Casado extrema su oposición cercado por Vox y Ayuso
El líder popular endurece su discurso tras ver cómo cae en las encuestas y nervioso por la guerra interna del PP.
“¿Qué coño tiene que pasar en España para que usted asuma una responsabilidad?”. De esta insultante manera acababa su intervención Pablo Casado en el Congreso de los Diputados contra Pedro Sánchez el pasado miércoles. Una réplica agresiva, imputando indirectamente delitos de prevaricación por supuestamente no proteger al niño de Canet y refiriéndose al caso de menores tutelados en Baleares. Tono y contenido traspasando las líneas rojas del parlamentarismo.
La bancada del PP se levantó, jaleó a su líder y gritó “muy bien”. Los asientos del Gobierno, perplejos. “¿Cuántos cafés lleva?”, le dijo Pedro Sánchez. El presidente del PP ha decidido dar un giro más duro a su labor de oposición, virar más todavía a la derecha, embarrar más su discurso. Se acabó aquello del Casado moderado diferenciado de Vox. Y es que el conservador ha decidido volver a su línea más ortodoxa, cercado por la ultraderecha y por Isabel Díaz Ayuso.
Este embrutecimiento de su discurso se produce en un contexto marcado por su bajada en las encuestas en mitad de la guerra interna con Isabel Díaz Ayuso. El pulso del PP de Madrid, con la intervención estelar estas semanas de Cayetana Álvarez de Toledo también, ya está costándole puntos demoscópicos a Casado. Mientras a Ayuso le viene muy bien en los sondeos, a él le toca la peor parte. Empieza a peligrar esa mayoría absoluta que dibujan algunos sociólogo junto a la ultraderecha. Pero, en cambio, los de Santiago Abascal aguantan bien e incluso suben en algunos estudios.
La respuesta de Casado está siendo clara: parecerse más a sus fantasmas de Vox y Ayuso. Y para ello, copiándolos, quiere dar la batalla más ideológica, además de la económica. Por eso piensa estirar hasta el máximo el caso del niño y la familia de Canet, acosados por su reivindicación de estudiar el 25% en castellano. Pero sus críticas son más duras contra Pedro Sánchez que contra la propia Generalitat.
Ese “qué coño” ha sido muy bien recibido dentro del propio PP. No se arrepiente para nada, y ve que es un camino a seguir. Desde la dirección nacional aplauden esta actitud: “Fue un brutal repaso de Casado a Sánchez”, analizan desde Génova 13. En su opinión, en ese cara a cara Sánchez quedó “tocado y hundido”.
En La Moncloa la sensación, según fuentes consultadas, es que Casado “se ha pasado de vueltas”. Preocupa la imagen que se está dando ante los ciudadanos y el desprestigio para la política que puede suponer este tipo de intervenciones y de oposición. El propio Sánchez se expresaba así desde Bruselas tras el Consejo Europeo: “Cuando se pierde el respeto y la educación, se pierde todo”.
En esta polémica ha aparecido como otra protagonista la vicepresidenta primera, Nadia Calviño. Después de la sesión de control, la también ministra de Economía coincidió con Casado en un acto en el que estaba el rey. Ha trascendido que ella le dijo que le habían “asqueado” sus palabras, aunque desde su departamento matizan que dijo “estoy descompuesta”. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que estaba también allí, ha comentado que la dirigente del Gobierno pasó delante suya y le dijo: “Tu jefe es un desequilibrado”.
En esta ofensiva del PP, Calviño se ha convertido en una de sus dianas desde esta semana. Hasta ahora era una de las únicas ministras, junto a Margarita Robles, respetada por la derecha, e incluso la utilizaban para azuzar contra Unidas Podemos. Para el PP, la gallega se ha “quitado la careta” y se ha mostrado como una “feminista impostada”. Casado no se baja de su postura, sube el tono y este mismo viernes pedía la dimisión de la vicepresidenta primera: “Sabía de Calviño que era una defraudadora fiscal, lo sabe toda España, utilizó una sociedad instrumental con dos testaferros (...) para comprar su mansión de 300 metros cuadrados, defraudando decenas de miles de euros”.
Casado está mostrando su lado más duro en plena guerra del PP de Madrid. Las aguas se han revuelto y mucho durante esta semana por la cena de Navidad. Desde Génova se mandó una circular a todos los territorios pidiendo que se cancelaran “por prudencia” y por motivos sanitarios. Esto ha provocado un auténtico terremoto interno, con una enfadadísima Isabel Díaz Ayuso que decidió acatar la orden, pero cargando contra su jefe: “Donde manda patrón, no manda marinero”.
Ha sentado especialmente mal en Sol por dos motivos. El primero: Ayuso no podrá juntarse con los afiliados, a pesar de la “ilusión” que representa para los suyos, según fuentes de su entorno. Y segundo: en la Comunidad entienden que va contra las normas y la política sanitaria marcada por Ayuso, que ha sido un modelo de “éxito” sin prohibiciones, argumentan. En Génova señalan que es sólo por motivos sanitarios, pero siempre está el fantasma de la falta de popularidad de Pablo Casado frente a la estrella emergente de la presidenta madrileña.
Además, Casado quiere explotar la situación económica. A pesar de los buenos datos a nivel general, insiste en crear el clima del mal horizonte. Según fuentes del PP, ha dado la orden de reactivar la campaña sobre su reforma energética para rebajar un 20% la factura de la luz. Ha diseñado un plan para que cargos en las distintas estructuras territoriales tengan reuniones con los sectores más afectados por el alza de la luz: “Instalaremos carpas informativas por todo el territorio nacional”, agregan en Génova.