Bruselas pide a los Veintisiete reducir un 15% el consumo de gas para un invierno "seguro"
"Rusia nos está chantajeando y Europa debe estar preparada", defiende la presidenta de la CE, Von der Leyen.
Cada día que pasa, la Unión Europea (UE) le da 28,5 millones de euros a Ucrania y casi 1.000 millones a Rusia. Por un lado, ayuda al invadido y, por otro, tiene que pagar religiosamente al invasor por su gas y su petróleo. Europa tiene claro que esa dependencia debe cambiar, más aún cuando Moscú amenaza con cerrar el grifo cuando más falta haga, a la vuelta del verano, de ahí que se haya presentado hoy un plan de choque para empezar con esa desconexión, ya que un acuerdo para sancionar el gas ruso es inviable en los Veintisieta.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advirtió este miércoles de que Rusia está empleando la energía como “arma” ante el posible corte parcial o total del suministro de gas de este país a los Estados miembros y pidió a los gobiernos que estén “preparados” ante este “probable” escenario.
“Rusia nos está chantajeando, usando la energía como arma. Por tanto, sea el corte parcial o total, Europa debe estar preparada”, dijo Von der Leyen en rueda de prensa en la que el Ejecutivo comunitario presentó su propuesta para que los países de la Unión Europea reduzcan en un 15 % su consumo de gas entre el 1 de agosto y el 31 de marzo de 2023.
Von der Leyen reconoció que esta reducción “es pedir mucho”, pero insistió en que la lección aprendida por la UE durante la pandemia de coronavirus debe ser, ante una crisis que “golpearía a todos y cada uno de los Estados miembros, que el “peor enemigo de la UE sería la fragmentación” y que “si actuamos unidos podemos abordar cualquier crisis”.
La presidenta del Ejecutivo comunitario explicó que una reducción del consumo de gas del 15 % en el periodo propuesto equivale a 45 kilómetros cúbicos de gas natural, una cantidad que permitiría al bloque comunitario “superar el invierno de manera segura” en el caso de un corte total en el suministro por parte de Moscú.
Además, añadió, la Unión Europea ya ha logrado llenar sus depósitos conjuntos de gas al 64 % de su capacidad -el objetivo es que estuvieran al 80 % para noviembre- y ha aumentado el suministro de gas no ruso en 35 kilómetros cúbicos desde enero gracias al incremento desde otros países, como Estados Unidos, Noruega o Catar, entre otros.
También se ha logrado el equivalente a cuatro kilómetros cúbicos de gas natural mediante un incremento adicional de 20 gigavatios de capacidad de energías renovables, que Bruselas recomienda priorizar en la búsqueda de recursos alternativos al gas en la reducción de su consumo.
Ante la posibilidad de que algunos Estados miembros rechacen el objetivo de reducción de consumo de gas, Von der Leyen señaló que la Comisión tiene herramientas para hacer cumplirlo pero subrayó la importancia de que esta opción “sea el último recurso” y que se cree “conciencia sobre lo interdependientes que somos” para que impere el principio de solidaridad.
“Cuanto más rápido actuemos, más ahorraremos y más seguros estaremos en nuestro objetivo de solidaridad. Hay Estados miembros más expuestos que otros al gas ruso y más vulnerables al riesgo de una interrupción, pero todos los Estados miembros sufrirán las consecuencias”, advirtió la alemana.
Países como Hungría, Alemania o Austria se han mostrado habitualmente contrarios a impedir las importaciones del gas ruso, que sería la gran jugada económica contra Vladimir Putin, y han avisado de que bloquearían el acuerdo si se ponía en serio encima de la mesa. La razón es su altísima dependencia de estos recursos: casi el 100% del gas que consumen los húngaros es ruso y el porcentaje baja al 50% en el caso de alemanes -aunque hoy mismo han informado de que han bajado al 26% desde el inicio de la guerra, el 24 de febrero- y austríacos, aún altísimo. Este es uno de los motivos por los que los precios de la energía se han disparado por la invasión rusa de Ucrania.
En España, por contra, no se pasa del 10% de dependencia. Por eso nuestro país, junto con Francia (su dependencia del gas ruso es del 25%), es uno de los que sí están dispuestos a renunciar al crudo (el 26,9% del total que consume la UE ) y a al gas (45,3%), aún sabiendo las consecuencias económicas que puede acarrear.
Cada país tiene su casuística
La vicepresidenta económica del Gobierno español, Nadia Calviño, considera que estas medidas de ahorro de energía ante el posible corte de suministro de gas ruso no pueden ser lineales para todos los países, porque cada uno tiene una situación diferente. Ha puesto como ejemplo que España, está exportando electricidad a Francia.
En una entrevista en TV3, Calviño ha dicho que, ante la posibilidad de que haya decisiones aún más negativas en el ámbito de la energía para la UE en otoño, la situación es muy distinta según los países, ya que Alemania, Italia o Polonia, por ejemplo, son muy dependientes del gas ruso.
“La necesidad de adaptación es más intensa que en el caso de España”, ha apuntado, porque nuestro país tiene una gran capacidad de almacenamiento, diversificación de fuentes y una gran penetración de las energías renovables que nos ponen en una situación “relativamente más favorable a la de otros países”, ha señalado. “España tiene que ser solidaria en este contexto como otros lo han sido con nosotros cuando nos golpeó la pandemia”, ha dicho.
En este sentido, ha asegurado que España está en muy buena posición para convertirse en un nodo, en una puerta de entrada de la energía en Europa. “Nos podemos convertir en uno de los principales elementos de garantía y de seguridad energética en Europa”, ha dicho, a la vez que ha reiterado que el corte total del suministro de gas y de petróleo ruso supondría un alza de los precios y un impacto sobre las economías que más dependen de él.
En la misma línea se ha expresado la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, quien desde Bilbao ha apostado por “el ahorro y la eficiencia” en el consumo de gas, pero ha asegurado que el Gobierno no baraja la hipótesis de restringirlo a “ningún tipo de consumidor”. Además, ha afirmado que España será solidaria con el resto de Europa, “pero no a costa de los consumidores domésticos e industriales”, que pagan “desde hace mucho una factura muy elevada” y “no se merecen restricciones ni racionamientos”.
Ribera ha viajado este miércoles a Bilbao para visitar el proyecto de investigación, desarrollo e innovación “H2Sarea” flotante y asistir a la inauguración de la plataforma de ensayo para prototipos de energía eólica marina “DemoSATH”. Y en declaraciones posteriores a los periodistas, la ministra ha destacado que el Ejecutivo “está comprometido” con los consumidores, tanto domésticos como industriales. “Nuestra solidaridad es mucho más útil si podemos hacer uso de nuestras infraestructuras para poder aportar gas al resto de los europeos, pero no a costa de unos consumidores domésticos e industriales que vienen pagando desde hace mucho una factura muy elevada, por ser precisamente una isla energética”, ha puntualizado.