Hallan los cuerpos de 215 niños enterrados hace 43 años en un internado para indígenas de Canadá
Algunos sólo tenían tres años, dicen los investigadores.
Una investigación ha sacado a la luz los restos mortales de 215 menores de edad en una fosa común de un colegio canadiense cerrado en 1978 y levantado para facilitar la integración de la población indígena.
La Escuela Residencial India Kamloops, en la Columbia Británica, donde trabajan ya los forenses para determinar la causa exacta y la fecha de las muertes, informa la televisión pública canadiense, CBC.
El hallazgo ha sido anunciado por el jefe de la tribu india Tk’emlups te Secwepemc. “Hasta donde sabemos, las de estos niños perdidos son muertes indocumentadas. Algunos tenían solo tres años”, ha relatado la jefa de la comunidad de Kamloops, Rosanne Casimir, en declaraciones a la cadena británica BBC.
Este tipo de escuelas se crearon en los siglos XIX y XX para asimilar de forma forzosa a los jóvenes indios y estaban financiadas por el Estado y gestionadas por organizaciones religiosas.
La de Kamloops era la más grande del país, abierta en 1890 bajo una administración católica, y acogía a unos 500 estudiantes en su momento álgido, en la década de 1950. En 1969 el Gobierno federal asumió su gestión y la convirtió en residencia estudiantil y así funcionó hasta su cierre, en 1978.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha reconocido estos hechos como un “doloroso recordatorio” de “un capítulo vergonzoso de la historia de nuestro país”.
La ministra de Relaciones Indígenas, Carolyn Bennett, ha criticado estos internados, manifestación de una “vergonzosa” política colonial y se ha comprometido a “rendir homenaje a estas almas inocentes perdidas”.
Entre 1863 y 1998 se calcula que más de 150.000 menores indígenas fueron arrancados de sus hogares e internados en estos colegios en los que no se les permitía hablar su idioma o manifestar su cultura y donde eran frecuentes maltratos y abusos.
Una comisión de investigación concluyó en 2015 que muchos de los menores no regresaron jamás a sus comunidades y reconoció así un “genocidio cultural”.
El Proyecto Niños Perdidos ha identificado hasta el momento a más de 4.100 menores fallecidos durante su estancia en los internados y muchos de ellos fueron sepultados en los propios recintos escolares.