El final de 'Juego de Tronos': me quedo con el sueño de Resines
Ha llegado el final. Juego de Tronos, la serie más esperada de la década, ha terminado este lunes a las 3 de la madrugada. Miles de personas han trasnochado o han madrugado para ver el gran estreno y... la verdad es que ha dejado mucho que desear.
Porque después de todo lo que hemos vivido con Daenerys, Jon, Arya, Sansa, Tyrion y el resto de los personajes, este final nos ha sabido a poco. Después de irse a lo fácil y previsible y dejar a Daenerys como una loca —aunque muchas comprendimos que no estaba loca, sino hasta el toto— en el penúltimo capítulo, a pesar de todos los obstáculos que ha pasado durante ocho temporadas, los guionistas no han mejorado mucho con el final.
Y no es para menos: ¿a quién se le ocurre hacer a Bran rey de los siete reinos? ¿Sabéis ese compañero de universidad que estaba en el grupo de trabajo y nunca hacía nada pero se acababa llevando el 10 que se ganaban los demás? Bran Stark es esa persona.
Se puede entender el giro narrativo de Jon Nieve yéndose al muro a pesar de salvar al mundo de acabar hecho cenizas al asesinar a Daenerys. Hasta ahí vale. Era demasiado predecible que se hiciese con el trono... Pero tenían a Tyrion, a Arya, a Bron... Incluso al bastardo de Robert Baratheon, Gendry. O, por qué no, a Sansa, que ha sido el personaje que más ha cambiado desde la primera temporada y merecería gobernar tras todo lo que ha pasado... Pero ¿Bran?
Por Bran comenzó la guerra entre los Stark y los Lannister la primera temporada. Normal, teniendo en cuenta que Jamie Lannister intentó asesinarlo. Pero es que a partir de ahí todo ha girado a su alrededor sutilmente.
Bran es el Pablo Casado de Juego de Tronos: le dan el título sin haber ido ni a clase. Es ese compañero que aprueba los exámenes sin haber estudiado, aquél que triunfa en la vida sin esforzarse lo más mínimo, al que le toca la lotería sin saber lo que es el trabajo y el esfuerzo o quien se saca el teórico de conducir habiendo hecho menos de cinco test.
Hay quien defiende que ésa es la esencia de Juego de Tronos: lo impredecible. Pero quién no pensó desde la primera temporada que la victoria acabaría siendo para los Stark. Yo, personalmente, casi que me quedo con el sueño de Resines en Los Serrano antes que con esto.