Sam Bankman-Fried, el astro fugaz de las criptomonedas que cegó a todos
El fundador de FTX cumple último paso para ser extraditado a Estados Unidos desde Bahamas, donde fue detenido
El joven fundador de la plataforma de criptomonedas FTX, Sam Bankman-Fried, a punto de ser extraditado a Estados Unidos, ha protagonizado una fugaz y trepidante criptocarrera que deslumbró al mundo de las finanzas, el que ahora se lame la heridas por haberse dejado cegar por la personalidad y el ascenso del “caballero blanco” de las criptomonedas.
El niño prodigio del criptomundo que a los 27 años creó FTX; el filántropo que aportaba cantidades millonarias a partidos políticos, organizaciones civiles, causas solidarias y centros deportivos; el Don Quijote que se dedicaba a salvar a otras criptoplataformas en apuros; el que fuera el joven de 29 años más rico del mundo no era sino un estafador con brillo.
“Es, simplemente, un fraude a la vieja usanza, en el que tomó dinero de los clientes para su propio beneficio, sin ninguna sofisticación”, aseguró John Ray, el director ejecutivo designado al frente de FTX después de que la compañía se declarara en bancarrota el pasado 11 de noviembre, ante un comité del Congreso de Estados Unidos que estudia el caso.
El joven atraído por el riesgo, que levantó sobre un castillo de naipes la que llegó a ser la segunda plataforma de criptomonedas del mundo, valorada en su mejor momento en 32.000 millones de dólares, nació en California el 6 de marzo de 1992 en el seno de una familia acomodada. Sus padres eran profesores de derecho en la prestigiosa Universidad de Stanford.
Su afición por las matemáticas se perfiló ya en el colegio, donde participó en un programa estival para estudiantes talentosos en esta materia. Estudió la carrera en el prestigioso Instituto de Tecnología de Masachussets (MIT), donde se licenció en 2014 en Física con una especialidad en matemáticas.
Ese mismo año entró a trabajar en la firma Jane Street que se dedicaba a operaciones de arbitraje de fondos bursátiles, que consiste en la compra de activos en un mercado y su venta inmediata por un precio mayor en otro.
En 2017 dio el salto a las criptomonedas con la fundación de Alameda Research, que se acabaría convirtiendo en el brazo inversor de FTX, que creó dos años después y donde puso en práctica sus conocimientos, pero aplicados ahora al todavía fresco mercado de las criptomonedas.
A partir de entonces, su ascenso se convirtió en una pompa triunfal, y su rostro quedó esculpido en revistas de prestigio económico como Forbes o Fortune, que el pasado agosto se preguntaba en una portada si Bankman-Fried sería el siguiente Warren Buffet.
Pero la crisis de 2022, derivada de la crisis de la pandemia, la inflación, la guerra de Ucrania y sobre todo de la subida de tipos de interés del banco central estadounidense golpeó a todos los sectores, pero especialmente al de las criptomonedas, con los inversores lanzándose precipitadamente a recuperar sus inversiones.
La debacle total de la criptomoneda Terra-Luna, que en 24 horas fatídicas de mayo perdió todo su valor, demostró que la huida de los inversores de estos activos era un hecho y provocó que se redoblara la retirada masiva de los criptocomerciantes.
El invierno de las criptomonedas pronto empezó a cobrarse más víctimas como el fondo Three Arrows Capital (3AC), que llegó a manejar 10.000 millones de dólares, y Celsius, entre otras muchas. Pero en este criptocaos, Bankman-Fried no solo mostró siempre seguridad y aplomo, sino que se aventuró a comprar y a prestar dinero a estas compañías del sector en apuros, convirtiéndose en un faro en medio de la tormenta, que también acabaría tumbando su construcción financiera.
De momento, las autoridades estadounidenses solo han imputado a Bankman-Fried por los manejos de FTX una empresa en la que según el actual director ejecutivo de FTX reinaba una “ausencia total de controles corporativos” y una falta de “información financiera fiable”.
Entre las personas de su círculo más cercano, junto al que dirigía la compañía y vivía en un ático de lujo en Bahamas, según apuntan varios medios, se encontraban el cofundador y director de tecnología de FTX, Gary Wang, el director de ingeniería de FTX, Nishad Singh, y Caroline Ellison, directora ejecutiva de Alameda.
Todos se han declarado culpables de cargos criminales “en relación con su papel en el fraude que contribuyó al colapso” de la compañía, tal como anunció este miércoles el fiscal del distrito sur de Nueva York, Damian Williams.
En manos de la Justicia estadounidense está ahora determinar si Bankman-Fried, solo o junto a su círculo, fue el responsable de lo que el fiscal del tribunal federal del sur de Nueva York, Damian Willias, calificó como “uno de los mayores fraudes financieros en la historia de Estados Unidos”.