Borja Sémper, un (ex)político de alfombra roja que juega a ser poeta y cantante
Ha posado en todas las revistas de moda y asegura que no le importaría hacer un cameo en 'Paquita Salas'.
Borja Sémper nunca ha sido un político al uso. Lo han llamado el rara avis, el verso suelto, el espíritu libre. O, como él mismo se define en su Instagram, el pez vivo que no nada con la corriente.
Lo ha demostrado en los 27 años que ha formado parte del Partido Popular, al que se afilió en 1993 con 18 años y con que ha discrepado en temas tan controvertidos como el aborto o la eutanasia. Quizás por eso no sorprenda demasiado que ahora con 44 años se haya decidido bajar del carro de la política. La creciente influencia de Vox le han impulsado a dar este giro, que ya había adelantado en 2019 en una entrevista con El País.
Hace tiempo que Borja Sémper adoptó otro papel en la política: se convirtió “el político más deseado” por las españolas y el que todas las revistas de moda (y no moda) querían llevar en sus páginas. Porque, por mucho que diga que le cuesta asumir que es guapo, jugar a ser modelo le gusta y se le da bien.
Ha posado para Glamour, ha protagonizado sesiones en Vanity Fair y no le falta el reportaje de fotos en blanco y negro de Jot Down.
Con las cámaras también coquetea en Instagram, sus posados en esta red social son infinitos. Aquí Sémper se muestra como deportista —le gusta correr y practicar surf en La Concha, San Sebastián—, lector, poeta, amante de la música, padre, pareja… Se presenta sin filtros, aunque suene paradójico tratándose de esta red.
El exhibicionismo nace, en buena medida, de su relación con la actriz Bárbara Goenaga. La protagonista de Amar es para siempre y el expopular empezaron en noviembre de 2014 y, aunque intentaron ocultarlo al principio, en marzo de 2015 pasó lo inevitable. Esta portada sacó a la luz lo que ellos se habían afanado en ocultar.
Los presentó un amigo común aquel verano de 2014 en San Sebastián, ciudad en la que residían ambos. A partir de ahí empezó el tonteo por WhatsApps, las primeras citas, los conciertos... y esta primera publicación de pareja en mayo de 2015.
Algo más de cinco años después tienen dos hijos en común, Telmo y Eliot, y otros dos más. Son padres separados: Sémper tiene otro hijo, Pablo, fruto de su primer matrimonio con la hija de un conocido empresario vasco; y la actriz es madre de Aran, de su relación con el actor Óscar Jaenada. Sus hijos le quitan el sueño, llenan su Instagram y ocupan el fondo de pantalla de su móvil.
Nadie daba un duro por ellos al principio, demasiado diferentes a priori, luego se fueron descubriendo otras cosas en común. Son apasionados de la música. De hecho, Sémper estudió solfeo y acordeón (aunque no lo toca) y quiso ser cantante cuando era joven.
“Tuve un grupo de música siendo un chaval con 15, lo que pasa es que no lo montamos con vocación artística sino con vocación de ligar. Al final ni conseguimos tocar bien ni ligar. Pero sí, no hubiera estado mal, me gusta mucho la música”, contó en una entrevista en Vanity Fair.
Una prueba es este vídeo cantando Lady Madrid de Pereza durante una fiesta.
Sueños de juventud como el de ser arquitecto, su profesión frustrada que cambió por Derecho. Se licenció en la Universidad del País Vasco y luego se especializó en Gestión Pública por IESE Business School.
No ha renunciado al arte. Amante de la poesía —”me gusta mucho Jaime Gil de Biedma, Luis García Montero, Karmelo Iribarren, Luis Alberto de Cuenca.”—, ha publicado dos libros de poemas: Sin complejos (2013) y Maldito (des)amor (2015). “Escribo por necesidad y desahogo. La poesía me ayuda a ser mejor político”, reconoció en 2016 en Telva, donde confesó sus dudas sobre su próximo proyecto: “Una novela o un compendio de relatos cortos”.
Su biblioteca, dice, es su bien más preciado y las fotos de sus libros, una publicación habitual. Ávido lector, podríamos trazar su perfil atendiendo a todos los títulos que comparte en la red. Desde Philip Roth (La conjura contra américa) a Fernando Aramburu (Patria) pasando por Manuel Lorenzo (Todo lo demás era silencio) o Pierre Lemaitre (Recursos inhumanos).
Aficionado del cine (le encanta Woody Allen y ha visto cientos de veces su película Manhattan), su relación con Bárbara Goenaga le ha terminado de abrir las puertas al mundo del star system donde se maneja como pez en el agua a juzgar por sus posados en fiestas y alfombras rojas.
Es evidente que le gustan los flashes y no cierra las puertas a probar delante de las cámaras, aunque sea con un cameo. “En Paquita Salas. Da igual el personaje, haría lo que me pidieran. Creo que es la serie con más humor más inteligente (junto Vergüenza ajena) que han hecho últimamente”, reconoció en otra entrevista para Vocento.
Si Los Javis toman nota y quieren ir a por él, deberían buscarlo al norte. Sémper y Goenaga viven en un caserío del siglo XV en Alkiza (Guipúzcoa).
“Aporta silencio que es necesario para tener perspectiva. Creo que el día a día nos lleva a tal velocidad a todos, fundamentalmente a los políticos, que no nos da tiempo para reflexionar, a ponernos en cuestión y a entrar incluso hasta en crisis, porque es necesario para mejorar. El caserío me da esa oportunidad de reflexionar en silencio en un entorno idílico”, decía en Vanity Fair.
Y mientras no llega esa oportunidad, habrá que buscarlo en la consultora Ernst & Young, que anunció su fichaje poco después de que Sémper abandonase la política. Él ya había avisado de un cambio así hace años. “Ejercería mi profesión”, dijo en 2015 cuando le preguntaron por un entonces imposible abandono. Hoy, ya oficial.