De “Madrid es España” a Madrid financia a España: lo que hay detrás del "recordatorio" fiscal madrileño
El Gobierno autonómico se enciende con la idea de un impuesto para la región.
Hace casi un año que la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, sentenció que “Madrid es de todos” y que “es España dentro de España”. La baronesa popular dijo aquello ante el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, flanqueada por 24 banderas —12 de España y 12 de la Comunidad— para advertir de que como “todo el mundo utiliza Madrid”, tratarla como al resto de comunidades es “muy injusto”.
El problema es que este lunes el consejero de Presidencia madrileño, Enrique López, tuvo un ataque de sinceridad. Y todo por dinero. El también responsable judicial del PP saltó tras varios días con el debate de fondo sobre una tasa para Madrid que compense el efecto ‘aspiradora’ de la capital: “No cabe un impuesto especial para una parte de España cuando la Comunidad aporta casi el 70%. Como mínimo, creo que habría que darles las gracias a los madrileños por este [...] esfuerzo para financiar servicios públicos de muchos otros españoles”.
“Lo de dar las gracias es una expresión más o menos feliz. Me parece poco afortunada. Pero es un hecho objetivo que, sin duda, Madrid es contribuyente neta en términos impositivos. De los tres impuestos que más recaudan, el IRPF, el IVA y los impuestos especiales con los que se recauda casi el 90% de la recaudación fiscal total, en Madrid se recaudan más de 80.000 millones. Y de esos retornan 20.000. Luego Madrid es dadora. Y el resto de España es receptora”, explica a este diario Ignacio Ruiz-Jarabo, exdirector de la Agencia Tributaria.
Según un estudio la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) publicado este lunes, Madrid aporta 6.000 millones de euros a la financiación de 12 comunidades autónomas, casi el triple que Cataluña y cerca de 13 veces más que Baleares, las otras dos contribuyentes netas.
Pese a ello, la idea de compensar al resto de autonomías por el empuje de Madrid no es nueva. El presidente valenciano, el socialista Ximo Puig, lleva tiempo avisando de que la Comunidad de Madrid emprendió un ‘procès’ invisible y que, por culpa de sus bajadas de impuestos, se ha erigido en un paraíso fiscal en forma de agujero que succiona los recursos del resto del país y que hay que tapar.
Una fuente del Gobierno de la Comunidad Valenciana consultada por El HuffPost celebra que se haya abierto el debate sobre el papel de Madrid en la riqueza de todos pese a que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cortara de raíz la pretensión valenciana del impuesto a Madrid al que el ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones, José Luis Escrivá vio “recorrido”. No obstante, en Valencia insisten en que Madrid se beneficia “del efecto capitalidad” y “del proceso centrifugador como paraíso fiscal”.
Además, la Generalitat valenciana tiene algo que decir al consejero madrileño cuando dice que su comunidad aporta casi el 70% a la caja de solidaridad entre territorios: “¿Quién paga los sueldos de las decenas de miles de funcionarios del Estado que viven en Madrid porque sus ministerios están en Madrid? Eso no lo pagan los madrileños, lo pagamos entre todos los españoles. Y, sin embargo, todo lo que consumen esos funcionarios se queda en Madrid: la parte proporcional del IVA, del IRPF…”, argumenta esta fuente de la Generalitat.
Eso sí, el exdirector de Hacienda no comparte la visión valenciana: “¿La basura, estos señores funcionarios la echan en Valencia o en Madrid? ¿Los autobuses los usan en Valencia o en Madrid? Claro que los funcionarios pagan el IRPF en Madrid, del cual a Madrid llega el 25%. Pero el gasto de los servicios públicos para atender a estos señores se hace en Madrid”, ahonda.
Lo cierto es que Ayuso se ha servido del lío del ‘impuestazo’ a Madrid para confrontar una vez más con el Gobierno de Pedro Sánchez y acusarle de “madrileñofobia” y “persecución fiscal”. Pero no solo ella, el alcalde de Madrid y portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida ha dicho en una tribuna El Mundo que el PSOE “quiere imponer [un impuesto] a los madrileños por no saber votar [en referencia a la victoria de su partido el 4-M]” y ha acusado a Sánchez de alentar “una guerra fiscal entre Madrid y el resto de España”. Y eso que los socialistas madrileños no ven con buenos ojos la idea de la tasa a la capitalidad.
Una fuente de la consejería de Presidencia de Madrid aclara a este diario las palabras del titular, Enrique López: “El tono no es de recriminar al resto de españoles. Es, ante un ataque fiscal, recordar que en Madrid somos solidarios. Somos la región que más aporta a la caja común. Solo eso. Un recordatorio. Aportamos con orgullo, pero encima que no nos quieran penalizar fiscalmente. Una penalización que, además, un día la plantea Escrivá y al otro la rechaza Montero”.
El propio López, consciente de que su petición de gratitud de los españoles hacia Madrid puede volverse en contra, ha dicho que el Gobierno regional se siente “muy orgulloso” de financiar los servicios públicos del resto de España. Aún así, el sentir de la fuente consultada en la Generalitat valenciana es que la presidenta madrileña sigue en su papel discordante porque “le va bien” presentarse como víctima cada vez que se cuestiona el statu quo fiscal de la Comunidad de Madrid.
Cataluña de fondo
La cuestión es que Ayuso, que tira de madrileñismo para confrontar con Sánchez, ha hecho del agravio a Madrid la seña de identidad de sus pulsos con Moncloa. La pandemia está siendo el punto de inflexión para la eclosión en la Comunidad de algo parecido al nacionalismo y que comparte un rasgo con el resto de nacionalismos periféricos: el victimismo.
Desde que estalló la pandemia, casi siempre que ha podido, Ayuso ha acusado al Gobierno de ir contra los intereses de Madrid. El impuesto ha sido la última oportunidad.
Pero también lo hizo cuando el Ejecutivo central aplicó el estado de alarma quirúrgico para la región. Y lo hizo con las vacunas, que según ella no llegan en dosis suficientes para abastecer las necesidades de la región por culpa del Gobierno de Pedro Sánchez.
La evolución política de la crisis territorial de Cataluña abre otra ventana de oportunidad a la baronesa popular para crear ese sentimiento de agravio. El Gobierno y la Generalitat de Cataluña cerraron hace unas semanas una inversión de 1.700 millones de euros para la polémica ampliación del aeropuerto barcelonés de El Prat.
El nuevo Govern, aún en manos de los independentistas de ERC y Junts, está volviendo a sentarse con el Gobierno y a pactar, por ejemplom el traspaso de las competencias sobre becas universitarias. Por delante, Moncloa y Generalitat tienen varios meses de encuentros para desatascar diez años de sillas vacías.
Y quizá por eso, Ayuso aviva la llama del agravio: “Las inversiones del Estado en Madrid son la mitad que las destinadas a Cataluña”. Eso sí, el mismo día que se anunció la obra de El Prat, de la que Ayuso se alegró, el Gobierno dio el visto bueno a la ampliación de Barajas por 1.600 millones.
Para Ruiz-Jarabo, el recordatorio madrileño sobre su contribución y las inversiones que se están empezando a cerrar en Cataluña “son dos temas que tienen relación pero son independientes”: “La política de tributación moderada de Madrid ha hecho que nuestro peso en el PIB español haya superado a Cataluña. Es un hecho incuestionable. Sobre las ventajas de vivir en Madrid. Sí, las hay. Hay más oportunidades de inversión, sin duda. Pero también más inconvenientes. A efectos de radicar empresas, por ejemplo, el suelo industrial es más caro que en Crevillente. El suelo de oficinas en Madrid es el más caro de España. El coste de transporte es mayor… Al final hay que mirar a derecha e izquierda. ¿Existe ese impuesto en París? ¿Existe en Roma?”.