”, explica García.
Al igual que señalaba Guerra, el profesor también cree que tienen futuro como “registro de archivos”. Por ahora, seguirán moviendo millones.