Brindis por Anagrama, Tusquets, López de Lamadrid y Galdós en la Feria del Libro de Madrid
Por Carolina Ethel
Filas hasta para comprar agua fría y esperas para encontrar una buena sombra en el Parque del Buen Retiro. Y en medio de todo optimismo en los libreros y editores por la buena marcha de las ventas el segundo fin de semana de la 78 Feria del Libro de Madrid, del 31 de mayo al 16 de junio. Días con casi seiscientas firmas de autores y una docena de actividades entre las que destacaron los homenajes a Claudio López de Lamadrid, editor de Penguin Random House, fallecido el 11 de enero de 2019; y al medio siglo de las editoriales Anagrama y Tusquets.
Don Benito Pérez Galdós también estuvo presente con los primeros recuerdos por el próximo centenario de su fallecimiento el próximo 4 de enero de 2020. El parque que fue uno de sus espacios inspiradores tuvo cuatro actos este domingo: flores en su monumento como testimonio de los Galdosistas de las Comendadoras, una mesa redonda que analizó la obra del autor de títulos como Episodios nacionales, la representación de La desheredada y un recorrido por el Parque.
En recuerdo de López de Lamadrid
El fin de semana en el Retiro empezó el viernes a las seis de la tarde con el homenaje a Claudio López de Lamadrid. Más de un centenar de autores, lectores, compañeros de trabajo y profesionales del mundo del libro como editores, distribuidores y agentes literarios se reunieron en el Pabellón Bankia de Actividades Culturales alrededor de la figura del editor de PRH. Miguel Aguilar, editor de sellos como Debate y Literatura Random House, moderó una conversación entre los escritores Ray Loriga, Lara Moreno y Patricio Pron en la que no solo recordaron el gran trabajo del editor y su amistad, sino su faceta de lector y los autores y obras que él les descubrió.
Nuria Cabutí, CEO de PRH en España, abrió el acto recordando la importante labor de Claudio López de Lamadrid con Latinoamérica, de tal manera que buena parte de la actual generación de escritores latinoamericanos están en ese grupo editorial. Loriga dijo que en este editor “no era tanto el negocio editorial como la pasión”, mientras que Pron señaló algunos escritores que a este le gustaban como Raúl Zurita, César Aira, Belén Gopegui o Rodrigo Fresán, “autores en los que Claudio no solo confiaba sino que los seguía”.
Al acto asistieron desde el director de la Feria Manuel Gil y editores como Jorge Herralde de Anagrama, Ofelia Grande de Siruela y Joan Tarrida de Galaxia Gutenberg; agentes literarios como Luis Miguel Palomares Balcells, de la Agencia Carmen Balcells, y Palmira Márquez de Dos Passos; hasta creadores como Andrés Rábago El Roto, David Rieff, Ignacio Martínez de Pisón, Martín Caparrós, Juan Cruz, Antonio Soler, Elvira Navarro, Mercedes Cebrián, Carlos Pardo, Luna Miguel, Miguel Munarriz, Paula Bonet…
Terminado el acto, algunos asistentes siguieron comentando el libro que López de Lamadrid les presentó. Mercedes Cebrián, por ejemplo, habló de Mate Jaque, (2009) del español Javier Pastor: “Su escritura ciertamente no se parece a la de nadie en este país. Es plástica, algo experimental y muy expresiva. No es un autor que venda mucho, por eso le agradezco doblemente a Claudio que le publicase después en 2016 su siguiente novela, Fosa común, y que siguiese apoyándolo a pesar de la (exageradamente) mala crítica que le hizo Paco Solano en Babelia“.
El poeta y narrador Carlos Pardo le está agradecido por haberlo “obligado” a leer los libros de Edward St. Aubyn porque “me tenían que gustar” en vista del trasfondo autobiográfico de obras como El padre y La madre.
Grandes, Landero y Aramburu en los 50 años de Tusquets
El día terminó con la evocación de las primeras veces como lectores, como autores de Tusquets, como visitantes de la Feria del Libro de Madrid. Lo contaron Almudena Grandes, Luis Landero y Fernando Aramburu en una conversación moderada por Lola Larumbe, de la librería Rafael Alberti. Fue el acto central de la celebración por los cincuenta años de la editorial Tusquets. Juan Cerezo, su editor, abrió el acto recordando el trabajo de sus fundadores Antonio López Lamadrid y Beatriz de Moura en la Barcelona de los años sesenta y setenta.
Todos recordaron la ilusión y los nervios que pasaron cuando enviaron sus primeros manuscritos a la editorial. La espera. Y luego las palabras de Toni Lamadrid por teléfono diciéndoles que ya tenían editor. Momentos inolvidables que se han enriquecido con los años porque ellos, contaron, siempre se han sentido como en familia allí. Incluso, revelaron: “Toni nos llamaba y nos pregutaba si necesitábamos dinero”. Además, dijo Aramburu, de que “siempre confiaron en mí”.
Almudena Grandes recordó el proceso de escritura de Las edades de Lulú que empezó como una novela y “luego fue a donde le dio la gana hasta convertirse en una novela erótica”. Con ella ganaría el Premio La Sonrisa Vertical en 1989 y entraría a dicha editorial.
“Uno muchas veces no sabe lo que ha hecho y necesitamos que te lo digan los lectores”, señaló Luis Landero en referencia a su presencia en la Feria donde se encuentra con sus lectores en busca de su firma. Aramburu reconoció que la principio no sentía vergüenza porque nadie lo conocía.
La celebración terminó con un vídeo en el cual varios autores emblemáticos de Tusquets llegan a la Biblioteca Nacional de España y conversan en una de sus salas para ir desgranando anécdotas y reflexiones. Entre eso autores están los tres ya citados, más Leonardo Padura, Cristina Fernández Cubas, Eugenio Fuentes y Antonio Orejudo.
La estrella de Ibáñez
El rockstar del sábado fue Francisco Ibáñez, que en la carpa de firmas al final del Paseo de Coches, firmó nuevas y viejas ediciones de Mortadelo y Filemón a los cien afortunados -o aplicados- que consiguieron una papeleta. Sin embargo, se contaban por cientos los seguidores del cómic clásico que se arremolinaban alrededor de la carpa para sacarse un selfie ‘casual’ que diera testimonio del encuentro. Con más de medio siglo acompañando a los españoles, en la fila se veía a abuelos, padres y nietos.
Por la tarde el turno fue para Camila Lackberg con colas interminables y el domingo Matilde Asensi. Un ejemplo de este encuentro de autores y lectores que también vivieron en las diferentes casetas nombres como Enrique Vila-Matas, Rosa Montero, Marta Sánz, Joël Dicker, Federico Moccia, Jordi Sierra i Fabra, Cristina Morales, Guillermo Altares, Andrés Neuman, Marbel Sandoval Ordóñez, Manuel Jabois, Santiago Posteguillo, Phil Camino, Juan José Millás, Berna González Harbour, Domingo Villar, María Dueñas, Julia Navarro…
Fiesta y autores dominicanos
Este año hay tambores y sabor a merengue ripiao, a cargo del país invitado – República Dominicana- que hizo una parada festiva para animar a los visitantes al Parque y la ruta entre el Paseo de Coches y Casa de Vacas.
En el pabellón del país invitado, dos mujeres dominicanas intentaron establecer el costo de la libertad ante un auditorio a reventar en asistencia y entusiasmo. La escritora y cantante, Rita Indiana, entre ironía y cruda realidad, actualizó Una habitación propia, de Virginia Wolff, con un tajante: “el costo de la libertad es que uno no sabe con qué va a pagar la renta”.
Junto a la poeta Martha Rivera, Indiana encendió el auditorio reclamando el derecho de las mujeres a ser poderosas y en general a las personas a seguir sus propias convicciones, aunque matizó que la educación es fundamental, particularmente en su país, donde sigue siendo un privilegio de pocas personas.
Horas antes, por la mañana, la editorial Páginas de Espuma había animado el debate con las escritoras Lola López Mondéjar, Clara Obligado y Socorro Venegas, en el Pabellón Bankia de Actividades Culturales. Ellas pusieron sobre la mesa las pulsaciones femeninas poco abordadas desde la literatura como la maternidad, la lujuria o la dicha sexual en las abuelas que reclamó la escritora argentina-española, Clara Obligado, arrancando aplausos.
A unos pasos de allí, mientras tanto, en el Pabellón Acciona, otra mujer, esta vez en silencio, ponía en jaque a 18 contenedores. Sabrina Vega Gutiérrez, campeona nacional de España, daba vueltas una y otra vez en una simultánea de ajedrez, en la que se respiraba concentración y estrategia.
Medio siglo de Anagrama
El sábado cerró con el homenaje a Jorge Herralde, fundador y editor de la editorial Anagrama. Todo ello bajo la sombra de su último libro: Un día en la vida de un editor. “Los inicios de la editorial fueron una época muy estimulante y combativa”, recordó Herralde en una charla guiada por el periodista y escritor Juan Cruz.
Las cualidades de un editor, afirmó Herralde, son “tener curiosidad, estar bien informado y estar atento a los trabajos editoriales artesanales”. A ellos se suman, añadió, “la lectura, conocimiento de lo que se está haciendo en todas partes, crear un catálogo identificable y construir la fiabilidad del catálogo”.
En la charla se recordó cómo ya desde sus inicios Anagrama ha tenido en su catálogo libros que reflexionan sobre temáticas muy vigentes hoy como el feminismos, la política y asuntos LGTB. “No me sentí veterano hasta hace dos años que por edad vendí una parte importante de Anagrama a Feltrinelli”, reconoció Jorge Herralde.
Sobre el por qué su sello no tiene autores del boom latinoamericano, Herralde aseguró que cuando ese gran momento de la literatura empezó Anagrama era básicamente un sello de libros de ensayo. Es a finales de los setenta y comienzos de los ochenta cuando toma impulso su mirada a la narrativa.
El éxito de Anagrama, su prestigio y el plus que da a cada autor de su catálogo, estaría en la búsqueda de la excelencia desde el primer momento. Según Jorge Herralde: “la elección de los autores y libros viene de la búsqueda de la belleza combinada con la eficacia”.
Niños y jóvenes
Los que más tienen visibilidad en estos tiempos son los youtubers y booktoubers, ya habituales y con gran convocatoria en la Feria. La jovencísima booktouber, Andreo Rowling, guió un taller de escritura para los más pequeños en el Pabellón Infantil, abarrotado de niños y padres, interesados en cómo se construye un relato. Y el domingo al cierre, fenómenos de internet, como Sebas G. Mouret, Mercedes Ron y Loreto Sesma, auguraron larga vida a los libros en la red, en la mesa redonda ¿Y después de YouTube, qué?, que se celebró en el Pabellón Acciona.
Una cita en la que a las doce del día en los altavoces del Micro de la Feria se seguirán escuchando voces de autores, libreros, editores, bibliotecarios o promotores de lectura como las de Sara Morante, ilustradora responsable del cartel de este año que dijo: “La Feria suena como cruje el lomo de un libro abierto de par en par, como una caja de música, pero que dentro lleva voces; las voces de los lectores que se acercan a la caseta”. O Fernando Aramburu: “Los escritores también acudimos a la Feria con el deseo, más o menos velado, de sentirnos un poco menos solos”.