Basque Moonshiners, destilando a la luz de la luna
Érase una vez tres amigos de un pequeño pueblo de Álava que encontraron en el granero de su abuelo un pequeño alambique de cobre, y decidieron dedicarse en sus ratos libres a destilar en una cabaña, a la luz de la luna, cualquier elemento vegetal a mano, daba igual una ortiga que un calabacín.
Así nace una de las primeras microdestilerías españolas, una de las más exitosas, con esta panda de locos encantadores, que no sabían que no se podía hacer. Su afición ya es profesión, y aunque mantienen el nombre romántico de moonshiners, sus destilados están controlados por la administración.
Pero, ¿quién eran los moonshiners? Este nombre lo recibían los destiladores ilegales caseros norteamericanos, que destilaban en ollas y calderos en mitad del bosque a la luz de la luna, para no ser localizados. Nuestros tres amigos alaveses: Juan Carlos Ortiz de Zarate (el maestro destilador), José Luis Navarro (director comercial), y Eduardo Martinez de Murguía (marketing) son los tres mosqueteros del vodka de patata, pues en una región donde lo fácil es elaborar vino de rioja, pacharán o chacolí, apostaron por este destilado, muy poco consumido en España.
Ellos fueron fieles a sus orígenes; en Álava la patata es un cultivo tradicional y de buena calidad, en especial la patata de la variedad agria, que es muy rica en almidón. Y nos muestran como elaboran esta deliciosa bebida llena de carácter: en su esbelto alambique formado por una caldera de cobre y una larga columna de 7 metros y 16 platos; allí introducen la papilla dulzona de patata, tras su lenta fermentación, y la destilan en total 5 veces para ganar pureza y finura. Eso sí, no la filtran con carbón activo para no perder su alma.
No satisfechos con su excelente vodka de patata de nombre Basmoon, su inquietud les llevó a elaborar un whisky de patata, con tres años de añejamiento en barricas de roble americano exbourbon y también de vinos de rioja. Eso sí, no le pueden llamar whisky porque su origen no es el cereal, y se inventaron un nombre para esta nueva categoría: Pattar (45º), que definen como Aged Potato Spirit, y que es muy sabroso y especiado. Curiosamente, tanto su vodka Basmoon, como Pattar, han triunfado en uno de los países más conocedores de vodka del mundo, Polonia, donde les fascina su origen exótico.
En la provincia de Álava también se cultiva muy buena cebada y con ella decidieron elaborar un vodka más clásico en estilo, Jackal, de tres destilaciones y paladar muy limpio, que en numerosos bares han acogido como el vodka para sus mejores cócteles. Y junto al célebre barman Manu Iturregui, propietario del bar Residence de Bilbao, están desarrollando un interesante proyecto de elaborar el primer whisky single malt, con cebada malteada navarra, que ya madura en barricas de roble en sus almacenes.
Al observar detenidamente las barricas de roble americano, vemos que algunas de gran capacidad (500 litros), están etiquetadas como Ron Agrícola; ¡qué sorpresa!, este sería el último lugar del mundo donde esperaría encontrar esta bebida espirituosa típica de las Antillas francesas. Lo elaboran para un productor de Motril, Granada, que les manda el jugo de la caña de azúcar congelado y ellos fermentan, destilan y maduran en barricas; lo probamos y nos gusta su carácter herbáceo, seco y ligeramente terroso. Muy prometedor.
Pero en un país como España, que sigue bajo la fiebre del gintonic, les preguntamos por qué no elaborar una ginebra siguiendo la moda actual; la respuesta es más sorprendente: elaboran en la actualidad 13 ginebras para distintos clientes, y se adaptan a sus ideas para luego buscar los botánicos que se adapten a su personalidad. Y eso sí, solo aceptan proyectos con alma, como la sensacional ginebra Iradier, en honor del famoso explorador alavés de Guinea Ecuatorial, y por ello la ginebra, muy marcada por las bayas de enebro, incorpora cacao africano y granos de pimienta de Guinea.
El feliz motivo de haber conocido de primera mano el nacimiento (2013) y evolución de una de las primeras microdestilerias de España (unas 25.000 botellas al año), se debe a la convocatoria del primer congreso de destilación artesanal celebrado en Vitoria el pasado 26 de noviembre, con interesantes ponencias, y que culminó con un concurso de coctelería patrocinado por el vodka Basmoon.
Compartiendo mesa y mantel en un txoko de Vitoria, pudimos comprobar que estos tres buenos amigos, Basque Moonshiners de corazón, rebosan de proyectos y buen hacer, produciendo bebidas con alma y personalidad. Esperemos que su ejemplo se difunda por toda España, para poder disfrutar cada vez de mejores copas.