El joven que podría hacer que condenaran a Boris Johnson por el Brexit
"Cuando los políticos mienten, pueden provocar un enorme daño a la población".
“Enviamos a la UE 350 millones de libras a la semana; financiemos mejor nuestra sanidad”.
El infame eslogan del Brexit, pintado en un autobús rojo, se convirtió en poco tiempo en el símbolo de todo lo que estaba mal en la campaña del referéndum por la salida de Reino Unido de la UE.
El Instituto de Estadísticas británico llegó a tacharlo de “claro mal uso de las estadísticas oficiales”, e incluso Nigel Farage admitió —después del referéndum de junio de 2016— que las cifras eran falsas.
Mientras que los votantes de un lado y de otro expresaron su desagrado por que los políticos hicieran campaña en base a una mentira descarada, un hombre de 26 años llamado Marcus Ball decidió tomar cartas en el asunto.
Quería responsabilizar a alguien, y ese alguien —pensaba Ball— tenía que ser Boris Johnson.
“Era el día del referéndum, estaba mirando los resultados y escuchando las declaraciones de unos y otros. Tres días después, decidí que tenía que haber una solución legal al hecho de mentir sobre el uso de fondos públicos en un proyecto de ese tamaño”, explica Ball, ahora de 29 años, a la edición británica del HuffPost.
“Analizamos a gente distinta de ambos lados, fuimos descartando y, al final, nos quedamos con un objetivo”.
El 14 de mayo, Ball y cinco representantes legales emprendieron una acusación particular contra Johnson en el Tribunal de Magistrados de Westminster.
Ball alega que Johnson “abusó de la confianza pública repitiendo una y otra vez afirmaciones de carácter económico sabiendo que eran falsas, en un intento por engañar a la gente”.
Ball pasó dos años preparando el caso y hasta la fecha ha recaudado casi 400.000 libras [unos 450.000 euros] para financiar la acción legal. El bufete Bankside Commercial se está encargando de la acusación, y han contratado los servicios de Lewis Power QC y otros dos abogados de Church Court Chambers para tratar el caso.
Bajo el nombre Brexit Justice, el equipo trata de declarar ilegal que un cargo público mienta a la gente sobre cifras de gasto.
Se espera que la campaña derive en cargos criminales por mala praxis en un cargo público, un delito que puede llegar a ser castigado con cadena perpetua.
Ball afirma que quiere “ver un juicio justo y que la justicia siga su curso”. “El resultado final solo puede determinarlo el juez y, dependiendo de las circunstancias, un jurado”.
“Tenemos que asegurarnos de enviar a todo el mundo el mensaje de que es un asunto sensible y de que no podemos tratarlo como una noticia más sobre el Brexit”, señala.
Ball primero se planteó presentar un caso más grande, con más personas implicadas, pero luego se convenció de lo contrario, basándose en la asesoría legal que recibió.
Johnson era un objetivo ideal para el primer caso de este tipo por los dos cargos públicos que ocupaba en el momento de la campaña: como alcalde de Londres hasta unas semanas antes de la votación y como parlamentario por Uxbridge y South Ruislip.
Tanto políticos a favor de quedarse como políticos a favor de irse se distanciaron del ex secretario de asuntos exteriores, incluido el entonces secretario del Brexit David Davis. Pero Johnson insistió. En una columna para el Daily Telegraph, escribió en 2017: “Una vez que arreglemos nuestras cuentas, recuperaremos aproximadamente 350 millones de libras a la semana”.
Desde el punto de vista de la acusación, la posición destacada de Johnson y la amplia cobertura mediática de sus excentricidades han sido fáciles de utilizar como pruebas para sustentar la denuncia de Ball.
Sin embargo, aunque Ball y su equipo siguen trabajando a fondo, no todo el mundo piensa que realmente tengan un caso en sus manos. Matthew Scott, del Barrister Blogger, calificó el año pasado su denuncia de “ardid publicitario mal concebido” y de “abuso del derecho penal” en una publicación.
El caso, como cabe esperar, no ha sido nada barato. A través de cuatro campañas de microfinanciación popular, Ball ha recaudado casi 400.000 libras, y la cifra sigue subiendo. Más de 9000 personas han realizado aportaciones económicas.
Pero ¿cómo ha llegado hasta aquí Ball, que se describe como un “fundador de iniciativas sociales”? Ball creció en Norwich (Inglaterra) en pleno debate sobre la Guerra de Irak, cuando se empezó a plantear la idea de que “era posible que el país hubiera ido a la guerra a raíz de afirmaciones falsas de políticos”.
Esas semillas germinaron al cumplir los 20 años, cuando votó a favor del programa No more broken promises (No más promesas rotas) de Nick Clegg, de los Liberal Demócratas.
“Hubo un vídeo que me impactó mucho. Aparecía Nick Clegg caminando por Londres y por todo el Reino Unido repitiendo esa frase”, cuenta el joven a la edición británica del HuffPost. “¿Y qué fue lo primero que hizo cuando ocupó el cargo de vice primer ministro? Rompió su promesa y votó a favor de subir las tasas académicas”.
“Hay una serie de acontecimientos en la historia reciente y a lo largo de toda la historia que demuestra que cuando los políticos mienten, pueden provocar un gran daño a la población”, añade. “Cuando tuvo lugar el referéndum, llegó demasiado lejos, demasiado descarado y en nuestra cara, así que decidí que tenía que hacer algo al respecto”.
Ball no estudia Derecho, sino Historia, y antes de eso trabajó en varias start-ups de educación superior como parte de su cometido de “crear proyectos para solucionar problemas sociales”.
En 2016 organizó una recogida de firmas para ilegalizar las empresas de redacción de trabajos académicos.
“El objetivo fundamental de mis esfuerzos es solucionar problemas sociales. Trato de desafiar algunas de las cosas que suceden continuamente en la sociedad, contra las que mucha gente no intenta luchar”, argumenta.
Esta campaña le está suponiendo más esfuerzo que un trabajo a jornada completa, asegura Ball. Se paga a sí mismo un salario anual de 24.000 libras (alrededor de 27.000 euros) con el dinero recaudado y se ha mudado a Londres para dedicarse a tiempo completo a este caso, que seguramente no sea el último.
“Al principio hubo mucha hostilidad y mucha gente se enfadó, quizá porque la atmósfera del Brexit aún estaba caldeada y la gente estaba muy politizada (y creo que así sigue, hasta cierto punto), pero creo que ahora entiende lo que intento hacer”, afirma.
“El próximo caso que lleve lo quiero llevar con un equipo conmigo todo el tiempo. Llevo tres años con esto y está siendo extenuante”, concluye.
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Dos semanas después de publicarse este artículo, la idea de Ball ha dado frutos. Este miércoles 29 de mayo, un tribunal citó a Boris Johnson por este caso.
La jueza, Margot Coleman, informa que Johnson será llamado ante una corte para “una audiencia preliminar, y posteriormente el caso será remitido a un tribunal para ser juzgado”. “Es una solicitud excepcional y poco habitual con un considerable interés público”, ha reconocido la magistrada.
De momento, Marcus Ball 1 - Boris Johnson 0.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano y Daniel Templeman Sauco