Christine Lagarde y el BCE: nueva presidenta, políticas similares
Su entrada a la Presidencia del BCE no va a ser de color de rosas.
La llegada de Christine Lagarde al Banco Central Europeo (BC)E es, a priori, una de las noticias más relevantes de la semana. La posibilidad, real, de que la exministra francesa y presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI) sea la encargada de sustituir a Mario Draghi al frente del BCE ha hecho despertar todo tipo de expectativas y sensaciones en los mercados. Unas sensaciones que, dada la forma de pensar de la candidata, para algunos sabe a cambios menores.
Y es que la propia Christine Lagarde, si hablamos de política monetaria y el Banco Central Europeo, ha sido una fiel partidista de la aplicación de políticas expansivas, bajadas de tipos y aplicación de estímulos para el realzamiento de las economías. A su vez, como ministra de Economía francesa, también dejó claro que era partidaria de las subidas de impuestos, así como de las políticas de carácter, más bien, intervencionistas.
Pese a esto, los mercados y los organismos internacionales han acogido con gran entusiasmo la entrada de Lagarde a la presidencia del BCE. Hablamos de una mujer, primer punto a favor, con gran experiencia en el ámbito internacional tras su paso por el Fondo Monetario Internacional y el Ministerio de Economía francés, así como su extensa formación como jurista. Todo ello le ha llevado a ganarse la confianza internacional de los organismos y los inversores, que se muestran optimistas ante los cambios.
Por otro lado, como veníamos diciendo al principio, ante la entrada de Lagarde, dada su ideología y su pensamiento a la hora de hacer política económica, los cambios que se esperan en la política monetaria aplicada por el BCE se prevén bastante leves. La política actual, aplicada por Mario Draghi, se asemeja bastante a las deseadas por Lagarde. Por ello, ante la imposibilidad de grandes cambios en la política monetaria, los mercados se muestran tranquilos.
En el caso del IBEX, tras las declaraciones de Largarde en las que se declara deseosa de aplicación de nuevos estímulos que traten de estimular la economía europea, se muestra optimista, esquivando el frenazo que sufría el sector bancario durante estas semanas. La posibilidad de que el BCE aplique una política continuista, inyectando nuevos estímulos para contrarrestar los debilitados crecimientos europeos, provoca la cuarta jornada al alza de la bolsa española.
Los bancos, sin embargo, no han recibido con gran entusiasmo la noticia. Es conocida la situación que atraviesa la banca en el nuevo entorno de bajos tipos de interés, una situación que ha comenzado a normalizarse dada la duración de la aplicación. Estas políticas han ido deteriorando la rentabilidad del sector, lastrando el ROE bancario y perjudicando los ingresos de la banca de forma continuada. Una situación que no pretende revertirse.
Ante la política continuista de Christine Lagarde, los bancos esperan, con mayor presión que el resto de agentes, la entrada de la candidata francesa a la presidencia del BCE. El deseo del sector de la entrada de un nuevo presidente, o presidenta, que revertiese la situación actual, devolviendo a la banca la posibilidad de mejorar sus rendimientos, se ha esfumado tras la nominación de Lagarde y sus opciones para entrar al frente del banco central.
Por ello, los bancos en las bolsas europeas cotizan a la baja durante las jornadas bursátiles de esta semana, previendo la continuidad de la tortuosa situación que vive el sector. No debemos olvidar que para la banca, Jens Weidamnn, presidente de Bundesbank, era el favorito para suceder a Draghi, ya que, por el hecho de pertenecer al sector, suponía una esperanza de que su entrada revertiese la situación, adoptando nuevas reformas en la política monetaria, favorecedoras para el sector.
Weidamnn, un perfil muy crítico con las políticas expansivas, hubiese provocado, no solo lo comentado para el sector bancario, sino que los bonos de deuda pública europea, que marcan mínimos históricos en sus rentabilidades como consecuencia de la aplicación de la política monetaria vigente, hubiesen sufrido reajustes al alza, tras la presión ejercida por una nueva política monetaria que paliase el efecto expansivo de la actual.
Sea como sea, la entrada de Lagarde a la Presidencia del BCE no es una noticia para “echarse las manos a la cabeza”. Como comentaba al inicio, los deseos de la exdirectora del Fondo Monetario Internacional no son más que la continuación de una política de estímulos iniciada por Draghi, reforzando los estímulos con una nueva inyección que reajuste al alza los crecimientos y el debilitamiento de la economía de la zona del euro. Una economía que, a diferencia de Estados Unidos o China, sufre con mayor intensidad la desaceleración económica.
Concluyendo, como decimos, cuando en octubre el actual mandatario, Mario Draghi, abandone la presidencia del BCE, la entrada de Christine Lagarde, aunque se pronostique una transición más que ordenada, no va a ser de color de rosas. El BCE tiene retos por delante a los que Lagarde deberá hacer frente. Entre ellos están los objetivos de inflación y estabilidad de precios, el impulso de la economía europea, los programas de liquidez a la banca, conocidos como TLTRO, o los problemas de deuda pública y déficit que afectan a países como España o Italia.