Frío, aglomeraciones y miedo al contagio en la Universidad
Los alumnos denuncian que hacer los exámenes presenciales pone en peligro su salud y la de sus familiares.
Varias capas de ropa, un gorro en el bolso y dos mascarillas. Varios alumnos de una universidad pública de Madrid discuten en un grupo de Whatsapp sobre qué ponerse para el segundo examen del cuatrimestre. No es el típico “¿qué me pongo?”, sino un “qué me pongo” para examinarse con temperaturas gélidas, ventanas abiertas y una tercera ola desbocada. La incidencia actual en España supera los 900 casos por 100.000 habitantes.
Las pruebas presenciales de evaluación de enero han generado cientos de quejas de los alumnos por la “mala gestión” de la universidad con la pandemia. Un malestar que viene de atrás propiciado por el temporal Filomena, que bloqueó la Comunidad de Madrid en los primeros días de enero. Lo estudiantes se hacen una pregunta de cajón: por qué, si llevan todo el año estudiando de manera telemática y semipresencial, los exámenes sólo se pueden hacer presencialmente y en grandes grupos. Todo un riesgo para los alumnos y sus convivientes.
Embotellamientos en los pasillos y en las puertas de las aulas, escaso control de las distancias de seguridad, traslados hasta las facultades en un transporte público abarrotado... La comunidad universitaria alega que no está preparada para acometer grandes cambios y que aplicar el modelo de exámenes online permitiría la copia descarada. La comunidad estudiantil considera estas justificaciones “no válidas”.
“Llevamos un año teniendo en muchas facultades la docencia de manera telemática y ahora nos obligan a hacer exámenes presenciales con 80, 100 o 150 personas en un aula donde no se cumple absolutamente ninguna medida de seguridad, no se ventila lo suficiente y no hay regularidad en las medidas”, denuncia Nacho, alumno de Ingeniería del Software en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y Consejero de Estudiantes.
“Cada profesor elige cómo quiere ventilar y algunos han exigido que no llevemos abrigos por miedo a que guardemos chuletas”, añade, señalando que esto se agrava cuando las temperaturas rondan los cero grados. Con el temporal, además, el campus estaba intransitable “y se formaban aglomeraciones por los pasillos de nieve abiertos”. Mantener la distancia de seguridad era impensable.
Sin ver a no convivientes, pero sí a 150 personas en un aula
Nacho no está solo. Representa a varios alumnos desde la asociación URJCrítica que, como decenas de colectivos estudiantiles, denuncia estos días la incongruencia de las autoridades educativas y sanitarias: “Estamos batiendo récords de contagios, se criminaliza a los jóvenes por reunirse, no podemos ver a no convivientes, hay que cerrar la hostelería… Pero puede haber unas aglomeraciones desproporcionadas en el metro o puedes ir a un aula con 150 personas y una separación mínima de un metro”. Los jóvenes, asegura, se sienten “insultados”.
No les preocupa únicamente la clase, sino que para llegar hasta ella tienen que coger el transporte público o, en algunos casos, cruzar comunidades y municipios a pesar de los cierres perimetrales.
Evasivas y negativas
Son muchas las asociaciones y colectivos que se han puesto en contacto con los rectores de las universidades a través de denuncias y movilizaciones en redes, comunicados, encuestas, peticiones formales, correos, peticiones al defensor del pueblo y al defensor universitario… “Hemos agotado todas las iniciativas y solo hemos recibido evasivas y negativas”, explican.
El problema no es específico en una universidad, ni siquiera pasa sólo en Madrid. Por eso, durante la segunda semana de enero, la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (CREUP) y el Consejo de Estudiantes Universitario del Estado (CEUNE) se reunieron con el Ministerio de Universidades y criticaron la “falta de preparación de las universidades” y pidieron que esto no afectase a la salud de los alumnos.
“El ministerio nos dijo que todo dependía de las universidades y de las comunidades autónomas y consejerías de Sanidad pero que ellos veían bien trasladarlo a formato telemático”, David López, director de Comunicación de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (CREUP). Preguntadas por El HuffPost, fuentes del Ministerio de Universidades han insistido en que “la organización de exámenes son competencia directa de las universidades” y recomienda que se realice las pruebas cumpliendo todos los protocolos de precaución contra el coronavirus y, en caso de no poderse, que se hagan las pruebas online.
Este miércoles, el ministro de Universidades Manuel Castells ha lanzado un comunicado en el que explica que el ministerio se siente preocupado por la salud de los alumnos y ruega a los decanos que escuchen a los alumnos y sus inquietudes.
Pero,“el diálogo con las universidades ha sido que no se pueden hacer online y alegan o que no estamos preparados o que vamos a copiar”, lamenta David.
Planificación y lógica: las reclamaciones de los alumnos
Al ser preguntado sobre lo que reclama el alumnado, David responde claro: “lógica”: “En Valencia no puedes ver a más que una persona pero los examenes siguen siendo presenciales en muchas universidades, cuando el resto del año nos han evaluado de forma online mezclada con presencial rotatoria para que no hubiese grandes grupos”.
Nacho concreta un poco más: “Pedimos una evaluación continua, que permita unos exámenes en los que no se pueda copiar y se puedan hacer online, que se pidan desarrollos y no vomitonas de información. Pedimos a los profesores que sean creativos y desarrollen criterios de evaluación que impidan que copiemos y así poder desarrollarlos desde casa, sin poner en peligro a nuestras familias”.
La idea de no “vomitar información” en los exámenes se repite mucho en las reivindicaciones. “Todos sabemos que los mejores exámenes son en los que te dejan consultar el material, porque te piden ir más allá, reflexionar, no solo chapar y vomitar datos”, explica Moisés, estudiante de Comunicación Audiovisual en la Carlos III de Madrid. “Si hay un momento en el que es necesario adaptar la docencia es este”, asegura el joven. Y reflexiona: “En una clase se puede debatir con los compañeros, preguntar, interaccionar... Al hacerlas online hemos perdido calidad educativa, pero plantear los exámenes online no hace que se pierda tanto esa calidad porque no es lo mismo que una clase”.
Gestión a largo plazo
Los alumnos reclaman también una “gestión a largo plazo” para el curso que viene -”ya que somos conscientes de que no se van a resolver en el próximo cuatrimestre”- con “medidas más funcionales y de mejor calidad”, como la valoración de “implantar filtros hepa en aquellas clases donde sea imprescindible dar algunas sesiones presenciales”, explica Nacho, además de acabar con la brecha digital y económica para que todos los alumnos tengan acceso a internet y a un ordenador.
No se olvidan tampoco de los alumnos de riesgo, algunos de los cuales no han podido conseguir una dispensa académica a tiempo para realizar los exámenes en casa y se están exponiendo doblemente. O de las personas con discapacidad, “las más olvidadas cuando hay que hacer una adaptación currícular, como la comunidad sorda o los que tienen discapacidad visual”. “Son los casos más terroríficos”, asegura.