Por qué tienes tantas ganas de hacer pis después de tomar café
Más que si bebieras la mima cantidad de agua.
Parafraseando el popular refrán de la cerveza: “el café no se compra, se alquila”. Si te ha tocado hacer fila para entrar al baño del bar minutos después de tomarte tu café favorito, quizás te hayas preguntado por qué esta bebida tiene tanto control sobre tu vejiga.
Descubre el viaje del café desde que entra en tu cuerpo hasta que sale y todas sus paradas.
Todo lo que tragas va directo al estómago. Según la cantidad de alimento que haya ahí dentro (si es el primer sorbo del día o si acabas de comer), el café puede aguantar en el estómago entre cinco minutos y una hora.
Los líquidos se digieren antes que los alimentos sólidos, de modo que el estómago empieza a vaciarse de inmediato cuando el café llega al estómago vacío. El café pasa por los intestinos y por los riñones antes de llegar a la vejiga. Y es en este proceso cuando el café con cafeína se comporta de forma distinta a otras bebidas, según Lisa Anderson, profesora asociada de Biología integrativa y Fisiología en la Universidad de Minnesota.
“El intestino delgado absorbe el líquido por ósmosis y utiliza su energía para atraer el sodio y otros electrolitos, con los que arrastra también el agua”, explica Anderson. “En el café con cafeína, tanto la cafeína como los polifenoles como otras moléculas son liposolubles, por lo que atraviesan con facilidad el tracto gastrointestinal”.
Llega el momento de la verdad:
“Cuando el intestino absorbe un líquido y llega a la vejiga, los sensores de la vejiga notan que se empieza a llenar”, explica Anderson. “Eso desencadena una señal en el centro de la micción del cerebro”.
El motivo por el que el café avanza más rápido que el agua es porque la cafeína estimula más el músculo detrusor urinario, situado en la pared de la vejiga. Este músculo se relaja cuando la vejiga está vacía y se contrae cuando es hora de ir al baño. Y con el cerebro y la vejiga remando más rápido, no te queda otra que pedirles a tus amigos que te vigilen las cosas mientras vas al baño del establecimiento.
Si encima tienes una vejiga hiperactiva, el proceso es aún más rápido, advierte Anderson, que cita un estudio en el que las personas que tomaron un vaso grande de agua con cafeína tuvieron que ir al baño mucho antes que las personas que tomaron la misma cantidad de agua.
Un dato curioso: que las filas para entrar en los baños de los hombres sean más cortas se debe, en parte, a que los hombres “pueden almacenar más líquido en la vejiga y aguantarlo durante más tiempo”.
Las bebidas con cafeína provocan más ganas de hacer pis que la misma cantidad de agua
Aunque todo lo que bebes va a acabar expulsado de tu cuerpo de una forma u otra, la cafeína acelera los trámites. “La cafeína irrita la vejiga, y cuando la vejiga se irrita, se contrae”, explica la doctora Rena Malik, uróloga, profesora asistente de cirugía y directora de cirugía reconstructiva del suelo pélvico femenino en la Universidad de Maryland. “Esa contracción es la que te provoca la sensación de ‘urgencia’ que te obliga a ir al baño inmediatamente”.
Sin embargo, Malik puntualiza que es posible desarrollar cierta resistencia a este efecto de la cafeína mediante el consumo habitual. En su consulta, se encuantra con casos muy diversos. “Tengo algunos pacientes que me dicen que una taza pequeña de café les puede estropear la mañana si les pilla en un mal lugar, mientras que otros beben varias tazas a lo largo del día y ni se enteran”.
Aunque el café es un fluido, la cafeína es una sustancia diurética; es decir, provoca que tus riñones extraigan de tu organismo más fluidos de los que estás bebiendo. Si tienes la sensación de que meas más de lo que bebes, no es ninguna locura, pero ponle remedio bebiendo más agua.
Cuanta más cafeína bebas, más intensas serán las consecuencias. “Las propiedades diuréticas de la cafeína aumentan según la cantidad que consumas”, comenta Anderson. “Normalmente hace falta consumir más de 400 mg de cafeína para que provoque algún efecto significativo en el equilibrio hídrico de tu organismo”. Eso equivale a cuatro tazas de café, que coincide con el consumo máximo recomendado.
Malik explica que la forma más sencilla de saber si el café te está deshidratando es el color de tu orina. “Si es de color amarillo oscuro, necesitas más agua. Si es casi transparente, quizás estés bebiendo demasiada agua. Si es de color amarillo claro, lo más normal es que tus niveles de líquidos sean correctos”.
Si quieres reducir el número de visitas al baño, tampoco es necesario cortar de forma radical tu consumo de cafeína, tranquiliza Malik. “No pasa nada por ir poco a poco. Si normalmente te tomas tres tazas de café por la mañana, pasa a dos, o tómate dos tazas con cafeína y una sin cafeína, a ver qué pasa”.
Por último, si tienes la sensación de que te pasas el día yendo al baño y esto interfiere en tu rutina, Malik recomienda una visita al urólogo. “La gente piensa: ‘Yo he sido así toda mi vida’, pero no es necesario seguir pasándolo mal si tiene solución. El urólogo te planteará varias opciones según tu caso concreto: cambios de rutina, medicamentos, cirugías, etc.”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.