Borrell admite que la "política de Ibuprofeno" de Sánchez ha tenido "poco éxito" en Cataluña
Opina ahora que los partidos independentistas no apoyarán los PGE: "Creo que he perdido la apuesta"
El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Josep Borrell, ha reconocido que el Gobierno ha tenido "poco éxito" en su intento de rebajar la crispación en Cataluña, y ahora ha apostado por "compaginar la templanza con la firmeza" y no por aplicar el artículo 155 de la Constitución, como piden PP y Ciudadanos.
Durante un coloquio en el 'Foro ABC', Borrell ha recordado que el Gobierno se ha dedicado a lo que ha llamado la "política del ibuprofeno", para antes de nada "bajar la hinchazón".
Sin embargo, ha reconocido que cuando el Ejecutivo creía que "las cosas habían entrado en una fase que permitía mayor diálogo", la Generalitat ha vuelto "a encrespar" la situación y ha "obligado al Gobierno a hacer lo que toca hacer", pedir explicaciones, decir que la situación no es aceptable y que si se mantiene tendrá que aplicar la ley.
No quiere el 155
Sin embargo, ha defendido que hay "instrumentos sectoriales" que se pueden aplicar en lugar de hacer uso del 155. "Un artículo que todos sabemos lo difícil que es de aplicar y de mantener, me parece una demanda que se puede hacer desde la oposición pero desde el Gobierno hay que medir cada paso que se da", ha dicho.
Lo que se ha hecho, ha resumido, es advertir al Govern de que no puede ser que la Policía autonómica no garantice el orden público y la libertad de circulación y que si vuelve a suceder tendrán que intervenir las fuerzas de seguridad estatales. "Espero que no ocurra", ha dicho, al igual que las "llamadas incendiarias a seguir el ejemplo esloveno". De hecho, ha saludado que esas llamadas se hayan "calmado" y ahora digan que "no era una llamada a la insurrección, porque de verdad lo parecía".
Según ha dicho, el Gobierno de Pedro Sánchez está haciendo "un enorme esfuerzo" para bajar la tensión y "encontrar problemas reales y resolverlos" pero, tal como ha mostrado el debate parlamentario de este mismo miércoles, no hay "mucha esperanza" de que vaya a bajar la tensión.
A pesar de ello, ha apostado por seguir en una "posición dialogante y constructiva" pero dejando claro, como ha hecho Sánchez, que la Constitución y los valores democráticos hacen que "conceder una independencia a una parte del territorio que no siquiera tiene una mayoría social que la sustente está fuera de toda óptica".
Rechaza que los independentistas sean sus socios
Como en otras ocasiones, Borrell ha dedicado tiempo a negar que ERC y PDeCAT sean "socios" del Gobierno, como ha dicho la oposición "35 veces". A su modo de ver, estos partidos votaron "contra el Gobierno saliente" en la moción de censura, pero "no a favor del entrante". Así, ha insistido en que no se les ofreció nada y ha argumentado que la forma en la que Sánchez llegó a Moncloa no implica que tenga que tener una relación "ni mejor ni peor" con los independentistas.
En esta situación, el ministro ha reconocido que "tal como van las cosas" ha "perdido la apuesta" metafórica que lanzó en el Congreso de los Diputados, cuando se mostró convencido de que los partidos independentistas terminarían apoyando el proyecto de Presupuestos Generales del Estado de Pedro Sánchez.
Según ha dicho, él pensaba que terminarían apoyando "por su propio interés", no porque las cuentas incluyan "privilegios" para Cataluña sino porque incluirán medidas sociales y de inversión buenas para todos los españoles.
Eso sí, si los Presupuestos no se aprueban, no ha querido aventurar cuándo serán las elecciones y tampoco ha querido aventurar su preferencia, porque "convocar elecciones depende de muchos factores que solo puede administrar el presidente del Gobierno". "Cualquier cosa que diga será utilizada en mi contra", ha ironizado. El ministro también ha explicado que si él forma parte del gobierno de Sánchez es porque él PSOE tiene por delante "una oportunidad importante y un reto difícil de resolver" y porque, después de haber sido un apoyo decidido de Sánchez en las primarias, quería asumir su parte de responsabilidad.
Comparación con el Brexit
Igual que Sánchez en el Congreso, ha tirado de analogía entre el Brexit y el 'procés' para ilustrar la imposibilidad de "desconectar". La negociación del Brexit, ha dicho, está demostrando lo difícil que es desconectar de la UE a un país que ni siquiera comparte moneda ni fronteras con la Unión, así que se ha preguntado cómo han podido cientos de miles de catalanes convencerse de que Cataluña podía desconectarse "de la noche a la mañana" del resto de España.
Y además, ha señalado que hay gente que lo sigue creyendo y que apuesta por "presionar para desconectar". Eso, ha dicho, se ha visto en el Congreso, con los independentistas en posición de "sí o sí, queremos independencia y un referéndum para conseguirla". En este sentido, ha admitido que es difícil establecer una negociación entre "dos variables binarias, cero y uno, sin término medio".