Carlota Corredera: "Es muy fuerte que se trate a la audiencia de 'Sálvame' como ignorantes apestados"
La presentadora, que publica 'Hablemos de nosotras', tiene muy claro por qué el programa de Telecinco es líder desde hace más de diez años.
Carlota Corredera es una mujer sin complejos: ni físicos ni profesionales. La periodista rompió moldes al convertirse en la primera presentadora de televisión que no se ajustaba a una talla estándar, y tampoco se ha sentido avergonzada jamás por presentar un programa como Sálvame, porque no es telebasura: “Es un término que se ha inventado para degradar el periodismo del corazón y el entretenimiento”.
Y así lleva ya diez años en Telecinco, entreteniendo. Esa guerra, la de la audiencia y la del ‘menosprecio intelectual’ al espacio de Mediaset, ya la tiene ganada (o al menos superada). Ahora la presentadora está en otra batalla, la del feminismo.
La gallega de 45 años publica este jueves Hablemos de nosotras (Grijalbo), un libro en el que entrevista a once rostros conocidos —entre ellos Cristina Cifuentes, Anabel Alonso, Chenoa o Alberto San Juan— con los que reflexiona sobre la igualdad de género y la necesidad de que las mujeres “se sientan más comprendidas”. Parte de los beneficios de la publicación se destinarán al fondo de Becas Soledad Cazorla Prieto, que ayuda a los huérfanos de la violencia machista.
Corredera habla —con mucho respeto— de machismo y feminismo, de cuánto hay de verdad en Sálvame, de cómo es realmente el programa desde dentro, de la clave de su liderazgo durante más de una década y hasta de María Teresa Campos.
¿Tienes algún tipo de temor a que el trabajo hecho en este libro se tome menos en serio por ser ‘una escritora de la tele’?
No, porque no soy escritora de la tele, soy una periodista que ahora presento Sálvame, antes dirigía Sálvame y antes de eso hice muchas cosas. La reacción de la gente me preocupa muchísimo y me inquieta, pero estoy muy tranquila porque quienes han accedido a hablar conmigo lo han hecho de manera seria. El feminismo es un tema muy serio.
Sí, pero cuando hay una corriente tan fuerte como el feminismo siempre surge una igual de fuerte en el sentido contrario. ¿Te estás subiendo al carro del feminismo?
Llevo subida al carro del feminismo desde que me di cuenta de que era feminista, hace un par de años. Es un carro que me encanta y, si que la gente hable mal de mí sirve para que el mensaje llegue a más gente, genial.
Escribes “he leído y escuchado mucha basura sobre mí”. ¿Qué basura?
Es una basura a la que no voy a dar publicidad, precisamente porque es basura.
Un hater de Sálvame diría que vosotros también vertéis basura...
No considero ni que haga basura ni que presente un programa basura. Hago un trabajo dignísimo, además doy la cara por un equipo al que admiro mucho, y me parece fantástico que la gente opine lo que quiera sobre nuestro programa. Yo trabajo para la gente que nos ve y para nuestros jefes, y por suerte en este país hay muchísimos canales.
Planteas que, quizás, se dijo toda esa basura sobre ti por ser mujer.
No sé si me ha perjudicado a la hora de la tormenta. Es verdad que yo voluntariamente estoy en un escaparate y hay que aprender muy pronto, a base de muchos meneos, que hay gente que como estás en el escaparate se cree con el derecho de decir de ti de todo, aunque sean barbaridades. Tienes que tener una fortaleza emocional muy fuerte y un entorno muy sano, la cabeza muy amueblada, y aun así te quedan resaca y cicatrices. No sé si la gente ha sido más o menos generosa conmigo por ser mujer, pero sí creo en esa frase de que a las mujeres no se nos perdona nada.
Y en la tele siempre se les ha exigido más, pero tú rompiste moldes. No eres una presentadora con una talla estándar.
Es un orgullo que la gente me diga que le gusta ver en la tele a una persona como ella, imperfecta. Ninguno de los tres presentadores de Sálvame es un modelo de alta costura, y somos el programa más visto de las tardes de los últimos diez años. Por suerte, la calle también está en la tele, o la normalidad, todo tipo de físicos. Lo que tiene que primar es el talento y que conectes con el público. Durante mucho tiempo ha habido una exigencia física mucho más fuerte para las mujeres que para los hombres. A las mujeres se les ha exigido talento y belleza y a los hombres solo talento.
Ponerte delante de las cámaras te ha dejado alguna herida.
Creo que se han cometido muchas injusticias conmigo. El camino es complicado.
¿Cuál ha sido la más grande?
Si hubiese cogido todas las capturas de todas las barbaridades machistas, sobre mi físico, o lo hubiese retuiteado, habría conseguido el objetivo de esa gente. Lo he vivido en mi intimidad y no lo voy a contar. Tengo la sospecha de que si hubiese sido hombre se hubiese sido mucho menos duro conmigo.
De las once personas a las que has entrevistado para este libro, ¿cuál te ha sorprendido más?
Que Cristina Cifuentes me dijera que sí fue una sorpresa y un regalo, pero las once conversaciones tienen algo especial. Es gente que ha superado los prejuicios que podían tener porque yo lo entrevistara, si es que los tenían.
Ahora, sin prejuicios, ¿se dejarían entrevistar en Sálvame?
Creo que sí.
¿Todos?
Hay políticos que han pasado por Sálvame y por el Deluxe. Sálvame ha demostrado en casi once años que cabemos todos y cabe de todo.
De hecho, os acaban de dar el premio Iris.
Me gusta que se reconozca el trabajo de un equipo que lleva una década trabajando como un reloj suizo.
Belén Esteban dijo en el discurso que estáis encantados de que por fin se premie a la televisión popular.
Hay gente que me dice ‘sé quién eres, pero no veo mucho la tele’. A ver, sabes perfectamente quién soy. Si tienes tele en casa, aunque sea por estadística, en algún momento de tu vida tienes que vernos. Hay una realidad, y es que llevamos liderando la tarde diez años. Entretener es un trabajo muy digno, que nadie venga a darme lecciones de nada. Criticar Sálvame es una falta de respeto a la gente que lo ve. ¿Qué pasa que la gente que ve Sálvame es menos sabia? Me parece muy fuerte que se haga esa distinción con la audiencia de Sálvame, como si fueran ignorantes apestados.
Como si quien os ve no pudiese coger un libro...
Compran libros, votan, gastan dinero (por eso tenemos anuncios).... Hay mucho postureo. Me hace gracia porque hay gente que me dice que es su vicio secreto. Me encanta ser el placer secreto de alguien.
¿Qué hay de mentira en el programa?
Nada.
Venga...
Quién cuestione tras once años que no hay verdad en Sálvame...
Pues no hablemos de verdad, sino de exageración.
Nada. Son así en el bar, en sus casas, en la redacción. No nos hemos creado personajes para salir en la tele. Si Sálvame funciona es porque la gente sabe que es de verdad. El mérito de Sálvame es que ha hecho que el resto de programas, si no son de verdad, se note. Hay una naturalidad tan grande que los demás parecen impostados.
Pero a veces vendéis crueldad... Diversión al ver llorar a Lydia Lozano.
Pero eso es porque tú ya lo traías de serie (ríe). Cuando hay tensiones, la gente se queda más pegado. Se ve en las audiencias y en el minuto a minuto. Cuando llora Lydia, sube la audiencia. Pero no hacemos llorar a Lydia para que suba la audiencia, es que Lydia es así.
Bueno, Kiko Hernández sí le pincha.
Ahora mismo, Kiko es una monjita comparado con lo que fue. Ahora estamos superdescafeinados. Es lógico, han pasado los años y ha habido una evolución. Es muy duro intentar atrapar a la gente tantas horas y ellos han estado diez años sin dejar de interesar a la gente. ¿Cómo puede venir alguien a intentar tirarte ese trabajo? ¿Qué pasa que el periodismo del corazón no ha existido nunca? ¿No se puede ver Sálvame y leer libros? Que alguien me diga un presentador que tenga más cultura que Jorge Javier. Igual que pueden convivir periodistas con gente que no lo es: esto es entretenimiento, señores.
Entonces, ¿nunca habéis tomado el pelo a la gente?
Jamás. Salimos cada tarde a darlo todo (aunque hayamos tenido un mal día, porque también tenemos vida) con absoluto respeto a la audiencia.
¿Vais a acabar locos haciendo tantas horas de directo?
¿Quién te ha dicho que no lo estamos ya?
¿A qué huele el plató?
A rosas. Es duro hacer una hora más, pero está funcionando y somos soldados de Mediaset.
¿Por qué le funciona tan bien el entretenimiento a Mediaset?
El mayor atractivo de Telecinco es la cantidad de horas de directo. Cuando haces zapping, hay programas enlatados y no hay directos... En Telecinco hay mucha retroalimentación, los realities de la cadena nos nutren a todos de contenidos. Está claro que este tipo de televisión funciona, porque estamos a cinco puntos de Antena 3. La fórmula de Telecinco es el entretenimiento en directo.
¿Los programas enlatados te pueden convertir en una cadena triste?
No lo sé.
¿No lo sabes?
Empecé en Antena 3 y tengo mucho respeto a todos sus profesionales, pero como consumidora creo que lo que atrapa es el directo.
Lo que es una evidencia es que recicláis personajes.
Hay gente que tiene un don para la tele, independientemente de su origen, personas que enganchan y otras que no. Eso está en manos del público. Incluso puede que lo tengas y que la gente se canse.
Unos llegan y ‘Las Campos’ se van. Bueno, al menos de momento para que las entreviste Alfonso Arús en Antena 3.
Me parece maravilloso. He leído que María Teresa se va a Antena 3 y, si fuese verdad, me parecería maravilloso. Sé que ella cree que su carrera no ha tenido el broche que ella merece, que se quedó con un sabor agridulce tras Qué tiempo tan feliz y Las Campos. Si consigue quitarse esa espina que tiene tan presente y cerrar su carrera profesional con un programa que ella considere que merece, solo me provocará felicidad. Teresa conmigo siempre ha sido absolutamente generosa.
¿Falta sentido del humor para entender la ‘telebasura’?
No creo que exista la telebasura. Es un término que se ha inventado para degradar el periodismo del corazón o el entretenimiento. Llevamos diez años en antena porque nunca nos hemos tomado en serio, porque no vamos de nada y porque somos los primeros que nos reímos de nuestras miserias. La gente ve Sálvame para poner su mente en blanco. El programa empezó en plena crisis económica y, aunque nadie lo va a reconocer, parte de la paz social que hubo en esa etapa heavy fue por Sálvame. Había mucha gente que lo estaba pasando muy mal, pero veía Sálvame y desconectaba de su basura. Eso sí que era basura: no tener trabajo o no llegar a final de mes.