El socarrat de Ayuso: descarta liderar (de momento) el PP y Casado respira (de momento)
El sábado en el que la lideresa madrileña cerró filas en Valencia con su amigo tras semanas de convulsión interna.
Isabel Díaz Ayuso llevaba muy preparado el discurso, había pensado todas las palabras. Quería que quedara claro su mensaje, según fuentes cercanas a la presidenta madrileña, delante de todo el PP y de los medios de comunicación. Y, sobre todo, pesaba su relación de amistad con Pablo Casado, el hombre que le ha dado todas las oportunidades en su vida.
Recién llegada de Estados Unidos y con jet lag sabía que la expectación era máxima. Ella se había encargado de reventar la convención con su viaje allende el Atlántico, alimentando los rumores, luchando por adelantar el congreso regional y conociendo los fantasmas alimentados por su entorno y parte del partido de que ella es de verdad la ‘elegida’ para recuperar La Moncloa.
Al final adelantó su vuelta de la gira norteamericana -donde se ha atrevido hasta matarse con el papa Francisco- y tenía en rojo marcada la jornada del sábado de la convención del PP en Valencia. Y hasta el último minuto azuzaba esa expectación llegando la última a la convención, pasadas las doce y media del mediodía. Casado llevaba ya dos horas dentro del Palau de les Arts y hasta Génova había hecho cambios extraños de última hora en la programación (había riesgo de que pudiera dinamitar el discurso de Teodoro García Egea).
Su guardia pretoriana, liderada por Alfonso Serrano, la esperaba con toda la artillería. Decenas de cámaras y decenas de seguidores del PP de Madrid se empujaban y la rodeaban a su llegada. “Presidenta, presidenta”, gritaban enloquecidos, aplaudiendo, saltando, zarandeando. Ella guardaba silencio, nadie sabía qué estaba pensando. Los barones, en sus llegadas, habían cerrado filas con Pablo Casado ante la posible salida de tono de la madrileña. El orden de divismo de las entradas de menos a más: Fernando López Miras, Alfonso Fernández Mañueco, Alberto Núñez Feijóo, Juanma Moreno… y Díaz Ayuso.
Dentro hablaba ya el ex secretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen. El auditorio estaba a otra cosa. Y ya llegaba el turno de García Egea, que había conseguido al final que estuvieran todos los presidentes autonómicos escuchándolo. Sus palabras se analizaban al milímetro. Y sí, su cariño se notaba más hacia Feijóo o Moreno, a los que jaleaba. A Ayuso la citaba pero con Casado a la vez. Génova y Sol, esos dos mundos internos que llevan meses chocando. El murciano, ‘número dos’ del PP, incluso se ponía una banda sonora a toda mecha: The final countdown, de Europe. Tiroriroooo.
Venga, venga, venga, que llega el momento. Pasan los líderes autonómicos delante de Casado, un saludo frío con Ayuso. Sobre el escenario los puntales populares: Feijóo, Moreno, Vivas, López Miras, Fernández Mañueco y Ayuso. Primero un poquito de Galicia, luego aire del sur, teloneando Murcia.
Al lío, Ayuso toma la palabra. La primera parte se la imaginan: gobiernos de libertad, etc. Revival 4-M. Y toca entrar al final en lo que todo el mundo esperaba (pero no de manera tan clara). Y sí esa palabra ha utilizado, quería que quedara “meridianamente” claro. Le salía esa vena de amistad desde hace 16 años con Casado. Comentaba que quería decirlo también delante de su mujer, de su familia, del partido y de los medios.
Emocionada, con los ojos lacrimosos, soltaba: “Pero hay una cosa que quiero que quede clara. Hace 16 años Pablo Casado dio un paso para presidir NNGG de Madrid y confió en mí. Y no dudé en estar con é. Tiempo más tarde hizo lo mismo al frente de la Portavocía del partido, que lo hizo con brillante. Y estuve ahí. Después dio un paso adelante para renovar el PP como lo ha hecho, no dudé y confió en mí. Estuve con él. Después me dio la mayor oportunidad política de toda mi vida que es presidir la Comunidad de Madrid, que es mi salida y mi meta política”.
Para rematar al hilo: “Hoy te quiero decir Pablo, delante de tu mujer, de la gente que más te quiere, de tu familia, de los medios, de todo el mundo... Te quiero dejar claro que tengo meridianamente claro donde está mi sitio. Y sé que mi sitio es Madrid”. (Por cierto, La Moncloa también está en Madrid).
Era el momento de despejar las dudas que hay (por el momento). Durante meses parte de la derecha política y mediática lleva preparando a Ayuso para lo que pueda pasar. Muchos en el partido le dan sólo una oportunidad más a Casado, en las elecciones de 2023, que serán sus terceras como cartel electoral. Y Ayuso es el recambio natural después de arrasar en las elecciones madrileñas.
Sus palabras han hecho respirar a la dirección y a buena parte del partido que sentía como un precipicio la lucha desatada en el PP de Madrid (con el horizonte del partido a nivel nacional). Fuentes de Génova decían tras las palabras de la madrileña: “Hoy ha salido todo muy bien”. Y es que la sombra de Ayuso y las polémicas en los días anteriores (las palabras de Vargas Llosa, las reivindicaciones de más mujeres, las provocaciones de Aznar contra el presidente de México) habían convertido la convención en una pifia constante.
“Al final está saliendo bien”, como señalaba un exministro tras escuchar a Ayuso. Desde la dirección se subraya que el discurso de el discurso de la madrileña ha sido “muy bueno”, despejando las dudas, aunque insisten en que esta pugna es algo alimentado más por los medios: “Hay más ruido fuera que dentro”. Las palabras de la madrileña sí suponen un giro en el guión alicaído de los populares, aunque Génova sigue insistiendo: no se adelantará el congreso de Madrid, toca el año que viene. Un “mensaje de unidad”, recalcan desde la dirección popular. Asimismo, desde el entorno de Casado se reflexiona sobre que esta convención servirá para mostrar la “masa de militantes” e insisten en que esto no lo podrían haber organizado hace tres años.
Respiro en el PP tras la olla a presión. No había pipa para la paz… pero sí una comida organizada por Pablo Casado en el mismo Palau de les Arts. En la mesa principal estaban, entre otros, el líder del PP, su esposa, Feijóo, Moreno, López Miras y Ayuso. El menú: arroz, ensaladilla y sopa ‘Olé tus huevos’. Pura delicia para las crónicas valencianas.