Carta abierta a todos mis exnovios
Escrito por Carrie Budd
A todos mis exnovios:
Sé que nunca tuvisteis la intención de hacerme daño o de hacerme sufrir como lo hicisteis, y os perdono. Sé que la mayoría de vosotros me queríais y pretendíais que las cosas funcionaran, incluso aunque no estuvierais dispuestos a esforzaros lo suficiente, y os perdono por eso también. Me alegré por vosotros de verdad cuando me enteré de que habíais encontrado a alguien que os hacía felices.
Os deseo lo mejor, lo digo en serio.
Siento no haber sido la persona adecuada para vosotros, por la razón que fuera; tanto si fue decisión mía dejaros o si fuisteis vosotros los que me rompisteis el corazón, lo siento y por eso os pido perdón con esta carta.
Si tuviera la oportunidad de deciros una cosa más (que supongo que ahora la tengo), os diría lo siguiente:
Al que no era capaz de conservar un trabajo:
Te perdono por no esforzarte más por intentar tirar de nuestra pequeña familia. Ambos éramos jóvenes e inmaduros. Ninguno de los dos había crecido rodeado de modelos a seguir ni de una familia perfecta, así que la cosa estaba destinada al fracaso desde el principio.
Te perdono por no haberte esforzado por mantener la situación bajo control y te perdono por no haber sabido mantener el control de tu propia vida.
Siento no haberte querido todo lo que debería haberte querido y haber tenido que dejarte inevitablemente. Me alegro de que hayas conseguido encontrar a alguien que sí te quiere y que parece que te hace feliz.
A pesar de nuestras diferencias —y de tu ineptitud a la hora de cuidar de tu hija—, mereces ser feliz.
Al que no tenía ni ambición ni apetito sexual:
Te perdono por no querer acostarte conmigo más de una vez cada seis semanas. Te perdono por haberme hecho sentir así. Nunca fue tu obligación hacer que me sintiera de ninguna forma con respecto a mí misma y nunca debería haberte culpado de mis inseguridades.
También te perdono por no haber tenido ambición. Pero me resultaba muy difícil ver que alguien con el coeficiente intelectual de un genio lo desperdiciaba de esa manera. Eres la persona más inteligente que conozco y que probablemente llegaré a conocer y aun así decides no utilizar esa inteligencia para hacer nada de valor.
No voy a fingir que lo entiendo, pero te perdono.
Me doy cuenta de que somos personas distintas y de que aunque yo soy del tipo de persona que siempre intenta alimentar su éxito y su riqueza, ese tipo de cosas no son importantes para ti, y siento haberte hecho sentir culpable por ello.
Me alegro de que hayas encontrado a alguien que tampoco le dé importancia a esas cosas, alguien que te haga feliz.
Tú y yo siempre seremos amigos, y siempre me preocuparé por ti. Te mereces una vida llena de amor y felicidad y te doy las gracias por llenar el hueco del hombre al que he mencionado antes, que no era capaz de conservar un trabajo y que no se ocupaba de nuestra hija. Nunca podré agradecértelo lo suficiente. Fue y es un regalo de un valor incalculable.
Al que me rompió el corazón:
Te perdono por no quererme y por no querer estar conmigo. Te perdono por dejar de sentirte atraído por mí cuando engordé y por dejar de considerarme una persona válida. Te perdono todos los comentarios hirientes que me has dedicado.
Y, lo que es más importante, te digo que lo siento. Siento haber sido insegura y haber sentido que tenía que mentirte. Que yo sepa, no era una mentirosa, pero las inseguridades que me provocó nuestra relación y las que me provocó más adelante nuestra ruptura me convirtieron en una mentirosa y siento mucho haber dejado que sucediera. Merecías sinceridad.
Gracias por marcharte.
Sé que nunca me quisiste de verdad y que te conformaste conmigo porque pensabas que no encontrarías nada mejor. No quiero ser la mujer con la que alguien se conforme. Así que te doy las gracias por reconocerlo antes de que nos fuéramos a vivir juntos y por plantarte.
No voy a engañarme diciendo que las heridas que me dejaste eran pasajeras, porque las cicatrices siguen ahí y no se irán en un futuro próximo. Pero te perdono.
Espero que seas más feliz y que hayas encontrado a alguien que te haga feliz. Si no lo has hecho, espero que lo encuentres. Si alguien merece ser feliz, ese eres tú; incluso aunque no lo creas.
Siento todo el drama y la ansiedad que he generado en tu vida. No te lo merecías. Fue mi manera de reaccionar al dolor que estaba experimentando. Me gustaría que pudiéramos ser amigos, pero entiendo que no quieras que lo seamos.
Al que vino después del que me rompió el corazón:
Te perdono por haberte marchado tan bruscamente. Siento que no hubiera superado mi relación con el hombre que me rompió el corazón y haberme traído mis inseguridades también a esta relación.
Gracias por darte cuenta y por estallar antes de que las cosas fueran más serias.
No estaba lista para tener una relación seria todavía y nunca debería haberme permitido empezar una en ese momento. Espero que puedas perdonarme por ello.
Espero que seas feliz con la mujer con la que compartes tu vida ahora y que sea exactamente lo que necesitas. Eres una buena persona y solo te mereces lo mejor.
Y, por último, pero no por ello menos importante, a mí misma:
Te perdono por todos los errores que has cometido con todas las relaciones mencionadas.
Eres una persona amable, cariñosa y apasionada y te mereces que te quieran. Has cometido errores, pero ¿quién no? No puedes dejar que te superen los errores del pasado.
Te perdono por haber recuperado el peso que tanto te costó perder. Fue culpa de tu propia vaguería y no voy a justificarte, pero tenías muchos asuntos entre manos que te hacían estar más cansada y decaída.
Ahora te estás esforzando por volver al peso con el que más cómoda estás, y lo alcanzarás. No te desanimes. No es algo que se consiga de la noche a la mañana.
Eres feliz y mereces serlo.
Eres una buena persona. Nunca lo olvides.
Además de todo lo anterior, recuerda lo que vales y piensa que algún día alguien se dará cuenta.
Perdonar es sano y espero que algún día puedas perdonarme.
Lo que he aprendido con todas estas relaciones no tiene precio. Siempre seré sincera con todo el mundo. Ahora siempre soy sincera con todo el mundo, así que te doy las gracias por eso.
Nada merece tanto la pena como para perder mi integridad, nunca volveré a ponerla en juego. Me da igual cuáles sean las consecuencias: siempre diré la verdad.
Y tampoco volveré a conformarme nunca con menos de lo que merezco.
Prefiero estar sola antes que con alguien que no esté a mi nivel o con alguien que no me quiera de verdad.
Gracias de todo corazón por el tiempo que hemos compartido y por las lecciones que me habéis enseñado.
Este artículo fue publicado originalmente en YourTango.
Este post fue publicado con anterioridad en la edición estadounidense del 'HuffPost' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.