Cómo combinar emprender, ligar y brillar
El combo perfecto para ser feliz.
Muchas veces andamos por la vida quejándonos, suponiendo, tomándonos las cosas como si fuese algo personal y criticando. Queriendo que cosas cambien sin hacer nada, porque eso supone dejar de hacer lo cómodo para empezar a incomodarnos e incomodar las expectativas de otros. ¿Te suena? Es decir no emprender nada nuevo, para que siga todo igual.
Cuando algo no va como esperamos en nuestra vida, sólo toca informarse o formarse más, tomar acción o hacer estilo avestruz, justificarlo y pasar…
Tener mente emprendedora no siempre es fácil, y no porque no nos venga de fábrica sino porque cuando ya te han programado para ser normal y no llamar demasiado la atención, hacer lo que debes hacer. Pero va y resulta que empiezas a investigar la vida, y entonces quieres desaprender lo aprendido, todo aquello que te han dicho que es la verdad, que coincide con el programa más habitual en nuestros días, y aprender de nuevo para conectar con aquello que te hace feliz.
Ahí se empieza a tambalear todo, porque salirse del tiesto es de valientes, pero da un miedo…y si eres mujer entonces la cosa se complica y te conviertes directamente en heroína del día a día, superando más obstáculos aún si cabe en esta sociedad acelerada, ocupada y desconectada de ella misma.
Durante estos años que estado escribiendo aquí he crecido y aprendido tanto viendo la llegada de los temidos 40 que le he cogido gustillo a esto de aprender de nuevo sin parar, a pesar de sentirme rara en esta sociedad, y sobre todo sin saber escribir, aunque sí comunicar.
Emprender es iniciar algo nuevo, y se puede hacer en el ámbito de los negocios como es mi caso en online, o proponer una nueva idea a la empresa en la que trabajas, intra emprender.
El caso es ser proactivo para mediante tu talento aportar allá donde estés. En el trabajo, con amigos, en la familia, en un viaje o ligando por Internet.
El caso es conectar contigo, tus ganas, tu ilusión y lanzarte porque crees que es posible; porque tienes una visión de mejorar algo en un ámbito que te interesa. Ganas de aportar no sólo de recibir. Aquí radica mucha de la reprogramación que tenemos que hacer, que repito una y otra vez cuando hablamos de hacer networking por ejemplo.
Yo nunca me creí valiente en este mundo, más bien tímida y nada lanzada, el miedo estaba en mí para todo, miedo a fallar, al rechazo, a no ser suficiente o no hacer lo que se esperaba de mí ¿Has vivido alguno de estos miedos? ¡Seguro que sí!
Y con el tiempo un día les dije adiós a mis padres hace 20 años y me independicé, fui camarera para pagarme mis estudios, dejé mi carrera de piano porque no me gustaba, me fui a estudiar a Granada, pedí una Erasmus y luego otro, trabajé donde nunca me pude imaginar, y empecé a hacer lo que me daba la gana. Ahora sé que soy valiente desde entonces.
Pero la programación es de alta tecnología, está cual sello de la casa impregnado en tu inconsciente y cuando menos te lo esperas, ¡zas! vuelves al redil de una manera u otra.
Estaba en mi elemento haciendo cosas más creativas, escribiendo en mi blog a parte de mi trabajo por cuenta ajena, aprendiendo de lo que me contaban otros, conectando a otras personas, y así nació Experienciar. Un lugar para ayudarse haciendo networking entre emprendedores, un lugar donde enseñar todo aquello que había aprendido de marketing de conexiones emprendiendo online, convirtiéndome en referente de mi nicho y mentora; por primera vez sentía que brillaba. . . todo en medio de un desamor y un bye bye.
Y cuando sabes qué es esa sensación, la sensación de brillar, de fluir, se impregna a toda tu vida, y ya no hay vuelta atrás. Así que en medio de todo esto también me divorcié, seguí emprendiendo y creciendo, conociéndome y en una nueva vida que comencé tras 20 años de aquella primera vez.
Pero en esta nueva vida había una parte totalmente olvidada, el amor… hacia mí y hacia otro, sólo me había preocupado de salir del tiesto, del molde pero no de cuidarme, sólo de hacer. Tenía 41, dos niñas a mi cargo, mi propia empresa enseñando online. Amigos, planes, colegas… pero de mi parte más seductora ni me acordaba.
Así que cuando creí que no podría reinventarme más, de aquel divorcio nació un nuevo proyecto emprendedor, un nuevo viaje sobre conectar y conocerse, sobre qué hacer cuando tienes que volver a empezar a ligar, cuando no te acuerdas ni cómo se hacía tras 15 años con la misma pareja…y aquel miedo vuelve a ti. ¿Te imaginas?
Y pensé… si soy mentora de proyectos formativos online, ¿por qué no lo aplico a esto? Parecía una locura, pero valía la pena si podía ayudar a un montón de mujeres a no sentirse como yo de perdida ni con tanto miedo a ligar en Internet. Y así volví a emprender, a salirme del tiesto y a ligar mientras escribía un libro y creaba una formación para ligar bien desde tu seguridad.
Conocerte, querer salir a jugar y divertirte conectando con esa parte niño, que muchas veces hacemos callar porque no es lo que cabe en el molde de nuestra programación. Atravesar miedos sabiendo que puedes perder o ganar, y sobre todo reprogramar tu vida para ser más tú que nunca y queriendo mucho a tu autenticidad, a esa persona que quiere salir, querer, reír y saltar; porque estamos aquí dos días y lo que importa es emprender para disfrutar del aquí y el ahora; el pasado se fue, el futuro es un misterio.
Así es como pasa mi vida… emprendiendo, rompiendo algún molde, sabiendo que la programación siempre tira, como el miedo, pero que está en mi mano elegir qué quiero hacer en la vida. Esta vida que va más de dar que de recibir, de compartir.
Demos todo ahora, siendo tú más que nunca. Emprende o liga por Internet, el caso es que hagas algo diferente para conseguir resultados diferentes si sientes que te falta algo. No te resignes ni te conformes.
Y tú…te vas a atrever…
¿En qué vas a emprender de manera inesperada en tu vida, en lo personal o en lo profesional? ¿Te quedas con lo que te han programado o prefieres reprogramar tu vida y hacer lo que dice tu corazón, lo que ¡lleva tiempo pidiéndote tu intuición?
Me cuentas aquí abajo en comentarios, me encantará leerte.
Mucho amor, Joanna.