Carlos Alsina, un "muro de hielo" del que nadie habla mal
El presentador de 'Más de uno' en Onda Cero "disfruta generando debate", pero "no es un adoctrinador".
El despertador de Carlos Alsina (Madrid, 1969) suena cada día a las 4:45 de la mañana. Lleva así desde 2015, cuando cogió las riendas de Más de uno en Onda Cero, que arranca todos días a las seis. Lo hizo tras una década al frente de La Brújula para empezar a dirigir el matinal.
Pese al madrugón, Alsina no duerme tanto como el resto de presentadores de su franja. Es incapaz de hacerlo. No se acuesta temprano, como él mismo contó en Onda Cero Barcelona cuando se incorporó a Más de uno: “Tengo una vida ordenada dentro del caos. Intenté acostarme muy temprano, pero fracasé. Igual es consecuencia de los todos los años que estuve haciendo La Brújula”, explicaba hace cinco años. Y así sigue siendo. No se va a la cama antes de las once y media, aunque para compensar se echa una buena siesta.
Alsina lleva más de 30 años en Onda Cero. Preguntes a quien preguntes, todos coinciden en decir que jamás le han visto perder los papeles en el trabajo. Es un hombre tranquilo. Le apasiona el oficio y le gusta sorprender. “Eso se contagia y llega al oyente”, explican sus compañeros.
La mayor parte de sus allegados le califican de “tío muy reservado de su vida privada”. “Alsina es el muro de hielo, no es fácil conocer al Carlos Carlos”, pero en el aspecto y el contacto profesional es “imposible no tenerle cariño y es un poco tímido”, añaden.
Vive a las afueras de Madrid, no tiene hijos pero sí tiene más de un perro. No practica deporte porque “su deporte es la radio”, apuntan sus conocidos.
Es una persona generosa. Lo primero que hizo al conocer a una de las becarias de la radio en 2013 fue regalarle una botella de vino blanco. Ella nunca le escuchó gritar ni un ”última hora” y, aunque pertenecía a otro programa de la emisora, le dio la confianza para contar habitualmente con sus crónicas en La Brújula.
La razón de su longevidad en el medio, según Esther Turu, subdirectora de informativos de Onda Cero, es que Alsina “es buen conversador y polemista, disfruta generando debate y reflexiona para escuchar”. Por eso, apunto, no le dejan escapar.
Alsina es muy Alsina. Tiene un estilo propio. El emblemático Fernando Ónega apunta que “como comunicador tiene una credibilidad muy superior a la media. Como presentador no pretende inventar la radio, pero la inventa cada día por su originalidad”. A eso añade su capacidad como moderador y para centrar los temas de debate.
Aunque eso no es lo único que lo ha convertido en lo que es. “Sabe escuchar, una actitud que no concita grandes aplausos ni está especialmente valorada, y dedica tiempo y atención a los demás”, explica Turu. Precisamente por eso, disfruta especialmente de las entrevistas. A eso hay que unir su sentido del humor.
Carlos Alsina es un profesional con mucha ironía y retranca. Fernando Ónega recuerda la mañana en la que entrevistó a Manuela Carmena, exalcaldesa de Madrid, en diciembre de 2019. En una pausa se oyó “un estruendo de pedo”. Al día siguiente, Alsina se refirió a ello con brillantez: “Todo este revuelo es una maniobra de distracción para ocultar los verdaderos problemas del país. Y por lo tanto debo decir que todo esto huele. Desde este programa sólo podemos hacer una pedorreta. Más de uno reafirma su compromiso con las emisiones de carbono”.
Esté delante del micrófono que esté, su tono nunca es agresivo “y en la puesta en antena hace digerible y comprensible cualquier asunto”, declara la subdirectora de informativos. Porque, como lo define Esther Turu, ”él no es un adoctrinador, simplemente cuenta lo que hay y hace su análisis particular”.
Cuando Onda Cero lo movió en 2015 para recolocarlo en Más de uno no se lo pusieron fácil. No estaba relevando a cualquier locutor: Carlos Herrera.
Con él al frente del matinal, Onda Cero ha sido la cadena privada de ámbito nacional que más creció en el primer trimestre del año, según los datos del Estudio General de Medios (EGM). Alsina comenzó 2020 con 21.000 oyentes nuevos, es decir, una audiencia total de 1,2 millones. Es el espacio más escuchado de la emisora.
Esos 1,2 millones se los ha ganado a base de “calidad en el producto, un carisma personal que contagia a su equipo; un olfato periodístico envidiable; un sentido del ritmo radiofónico que roza la perfección; una gran sensibilidad; un aguante físico que le permite estar en forma las seis horas y media de duración del programa y una formidable capacidad de adaptación a los temas en el tono y en la forma”, considera Ónega. De ahí su fuerza y su contundencia. A su juicio, Alsina representa la neutralidad política y la ausencia de odios y prejuicios.
Es “valiente y educado”, continúa: “No injuria ni insulta. No descalifica. Nadie le llevará a los tribunales por ofender el honor de una persona”. De hecho, ni siquiera califica con adjetivos y es rarísimo escucharle una opinión personal: “Deja que hablen los hechos, los testimonios, la documentación y la memoria. Todo ello combinado con una razonable dosis de mala leche”.
Carlos Alsina “es un trabajador infatigable con una capacidad de analizar y comunicar absolutamente única. Hace que todo parezca sencillo cuando no lo es”, añade Turu. Además de ser “un gran comunicador”, como elogian sus jefes
Esa faceta de ‘gran comunicador’ se la han reconocido en numerosas ocasiones con los mejores premios al periodismo radiofónico. Casi nada, don Carlos.