Cinco cosas que son mejores que leer

Cinco cosas que son mejores que leer

¿Quién necesita los libros para disfrutar de la vida?

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Leer está sobrevalorado. No sólo requiere un esfuerzo mental, sino que encima hay que poner la imaginación al servicio de la historia. Normal que el 34% de los españoles no lea y que el 6% lo haga sólo porque está obligado por trabajo o por estudios, como se recoge en el último Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros de la Federación del Gremio de Editores de España.

Demasiada atención y demasiado tiempo. ¡Luego se extrañarán que la cifra media de libros comprados —9,4 por persona al año— haya bajado! O de que ni un 29% de los españoles lea a diario, como recogió el último CIS sobre el tema. La razón principal es la falta de tiempo. ¡Bastante tenemos con nuestras vidas como para encima estar pendientes de la de personajes de ficción!

Aquí tienes cinco pruebas de todo lo que se puede disfrutar sin tener que abrir un solo libro, por mucho que sea su día o que te intenten hacer picar con una rosa.

Ver una película

Mucho mejor que sostener una novela es agarrar un cubo de palomitas, dónde va a parar, y ponerse al día con alguna de las películas de la última edición de los Oscar. Por ejemplo, con Call me by your name, que se llevó la estatuilla al Mejor guión adaptado. ¡Ups! Si está basada en un libro, mejor optar por otra, como por la última ganadora de los Goya, La Librería, de Isabel Coixet. Perdón... ¿librería?

Resulta que es una adaptación de la obra homónima de Penelope Fitzgerald, como El Autor, que está inspirada en una novela de Javier Cercas. ¡Encima está llena de lecciones de cómo escribir y menciones a un tal Hemingway!

Mejor esperarse a algún estreno potente. ¿No llega el 27 de abril Vengadores: Infinity War? ¡Nada como una de superhéroes de cómic para desconectar! Eh... cómic. Vaya. Quién hubiera pensado que tantas películas eran libros encubiertos: sagas enteras como las de Harry Potter, Crepúsculo, El Padrino o El Señor de los Anillos; clasicazos como Lo que el viento se llevó; romanticonas como El diario de Noa; o taquillazos como Jurassic Park,Forrest Gumpo El código Da Vinci. Quién iba a sospecharlo. Haber leído...

O una serie

Ya que es tan complicado esquivar los libros en el cine, mejor refugiarse en la pequeña pantalla. Eso sí, nada de poner las aclamadas El cuento de la criada, Por 13 razones, Fariña o Big Little Lies y cuidado con engancharse a La catedral del mar cuando la estrenen, no te vayan a entrar ganas de leer las novelas en las que están basadas. No te pienses que Juego de Tronos se salva. O al menos, no las cinco primeras temporadas: esas sí se corresponden con las novelas de George R.R. Martin, aunque a partir de ahí la serie va por libre.

Tampoco disfrutarás mucho con todas las referencias literarias de Las chicas Gilmore (¡esa Rory no para de devorar libros!), las de Mad Men o las de Friends. Ah, y las reclusas de Orange is the New Black van demasiado a la biblioteca de la cárcel. La marisabidilla de Lisa Simpson también se pasa las horas con la cabeza metida en un libro, así que probablemente no entiendas todos estos guiños, ni te gustará el episodio dedicado a Edgar Allan Poe. Haber leído...

Escuchar música

Darle al play y escuchar es mucho más fácil y cómodo que abrir un libro y tener que concentrarse en todas esas líneas llenas de letras apretujadas. Relajarse con Vetusta Morla, por ejemplo. O con Duncan Dhu. Claro que uno le debe su nombre a la tortuga que habitaba en el pantano de la tristeza en la novela La historia interminable, de Michael Ende, y el otro, a un personaje de la novela Las Aventuras de David Balfour, de Robert Louis Stevenson. ¡Pero a quién le importa eso!

Pasemos a la letra. Los amigos que perdí es un temazo de Dorian, aunque se entendería un poco mejor si has leído antes. Marc Dorian esconde referencias a tres de sus novelas favoritas. ¿Y quién es el genio al que se refiere La Oreja de Vang Gogh en Soñaré? ¿O los Molinos de Viento a los que canta el Mago de Oz? ¿Y por qué Bowie le dedicó un tema a 1984? Haber leído...

La comida

Pocos placeres superan al de un buen menú. Por ejemplo, uno que empiece con una sopa para entonar el cuerpo —ya sea de tomate, como la que tomaban Los Cinco, o de mejillones, la preferida del mosquetero Portos—, que siga con un rico pollo al horno al estilo de la señora Maigret y cuyo colofón sea una tarta de chocolate que ni la de Matilda.

Si te parece que todos esos platos tienen demasiado sabor literario, mejor no te atrevas con los duelos y quebrantos que sirven en algún lugar de la Mancha ni desayunes magdalenas. Si te quedas pasmado mojándolas en el café, no podrás hacer la broma de que tienes que buscar el tiempo perdido. Haber leído...

Viajar

¿A quién no le gusta conocer nuevos lugares? España está llena de destinos apetecibles, como Vetusta Oviedo o la Ciudad Blanca, y parajes naturales como el río Baztán, donde habita un guardián invisible.

Hay tanto que ver que, afortunadamente, si no te interesa leer, hay muchas visitas que puedes tachar de la lista. Ahórrate el callejón del Gato de Madrid, la calle Arc del Teatre de Barcelona, el 221 de Baker Street o el andén 9 y 3/4 de Londres o la casa de Julieta en Verona. También puedes saltarte ciudades enteras. ¿Para qué ver el Dublín de Joyce, el Nueva York de Paul Auster o el París de Víctor Hugo?

La parte mala, eso sí, es que hay lugares que nunca podrás visitar. Sin libros, nunca podrás viajar a Zenda, a El País de las Maravillas, al de Nunca Jamás, a Macondo, a Yoknapatawpha, a Oz, a Liliput o Camelot. Haber leído...

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