Así es 'La Ingobernable': la casa del activismo en Madrid
En el edificio que hay en la calle Gobernador número 39, cientos de personas hacen política a pie de calle.
Más de cincuenta colectivos de activistas pasan a lo largo de la semana por la calle Gobernador número 39, en pleno centro de Madrid. Allí se organizó parte del 8M madrileño, se reúne el Movimiento Marica y asociaciones vecinales o se organizan las Juventudes por el Clima que salen cada viernes para protestar contra el cambio climático. Se trata de ‘La Ingobernable’, el centro logístico del activismo en la capital.
En las distintas salas del edificio que hace esquina con el paseo del Prado también se practica boxeo y muay thai y se baila salsa o algún que otro tipo de folk. Hay espacios para que se queden los niños, filmoteca y un taller de arte. Todo gratis.
Cientos de personas pasan por allí cada semana, a tomar algún producto vegano en la cabeza, una cerveza en el jardín —al que ellos llaman ‘Santorini’ por cómo lo han pintado y arreglado, con detalles que recuerdan a las islas griegas—, a dejar o llevarse ropa de la tienda gratis si lo necesitan o a alguna de las más de 180 actividades que se celebran allí. Los miembros que la autogestionan aseguran que se trata de un bien común para todos los madrileños, donde todo el que vaya debe sentirse cómodo e incluido. Lo definen como un espacio “feminista, antifascista, antirracista e inclusivo”.
Las personas que lo frecuentan reivindican la necesidad de un espacio “para la gente” en el centro de Madrid, y más en los tiempos de la gentrificación, en los que cada vez existen menos lugares de este tipo en la zona centro de la capital.
‘La Ingobernable’ está de celebración. Este 6 de mayo cumplió dos años después de que, en 2017 la okupasen un grupo de personas. Ocurrió tras la manifestación ‘Madrid no se vende’, que clamaba contra la especulación la corrupción. Lo convirtieron en un centro social y, desde entonces, no ha dejado de tener vida.
Un ejemplo de especulación
¿Por qué el edificio de la calle Gobernador y no otro? Se trata de un inmueble municipal histórico de más de 3.000 metros cuadrados que fue centro de salud y sede de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). En el último pleno de Ana Botella en 2013, la entonces alcaldesa cedió el uso del edificio a la fundación privada Ambasz, creada por Miguel Ángel Cortés, un senador del PP y hombre fuerte del aznarismo relacionado con la fundación FAES. Permaneció cerrado hasta 2017, cuando los activistas la ocuparon pensaron que era el “símbolo de toda la especulación y barbaridades que había estado haciendo el PP en los últimos años”, justifica Alba, del equipo de Comunicación.
Para celebrar estos dos años de activismo y acciones vecinales, han decidido salir a la calle este sábado 11 de mayo en una manifestación que recorrerá el centro de Madrid con el lema de ‘Somos ingobernables’. “Queremos hacer la reivindicación de este espacio, que no se ha desalojado y no se ha malvendido a fondos buitres que están acabando con la ciudad”, señalan los miembros de la Asamblea. Más de 150 colectivos diferentes de toda España han apoyado y llamado a participar en la manifestación.
3.000 metros cuadrados llenos de vida
No es para menos: son más de medio centenar las organizaciones sin ánimo de lucro que utilizan el espacio. A cambio, a cada una de ellas les toca ocuparse de la barra de la cafetería un par de veces al mes. Cualquier persona se puede pasar una tarde y tomar una cerveza o cenar sentada en el jardín y charlando con los amigos, rodeado de activismo y política. “El desborde ha sido total”, cuenta Alba, “todas las salas de la Ingo están llenas de vida diariamente” .
Y es que en la decena de salas que hay en los 3.000 metros cuadrados del edificio siempre hay actividad. Según cuentan algunos miembros del equipo de Comunicación, algunos días se ha completa el aforo: todas las habitaciones están ocupadas. En ellas se está haciendo política. Una política que poco tiene que ver con la que se hace en las instituciones: horizontal, reivindicativa y social. “No es solo un espacio de gestión de actividades, sino un espacio de resistencia muy potente”, señala Alba.
En la entrada, junto a la barra, es habitual durante estos días ver a varias personas preparando pancartas: para las manifestaciones contra el cambio climático, la manifestación de la misma Ingobernable o el Orgullo Crítico de Madrid.
Porque eso es lo que pretende ser ‘La Ingobernable’: un espacio transversal y conector entre los diferentes movimientos y vecinos de Madrid, donde todas las personas puedan encontrar su sitio y participar en diferentes reivindicaciones. “Se tratan todas las problemáticas que afectan a la ciudad, a los vecinos y a las personas que vienen a visitarnos”, cuenta Isma, otro componente de la Asamblea General. “La Ingobernable es del Madrid que se mueve, de los madrileños”, dicen. Por eso uno puede encontrarse personas de todas las edades: desde niños hasta ancianos, participando en las diferentes acciones.
“La existencia de un centro social como este permite la autoorganización y que haya un centro de logística, medios y recursos disponibles que ayudan a que tengan fuerza algunos movimientos que de forma individual están mucho más aislados”, sostiene Isma.
Pero no todos son partidarios del proyecto. José Luis Martínez Almeida, el candidato del Partido Popular a la alcaldía de Madrid, ha hecho en más de una ocasión, campaña para que se desaloje el espacio. Los ocupas también se quejan de la “poca comunicación” que han tenido con el Ayuntamiento.
Por eso, y por la cercanía de las elecciones municipales y el temor a un gobierno de derechas en Madrid que haga inminente su desalojo, los miembros de ‘La Ingobernable’, acompañados de colectivos y vecinos de todo Madrid, aprovechan su segundo cumpleaños para salir a la calle este sábado y gritar bien alto que “La Ingobernable no se gobierna” y “defender una vida digna, ecologista y feminista”.