Cada cuánto tengo que bañar a mi perro
No te pases con la frecuencia ni con el champú.
Jugar en la calle, los paseos por el parque, lamer y olisquear a otros perros… La rutina de nuestras mascotas los expone a mucha suciedad, parásitos y bacterias, por lo que el baño y la preocupación de que no esté lo suficientemente aseado suele ser una de las cuestiones principales que se plantean los dueños. ¿Cuántas veces tengo que bañarlo? ¿Cómo hacerlo? ¿Qué pasa con el cepillado?
No hay una única respuesta a estas cuestiones, depende de factores como el tipo de pelo del animal o la época del año. Eso sí, el baño no debe ser un momento de angustia por lo que hay que tener en cuenta también el producto utilizado, la temperatura del agua, si se hace en una terraza o jardín y, sobre todo, el tiempo de duración. Todo esto sirve para evitar situaciones de ansiedad y estrés.
Cuntas menos veces, mejor
A la hora de determinar la periodicidad del lavado, hay que tener en cuenta la longitud del pelo del animal igual que con los humanos. “Un pelaje largo siempre requerirá más mantenimiento que uno corto, pues necesitará más higiene, más cepillados y, en algunos casos, de vez en cuando un corte específico”, señala Irene Juste, ayudante Técnico Veterinario y parte del equipo de la web Experto Animal, quien recuerda que no hay que pasarse con el corte de pelo de los animales de pelaje largo porque les sirve de protección contra el frío y el calor.
Siguiendo esta base, desde Experto Animal marcan las frecuencias:
- Cada cuatro semanas, si es de pelo largo.
- Cada cuatro o seis semanas, si es de pelo medio.
- Cada seis u ocho semanas, si es de pelo corto.
La clave está en la cantidad de champú
La longitud del pelaje del perro no solo marca la regularidad de los baños, también determina la cantidad de champú que se emplee. “Una cantidad pequeña es suficiente para bañar al perro entero, por lo que siempre es mejor usar poco a no ser que se trate de un can de tamaño medio, grande o gigante”, apunta Juste.
“Si nos pasamos con el producto, no conseguiremos más limpieza, tan solo contratiempos, como malgastar, llenar más de residuos el pelo y la piel o estar mucho más rato bañándolo, y eso puede estresarlo”, añade.
Con respecto al tipo de champú, Manuel Lázaro, del Colegio de Veterinarios de Madrid, enfatiza que nunca se tienen que utilizar productos de los dueños. “Los perros tienen un tipo de piel, una grasa y un pelaje muy distinto al de los humanos”, detalla el experto, que pone el foco en el cuidado especial si el animal sufre algún problema dermatológico como la seborrea.
“Es muy importante en esos casos utilizar un champú específico o hipoalergénico”, apunta el veterinario. Estos problemas dermatológicos incluso pueden alterar la rutina de lavados, “hay perros que se tienen que bañar cada uno o dos días por estas dolencias”, señala Lázaro.
Elevar la temperatura del agua no mejora el lavado
Porque laves a tu perro con el agua muy caliente, no vas a desinfectarlo ni limpiarlo más. La temperatura debe adaptarse a la del animal. “Por tanto, en el caso de los canes estamos hablando de una media de 38 a 39ºC”, apunta Juste.
Lo importante en todo caso es evitar en todo caso los contrastes, por lo que en verano e invierno puede variar algunos grados la temperatura del agua. “Esto no significa que estemos siempre midiéndola con el termómetro para que sea exacta, pero sí que debemos tener en cuenta que esté similar a la de su cuerpo, al menos a nuestro tacto”, detalla la experta.
Las zonas de cuidado especial
Tampoco hace falta frotarle por todas partes cada vez que se ensucia, pero sí prestar mucha atención en determinadas zonas. “Hay que tener especial cuidado con sus ojos, oídos, boca y nariz, patas y uñas, y zonas genital y anal”, detalla Juste quien señala que “para que no haya ningún problema en estas zonas conviene revisarlas a diario”.
“Hay que limpiar los ojos en cuanto se ve una legaña o cortar las uñas si se empiezan a ver más largas de lo habitual”, añade Lázaro. Mientras que si lo que se ha manchado es la boca o las patas, basta con darle con una toallita.
Compañeros de bañera
Si se dispone de terraza o jardín es mejor bañarlos allí por la comodidad del animal, pero si este no es el caso, el baño puede llevarse a cabo en la bañera o ducha de casa sin ningún problema. “La dificultad para hacerlo la marca el carácter del perro”, detalla el experto, quien recuerda que no hay que tener miedo a la suciedad o al posible contagio de infecciones ya que los materiales de las bañeras permiten desinfectarlas perfectamente: “Es peor que se suban al sofá o se metan en la cama”.
El cepillado, igual de importante que el baño
“Al contrario que ocurre con el lavado, el cepillado cuanto más, mejor. La gente suele bañar mucho a sus mascotas y las cepilla poco”, señala Lázaro, quien deja claro que mantener la higiene no solo consiste en el baño. Y sí, el cepillado también depende del tipo de pelaje.
“Por ejemplo, conviene hacerlo casi a diario con los animales de pelajes medios y largos, que son propensos a formar nudos. Esto ocurre con los perros de agua o los yorkshires. En cambio, se puede cepillar una vez a la semana si el pelaje es corto o medio y no suele formar nudos, como es el caso de los labradores”, detalla.
También es importante la densidad. Por ejemplo, en razas como los hushkies o schnauzer que tienen muchas capas de pelo, necesitan cepillado diario aunque el pelaje sea corto.
El cepillado es importante por la higiene y por la salud capilar para que el pelo nuevo crezca fuerte. “Buena parte del pelo que cae ya muerto se queda en el pelaje, formando cúmulos y nudos, lo que puede producir que el pelo nuevo se debilite. También puede producir heridas e infecciones porque en las zonas de nudos la piel puede llegar a macerarse y provocar complicaciones dérmicas”, detalla Juste.
“Además, el cepillado diario de los canes de pelo largo lo mantiene en mejor estado, conserva el brillo y elimina la tierra, el polvo o cualquier suciedad que suele enredarse en este tipo de cabellos”, añade Lázaro.
Los expertos ponen el foco en la época de muda, en la que hay que aumentar la frecuencia de cepillado. “Tenemos que ayudarle a retirar todo el pelo sobrante para evitar nudos e incluso problemas de piel”, apunta Juste y añade que en esta época del año el cepillado debe ser especial: “Es conveniente hacerlo con un cepillo que sirva para hacer stripping, es decir, una retirada correcta del pelaje muerto y acumulado en todas las capas”.
Otra opción recomendable, según Lázaro, es un guante que recoge fácilmente el pelo, especialmente el de los animales de pelo corto