Borrell distingue entre "independencia" y "autonomía funcional" para echar un capote a Sánchez tras su lío con la Fiscalía
"La Fiscalía, ¿de quién depende?”. “Pues ya está”.
El ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Josep Borrell, ha aconsejado este jueves aprender a distinguir entre “independencia y autonomía funcional” para comprender la relación entre el Gobierno y la Fiscalía General del Estado.
“Lo que debemos es aprender a distinguir lo que es la subordinación de lo que es la independencia y lo que es la autonomía funcional”, ha asegurado en declaraciones a la COPE tras ser preguntado por las palabras del presidente del Gobierno sobre la posibilidad de dar órdenes a la Fiscalía.
Pedro Sánchez respondió este miércoles en RNE a una cuestión sobre el expresidente catalán Carles Puigdemont con una pregunta retórica: “La Fiscalía, ¿de quién depende?”. “Pues ya está”, concluyó.
Una reflexión que no tardó en recibir numerosas críticas desde la clase política y desde la propia Fiscalía en un debate que Borrell ha calificado de “mucho ruido”.
Para el ministro la cuestión está clara: la Fiscalía no es un órgano del Poder Judicial, es un órgano de la Administración de Justicia, pero no tiene carácter de poder independiente.
Por ello, “tiene autonomía funcional, pero el Gobierno puede instruir o solicitar a la Fiscalía para que emprenda actuaciones en defensa del interés general”.
No se trata de que el Gobierno dé “una orden que deba seguir ciegamente, sino que le puede dar indicaciones, instrucciones, solicitudes y guiar su acción en defensa del interés general”, ha zanjado.
Por otra parte, y preguntado por los supuestos planes de los Comités de Defensa de la República (CDR) de encerrarse en el Parlamento catalán, Borrell se ha planteado “cuánto de fantasía hay en esa presunta operación y cuánto de realidad operativa”.
Para el ministro, “una cosa es cercar el Parlamento y otra cosa es ocuparlo y atrincherarse dentro con el presidente; son palabras mayores”.
Así, ha reconocido no saber hasta qué punto los supuestos planes de los CDR son un caso de “autofiguración épica” en un momento en que en Cataluña se viven “momentos de excitación emocional que desgraciadamente” rigen algunos de los acontecimientos que están teniendo lugar.
Borrell ha puesto el ejemplo de quienes han acampado en la Gran Vía, cortándola al tráfico, para denunciar a gritos la falta de libertad de expresión: “Si hubiera una dictadura y no hubiera libertad de expresión, a buenas horas iban a estar ahí”, ha concluido.