Boca sana para una cabeza sana
Al igual que le ocurre al intestino, el número de bacterias distintas que viven en la boca es complejo y extenso.
La boca contiene una gran cantidad de microorganismos (bacterias en particular). Cuando hay desequilibrios en las bacterias de la boca, se pueden generar infecciones. Estas infecciones pueden llegar al cerebro y contribuir a generar neuroinflamación e incluso aumentar el riesgo de enfermedades mentales como el alzhéimer.
La boca está habitada por unas 200 especies de bacterias orales. Los microorganismos de la boca se ubican en la lengua (forman esa película blanquecina), en las encías, en los dientes y en general en la superficie de la boca. Cuando se liberan, se suelen encontrar en abundancia en la saliva. Tan solo una gotícula de saliva de 1 mililitro (mil veces más pequeña que 1 litro) se pueden detectar hasta 100 millones de bacterias.
El conjunto de la gran cantidad de bacterias (que puede alcanzar los miles de millones) se denomina “microbiota oral”. La microbiota oral ejerce algunas funciones interesantes para la salud, como la protección frente a patógenos externos que nos invaden continuamente a través del aire o de los alimentos y bebidas que ingerimos. También pueden metabolizar algunas moléculas, como los nitratos de las verduras a nitritos.
La convivencia normal de las bacterias con la boca es saludable. Sin embargo, al igual que ocurre con la microbiota intestinal, el desequilibrio de las proporciones de las bacterias de la boca (llamadas disbiosis), como consecuencia de una mala higiene, reducción de las defensas, factores anímicos, etc. pueden ser desencadenantes de enfermedades.
A veces, las disbiosis orales pueden generar infecciones que provocan inflamación, lo que normalmente deriva en una gingivitis.
Si la inflamación se prolonga, la infección puede agudizarse, provocando enfermedades de la boca más importantes como la periodontitis. La periodontitis provoca la pérdida de tejido humano y la formación de bolsas periodontales llenas de bacterias alrededor de los dientes. Suele ser causada por una bacteria denominada Porphyromonas gingivalis que es frecuente encontrar abundantemente en las encías infectadas.
Además, algunos estudios han demostrado que esta bacteria produce unas proteínas (denominadas gingipaínas) que pueden ser tóxicas para las neuronas cuando llegan al cerebro. Las toxinas en el cerebro causarían inflamación y podrían en consecuencia aumentar el riesgo de alzhéimer.
Este estudio indica que una mala higiene bucodental repercutiría en un cerebro poco saludable.
El ejemplo de esta bacteria infecciosa puede que sea el precedente de nuevos hallazgos sobre otras posibles bacterias que viven en la boca que si se encuentran en niveles desequilibrados puedan afectar al cerebro. Hay que tener en cuenta que, al igual que le ocurre al intestino, el número de bacterias distintas que viven en la boca es complejo y extenso.
Por consiguiente, la frase mens sana in corpore sano puede también ser el equivalente de mens sana in os sanus (mente sana en boca sana).
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