Asustada por el golpe catalán y la ‘mano negra’ de Putin, la Unión Europea pone las barbas de remojo
Juncker lo ha vuelto a repetir: "El nacionalismo es un veneno". Y como a su vez dijo Paracelso: "El veneno es la dosis". Y los europeos están comprobando hasta qué punto es peligrosa la sobredosis de mesianismo que impregna al separatismo catalán.
El tiempo ya lo está diciendo: la huida de Carles Puigdemont a Bruselas, y la elección de la capital de la Unión Europea como santuario y lugar de peregrinaciones financiadas de sus cómplices ya ha tenido sus primeros efectos secundarios de largo alcance, agrandados por la evidencia de que en la madeja de intrigas de la 'rebelión de la butifarra' está también la 'mano negra' del taimado Vladimir, que no cesa en su empeño de romper el espinazo del europeísmo. Nostalgia del poder soviético en la 'guerra fría' de un antiguo agente del KGB.
Mientras el golpe de Estado estaba aislado en una Cataluña desconcertada y adormecida por un inmisericorde lavado de cerebro, las naciones del Viejo Continente veían el proceso separatista como algo lejano, 'genuinamente' español como las corridas de toros, las asonadas y las castañuelas. Todavía hoy el desconocimiento de la España real es asombroso: los tiquismiquis de un juez flamenco y un fiscal belga extraterrestre sobre la Constitución del 78 y los metros cuadrados de las celdas, si hay vis-a-vis, o tris-a- tris, si la comida es a la carta o al menú... son, o bien, coñas marineras de la tropa de las antiguas goletas bergantines o sencillamente ramalazos de chauvinismo con infiltraciones de alcanfor. O sea, petulancia.
La verdad es que la coreografía, en la región del surrealismo, el anarcosindicalismo, el diseño moderno, una burguesía veleta siempre con la mano extendida con la palma hacia arriba, fue determinante para la campaña de intoxicación lanzada desde una Generalitat secuestrada por una pandilla de aventureros en la que convivían los 'lumpen' clásicos, los amargados profesionales, el nuevo populismo con el pesebre 'todo incluido' a rebosar de estómagos y cuentas corrientes agradecidas.
Los corruptos del 3% con los que se auto-designaron pontificalmente, que es como todo nacionalismo disimula su simplonería genética, como encargados de la limpieza. Esos telones de fondo de esteladas regaladas en calles y plazas que llevaban ufanos para sus casas turistas chinos, emprendedores autónomos robacarteras de andenes, manteros senegaleses, cruceristas deseosos de un recuerdo friki, marroquíes deseosos de mimetizarse y musulmanas que usan la bandera como un pañuelo para demostrar su integración en la idiotez colectiva... crearon la ficción.
Cuando se confirmó la enormidad suicida del disparate – probablemente otra muestra del fracaso de al reforma psiquiátrica- comenzó a estallar la cadena de burbujas. Pero ese mojón en el camino hubiera pasado desapercibido si miles de empresarios y emprendedores no se hubieran fugado en riada hacia otras regiones con estabilidad política y jurídica, si no hubieran caído las ventas y aumentado el paro, si el descrédito no hubiera enmierdado la imagen de la capital del Mediterráneo, si no hubiera explotado el volcán de la masa silenciosa que de repente llenó las calles con manifestaciones de más de un millón de personas, quitándole el monopolio de la verdad a aquél rebumbio de chiflados, aprendices de brujo, resentidos, corruptos y malandrines, residuos sociales, antisistemas y depredadores de la economía y rumiantes de subvenciones.
Pero las mentiras, los trucos de expertos trileros, la manipulación de la realidad, la existencia de 'agentes encubiertos' que prepararon minuciosamente el decorado y esparcieron la semilla del odio con el compost maloliente de mentiras y engaños... cumplieron su objetivo: engañar temporalmente a los europeos, deslumbrados por el fogonazo, quedar como un David que luchan contra Goliat, obviando la circunstancia de que también hay David sinvergüenzas y Goliat protectores de los débiles. El tal Rufián, 'vergi gratia', no es el mejor ejemplo de honesto luchador por las libertades de todos y los derechos fundamentales de todos y la educación y el respeto formal que deben presidir el 'combate' político. Ya solo le queda bajarse los calzoncillos en el escaño españolista pero bien pagado del Congreso para demostrar que no es una gallina turuleta.
Confundieron a las sociedades de fuera, como el Frente Polisario confundió a los españoles, logrando que se pasen por alto los ametrallamientos a indefensos pesqueros artesanales canarios, los asesinatos nocturnos a base de ametrallamientos y granadas, los secuestros inhumanos, el maltrato a los prisioneros, todos civiles indefensos, la ayuda humanitaria convertida en negociete de la 'nomenklatura', el secuestro de mujeres saharauis españolas en Tinduff.... Hay verdades enormes, probadas hasta la saciedad, que sin embargo siguen siendo grandes desconocidas por la opinión pública mediante las más depuradas técnicas de la manipulación psicológica de masas.
Pero al elegir Bruselas para enredar mejor, y gozar del prometido auxilio de los nacionalistas flamencos se expusieron más de la cuenta. Los 27 (Reino Unido va en paquete aparte) comprobaron 'in situ' el peligro inmediato y real del irredentismo desbocado, que no solo apunta maneras autoritarias, sino que tiene en el autoritarismo y en la trola y la trampa su razón de ser y de estar donde está. Poco a poco se fueron desvelando sus vergüenzas.
Salieron a flote las relaciones con los más grandes piratas informáticos e intoxicadores de la red, con Julián Assange, un personaje lleno de zonas de sombra, refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, uno de los peones de la revolución bolivariana, y cuya intervención ayudó al descrédito de Hillary Clinton y a la victoria de Donald Trump...en línea con los intereses rusos, que actuaron con sus 'hackers' entonces y también ahora contribuyendo al conflicto catalán. Apoyo bolivariano de Ecuador, que permite las reuniones de Assange con enviados de los golpistas de la Generalitat; apoyo de Moscú; apoyo de la 'red oculta' en internet; apoyo iraní....
Desde luego, apoyo del populismo encarnado por el núcleo dirigente de 'Podemos', que aunque busca una apariencia equidistante, la equidistancia siempre favorece al criminal, en este caso, al golpista. Como la ambigua y meliflua alcaldesa de Barcelona, con mucho pico y poca pala, Ada Colau, gran responsable del hundimiento y el fraccionamiento de la ciudad condal. No Real, solo Condal. Su ambición y mesianismo ha prevalecido sobre el interés de los barceloneses y los catalanes.
Según los gobiernos europeos fueron comprobando el alcance de la gran charada, cerraban filas con España. Los principales dirigentes comunitarios, pasados los momentos de la excentricidad, empezaron a mostrar claramente su prevención y su rechazo a la aventura separatista, a la que acompañaba una corte de los milagros maléfica: los populismos creados por el bolivarianismo de Chávez y Maduro, e infectados aún del bolchevismo primario, descerebrados que aún hoy festejan la revolución rusa y la macabra orgía funeraria que le sucedió, sus millones de muertos en las grades purgas y en las guerras de ocupación del 'paraíso' soviético; los corruptos del '3 por ciento', la atrabiliaria CUP, las marionetas del Kremlin, que ha puesto en marcha una gigantesca tenaza contra la UE que llega desde Crimea y Ucrania al Báltico, y que es completada con el 'segundo frente' en el Oeste con la guerra electrónica.
Entonces Europa vio el peligro zombi, cómo podían resucitar los fantasmas del pasado que provocaron las dos grandes guerras mundiales que ensangrentaron el continente. Europa fue construida a lo largo de siglos de dolor sobre cientos de micro estados. Todas las naciones pueden sufrir el contagio de los nacionalismos identitarios e insolidarios, que pueden ser fabricados por alquimistas del mal en poco tiempo. Cataluña lo prueba: de ser el independentismo una opción minoritaria y 'snob', en pocos años pasó a ser una potente adormidera de destrucción mental masiva.
Los estadistas europeos han sentido pánico del contagio. Están comprobando en la capital comunitaria, nada menos, la verdadera tramoya, la impostura, el decorado de cartón piedra pintado como trampantojo, el depurado nivel del cinismo, la elegancia social soberanista del odio...Y han puesto las barbas de remojo. Sea cual sea la decisión de la justicia belga, elegida 'astutamente' por Puigdemont para enredar y dilatar el proceso – algo que no pueden ignorar los jueces, sean flamencos o valones, hablen neerlandés o francés- el ex Honorable President ha contribuido a desacreditarla al tener la capacidad de elegir un juez flamenco al considerar que, estadísticamente, podría beneficiarle por 'simpatía' nacionalista.
Toda Europa – menos los ultras y trastornados de uno y otro lado- asiste estupefacta, y temerosa al esperpento montado por el ex presidente y su camarilla en Bruselas. Un titiritero que maneja tantos títeres que sin darse cuenta se ha convertido en uno de ellos. Ya propone ser aclamado como Presidente por los demás separatistas aunque él y su partido pierda las elecciones. Sin duda, un cortocircuito cerebral: ha confundido un arroyo de los Pirineos visto desde la ventanilla de su coche a la fuga con el Rubicón. 2.066 años de historia pasados por el forro, de los libros.
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