Así sobrevive el Teletexto en los tiempos del 5G: quiénes lo hacen y quiénes lo ven

Así sobrevive el Teletexto en los tiempos del 5G: quiénes lo hacen y quiénes lo ven

Los coordinadores de TVE y Atresmedia hablan de cómo sobrevive una herramienta de 1988 en la era de Google.

Logo del Teletexto. Yahoo Vida y Estilo

Año 1988. Metallica y Iron Miden dan un concierto en Pamplona ante miles de personas, el Real Madrid gana su cuarta liga consecutiva, a mí me faltan dos años para nacer, y el Teletexto llega a los televisores españoles que, por entonces, solo disponían de dos canales: TVE y La 2.  

En un mundo sin Internet, la llegada del Teletexto propició que la gente pudiese informarse desde el sofá de su casa con un mando y en pocos segundos. Como Twitter pero sin insultos.

Han pasado más de 30 años desde su llegada a España y esta herramienta, cuyos usuarios principales son personas con discapacidad auditiva, sigue ahí. Como una obra de arte de colores chillones por la que no ha pasado el tiempo.

“El Teletexto sigue siendo fácil de usar. No necesitas tener Internet, solo un mando y de un vistazo puedes ver qué ha pasado en España y en el mundo. No nació para quitar a nadie. Es un medio complementario más”, dice a ElHuffPost Florencio Nieto, de 61 años, trabajador de RTVE en la plataforma desde 1988.

Sin datos desde 2009

El Gobierno de Zapatero eliminó la publicidad en el ente público, incluida la del Teletexto, en 2009, último año del que se tienen datos de audiencia. Por entonces, la media de espectadores superaba los 2,8 millones. “Sé que se sigue viendo mucho por las llamadas que recibimos a diario del estilo ’hay un error en tal sitio o no ha salido la bolsa de Londres…’”, explica Antonio Cobos, redactor en TVE y compañero de Nieto. 

“Antiguamente Sofres nos daba audiencias, al igual que a las cadenas, pero desde la digitalización ya no tenemos esos datos. El departamento comercial sí maneja datos de tráfico fiables”, afirma Dionisio San Miguel Quevedo, coordinador de Teletexto en Atresmedia, que lleva 18 años trabajando entre píxeles y colores chillones.

Los tres trabajadores coinciden en que en los últimos años ha descendido el número de redactores y de personal que se encarga de llenar las 800 páginas que tiene el Teletexto. La información “pura y dura” se puede consultar de la página 100 y a la 139 y, como en cualquier medio, está dividido en secciones: Nacional, Internacional y Deportes.

“Estamos solamente siete y en los años 90 seríamos unos 40”, afirma Nieto. El veterano señala que han tenido que reducir algunas secciones, como los pasatiempos, porque no pueden abarcar tanto trabajo.

Del fútbol a los embalses

Los usuarios de Teletexto tienen sus propias preocupaciones y las páginas más vistas son la de la clasificación de fútbol de primera división y la lotería, pero hay sorpresas. “Hay páginas curiosas que la gente consulta mucho: como el estado de los embalses, los estados de la carretera que da la DGT, el tiempo…”, señala Cobos. 

Que su aspecto esté identificado con algo antiguo no le quita ni un ápice de rigor ni de seriedad. Prueba de ello es que los usuarios siempre están al quite y no dudan en llamar a la centralita cuando ven alguna errata en alguna de las páginas.

“Actúan casi como departamento de supervisión de calidad. Si el nombre de un equipo de tercera división debería ser Real Jaén en lugar de Jaén... o hasta un fan de las efémerides que nos llama de vez en cuando para corregir algún dato que él entiende que no es exacto sobre fechas o personajes históricos. Y que siempre acierta, ya que lo contrastamos siempre y tiene conocimientos casi enciclopédicos”, apunta San Miguel.

Hubo gente que se conoció ahí. Unos hasta se casaron y nos invitaron a los trabajadores a la boda
Florencio Nieto

El Teletexto llegó a España antes del apogeo de Internet y ya entonces se podía ligar gracias a una página de contactos, una especie de proto Tinder del píxel.

“Hubo gente que se conoció ahí. Unos hasta se casaron y nos invitaron a los trabajadores a la boda, pero finalmente no pudimos asistir”, cuenta Nieto, que ha vivido prácticamente de todo en las últimas tres décadas.

Pero no solo en lo de ligar fue pionero el Teletexto, también sirvió para que los jovenzuelos de los años 90, sin un Google que consultar, pudiesen hacer trabajos sin necesidad de tirar de la Encarta o de la Enciclopedia Larousse.

“Teníamos una sección, al principio de lo que era Internet, que era una especie de El rincón del vago donde poníamos datos relevantes que sacábamos de la sección de noticias, como por ejemplo, los años 30 de la Constitución. Muchos escolares copiaban de esta página los trabajos que les mandaban del colegio y, cuando lo quitábamos, si no les había dado tiempo de copiarlo, nos llamaban para que lo volviésemos a poner”, señala Nieto. 

Tal y como están matando a un yihadista en Irán lo estamos dando nosotros. Eso no se ha perdido"
Florencio Nieto

El futuro del Teletexto está marcado por el HD y, como señala Cobos, parece que ya están en pruebas para adaptarlo a las nuevas televisiones. Para Nieto, una de las claves para la supervivencia de la plataforma es que no compite contra nadie y que sigue siendo útil para los ciudadanos: “En televisión si pasa algo necesitas tu tiempo para tener las imágenes, montarlas y locutarlas. Tal y como están matando a un yihadista en Irán lo estamos dando nosotros. Eso no se ha perdido”.

“Todos pensábamos que lo sustituiría la televisión interactiva, el botón rojo... pero al final con las televisiones conectadas ese espacio que ahora ocupa no sabemos bien qué lo terminará ocupando. Quedan generaciones que no usan Internet, aunque también hay gente que teniéndolo sigue usando el Teletexto”, sentencia San Miguel. 

El Teletexto parece también ese último reducto con el pasado que queda en esos pequeños países llamados hogares, donde muchas personas que no disponen de Internet encuentran lo que buscan.

“Nos llamó una señora preguntando si pese a ser Semana Santa íbamos a poner series diarias, ya que La 1 las suspendía en esos días. Le confirmamos que sí. Y luego ya en confianza nos preguntó: ‘¿Va a terminar alguna vez Puente Viejo? Me encanta, pero ya quiero cambiar a otra novela pero no puedo dejar de ver cómo acaba’. Me hubiera gustado avisarle este año que llegaba el final”, relata San Miguel.

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Álvaro Palazón es redactor de virales, televisión y de deporte en 'ElHuffPost' y trabaja desde Madrid. Es Licenciado por la Universidad Miguel Hernández de Elche. Puedes contactar con él en alvaro.palazon@huffpost.es