Comienza el curso: cómo volver a las aulas sin miedo
¿Qué puede hacer la comunidad educativa en el regreso a las aulas más atípico que se recuerde en décadas?
Por Aitor Álvarez Bardón, vicedecano. Facultad de Educación, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja:
Lejos ha quedado este año la vuelta al “cole” caracterizada por los nervios de los estudiantes de ver a sus compañeros, la ilusión de estrenar mochila, disfrutar del olor a libro nuevo o la adrenalina propia del inicio de una nueva etapa educativa.
El escenario actual plantea una vuelta inusual, en la que resultará clave para los docentes transmitir emociones positivas a sus alumnos.
La educación debe ser la joya de la corona de un país, pero en contextos como el actual los profesores deberán afrontar una labor ardua, en un marco tan singular de pandemia. En tales circunstancias, la manera en que los docentes se enfrenten a un entorno “desconocido” y sean capaces de proporcionar nuevas formas de enseñar puede resultar clave.
Algunas de las medidas acordadas por las administraciones públicas para la vuelta a las aulas plantean ciertos interrogantes en la comunidad educativa y en las familias. No obstante, esta situación implica desafíos y puede ser aprovechada para consolidar cambios en el sistema educativo que los maestros llevan años reclamando. Por ello, este es un momento que también puede enseñarnos cosas nuevas.
El presente y, sobre todo, el futuro de un país es lo que sus ciudadanos son capaces de hacer. Y esto lo determinará en gran medida la educación. Dotarla de recursos resulta un bien social y comunitario.
Ante esta realidad, ¿qué puede hacer la comunidad educativa en el regreso a las aulas más atípico que se recuerde en décadas?
Como se suele decir “el miedo es libre” y en este caso, además, razonable, pues no solo está pendiente el progreso de una generación, si no la salud de todos, algo que genera una serie de emociones mucho más difíciles de gestionar.
No obstante, para poder enfrentarse a esta nueva situación de la forma más adecuada posible, no debemos abandonar una visión optimista y flexible.
Las emociones juegan un papel fundamental en el desarrollo personal, y qué decir en el desarrollo académico. Por eso, necesitamos que, sin resignarnos, podamos trasmitir a los demás, emociones positivas que generen ambientes de tranquilidad para poder mejorar la respuesta adaptativa al entorno.
Los planes de actuación diseñados por los centros educativos, el cambio de rutina escolar y la adopción de la jornada continua en los colegios, que ayudará a minimizar los contactos y, por tanto, el riesgo de contagio, deben ir acompañados de compromiso, ayudas, colaboración de todos los agentes sociales y un ambiente esperanzador.
En los primeros días del curso escolar será conveniente que los estudiantes tengan un periodo de adaptación para experimentar en un entorno conocido pero que conforma una nueva realidad.
Hacer un repaso de la materia del último trimestre del curso anterior, sumado al impulso del desarrollo competencial de los alumnos, les ayudará a retomar, a estos, la parte académica de una forma progresiva y sin rechazos.
Además, incluir formación sobre el uso de las tecnologías y de las plataformas de enseñanza online para preparar al alumnado ante una posible vuelta a la enseñanza de ese tipo o semipresencial es algo fundamental.
El rechazo a la educación online, si la necesidad nosanitaria requiere de su puesta en marcha o como un complemento a la presencialidad, no ayudará a aprovechar un recurso que cada día cuenta con un mayor número de herramientas, que permiten poner en práctica metodologías innovadoras que favorecen el aprendizaje.
No obstante, tenemos que tener en cuenta que un buen modelo online no consiste en un simple traspaso de lo presencial a la red, en la que se dan una serie de clases virtuales y se proponen unos pocos ejercicios, si no que es necesario que haya una estructura sólida, con una plataforma que permita dinamizar el proceso de aprendizaje, un adecuado modelo pedagógico y una red de apoyo, acompañamiento y orientación educativa que cree un espacio apropiado para el aprendizaje.
Es fundamental seguir avanzando en situar al estudiante como protagonista del proceso de enseñanza-aprendizaje, siendo él el generador de sus propios conocimientos y fomentando el desarrollo de las competencias. El docente debe situarse como un orientador, acompañante y facilitador de la educación, cediendo al alumno el papel principal en el camino del aprendizaje.
Por otro lado, la aplicación de las metodologías como la gamificación, el apoyo a la innovación, el desarrollo de las funciones ejecutivas, la reorganización de las programaciones o cambiar el modelo de evaluación centrándola más en competencias que en contenidos son aspectos básicos y necesarios que nos ayudarán a dar una respuesta educativa mucho más adecuada.
El apoyo y admiración por la figura del docente es ahora, si cabe, más justo que nunca. Confiar en su profesionalidad y en su compromiso nos hará salir muchos más fortalecidos de esta nueva realidad.