Así funciona el complejo sistema electoral alemán
Los nuevos diputados tomarán posesión el 24 de octubre y entonces empezará la elección del nuevo canciller.
Más de 61 millones de personas mayores de 18 años están llamadas a votar este domingo, 24 de septiembre, en las elecciones parlamentarias de Alemania, en las que la actual canciller, Angela Merkel, parte con amplias opciones de obtener el que sería su cuarto mandato consecutivo.
Los alemanes disponen de dos votos para elegir a los componentes del Bundestag —Cámara Baja parlamentaria— entre una amplio abanico de 42 partidos. Un sistema de reparto tan proporcional como complejo decidirá cuáles de ellos obtienen los escaños que determinarán, en última instancia, al nuevo jefe de Gobierno.
El primero de los votos depositado por la ciudadanía decidirá el candidato directo por cada una de las 299 circunscripciones electorales que existen en Alemania. Este sistema, según el cual resulta elegido el diputado con más número de apoyos en cada territorio, favorece teóricamente a los dos grandes partidos —Unión Demócrata Cristiana (CDU) y Partido Social Demócrata (SPD)—.
La otra mitad de los miembros del Bundestag sale del segundo voto, que va a parar a una lista de partido y ya no por circunscripciones uninominales, sino por regiones. El sistema Sainte-Laguë (similar al D'Hondt) entra en juego para terminar de conformar la Cámara, en una variante que puede abrir la puerta a partidos más minoritarios.
El reparto, sin embargo, no queda completo hasta que se analizan los denominados escaños adicionales al Bundestag. Si un partido recibe en un land (estado) más escaños por la vía del primer voto de los que obtiene gracias al segundo, se añade un número equivalente de asientos, gracias a un complejo sistema de compensación y proporciones que el Tribunal Constitucional obligó a reformar en 2012.
En las elecciones de 2013, el Bundestag pasó de 598 a 630 escaños, pero en esta ocasión las encuestas vaticinan que habrá todavía un mayor número de diputados en la Cámara Baja parlamentaria.
Otro de los datos a tener en cuenta para estos comicios será el umbral mínimo que requiere un partido para obtener representación parlamentaria, establecido en el 5% de los votos a nivel nacional o la obtención de tres escaños de forma directa. No cumplir al menos uno de estos requisitos deja a la formación sin opciones.
La cláusula de exclusión data de la década de los 50 del siglo XX, cuando fue concebida para frenar la entrada de grupos minoritarios que pudiesen desestabilizar el país. Alemania aún tenía muy presente entonces el escenario de la República de Weimar previa a la llegada del nazismo en 1933.
Así, el sistema contempla la representación de grupos que son fuertes en ciertas regiones, como ocurrió en 1994 con el Partido del Socialismo Democrático (PDS), que accedió al Bundestag gracias a sus buenos resultados en cuatro distritos del Berlín oriental.
Entre los partidos que podrían estrenarse en el Parlamento nacional figura el ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que en principio superará el umbral mínimo de votos. Sin embargo, la CDU, que parte como clara favorita para repetir victoria, podría depender para consolidar su mayoría de los resultados que obtengan el Partido Democrático Libre (FDP) e incluso Los Verdes, potenciales socios de coalición y con una intención de voto inferior al 10 por ciento.
Una vez repartidas todas las cartas, los nuevos diputados tomarán posesión el 24 de octubre, justo un mes después de las elecciones. Los parlamentarios tendrán entonces la potestad para elegir, en una votación secreta, al nuevo canciller, que a su vez compondrá su equipo.
Las encuestas vaticinan una victoria de Merkel, que aspira a igualar y superar el récord de longevidad en el cargo que ostentan históricos dirigentes conservadores como Konrad Adenauer y Helmut Kohl.