AstraZeneca y Oxford suspenden los ensayos de su vacuna para el coronavirus
Por los efectos adversos observados en uno de los participantes.
Hasta la fecha habían llegado noticias esperanzadoras sobre la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca y Oxford —de hecho, España contaba con recibir 30 millones de dosis si ésta prosperaba—, pero lo ocurrido en las últimas horas ha sido un jarro de agua fría.
La farmacéutica y la Universidad han suspendido los ensayos clínicos porque uno de los participantes sufre “una enfermedad potencialmente inexplicable”, según ha explicado un portavoz a Stat News y otros medios.
Se trata de “una acción de rutina” que sucede siempre que se observa un efecto de este tipo. ”En los ensayos grandes, los participantes a veces enferman por casualidad, pero deben revisarse de forma independiente para verificar esto con cuidado”, ha añadido el portavoz.
El voluntario que ha enfermado reside en Reino Unido. Stat News aseguró desconocer cuál era la reacción adversa que experimentó, pero una persona cercana a los ensayos ha asegurado a The New York Times que el voluntario presentó un síndrome inflamatorio que afecta a la médula espinal.
El ministro británico de Sanidad, Matt Hancock, ha señalado que la interrupción de los ensayos no es un revés: “En realidad no es la primera vez que esto le ha pasado a la vacuna de Oxford y es un proceso normal en los ensayos clínicos”. Como ha asegurado, antes del verano hubo otra suspensión de las pruebas que se resolvió “sin problemas”.
La eficacia de la vacuna de AstraZeneca, farmacéutica británica, junto a la Universidad de Oxford, se estaba probando en Estados Unidos, Brasil y Sudáfrica después de los buenos resultados de un primer ensayo en mil personas en Reino Unido. En total ha sido testada en 50.000 personas.
Para la OMS, esta vacuna era una de las más avanzadas del mundo porque genera inmunidad y leves efectos adversos y se esperaba que pudiera estar disponible en el primer semestre de 2021.
“La vacuna en sí consiste en un virus, denominado adenovirus, que causa resfriado común en chimpancés y que ha sido modificado genéticamente quitándole la parte que se replica y metiéndole ADN del coronavirus”, explicó a El HuffPost Carlos Estévez Fraga, subinvestigador en el ensayo de Oxford.
“Es decir, el virus se utiliza para expresar las proteínas pertenecientes al coronavirus, las mismas que le proporcionan esa apariencia espinosa como de corona. De manera que, con ello, se espera que quien reciba la vacuna genere anticuerpos, evitando (en teoría) el desarrollo de la enfermedad en caso de infectarse por SARS-CoV2”.
Por su parte, la OMS ha avisado este miércoles de que no cree que una vacuna contra el coronavirus esté disponible masivamente antes de 2022, por lo que la población debe “ser disciplinada”. Según sus previsiones, los primeros grupos de riesgo podrían empezar a ser vacunados a mediados de 2021.