Así es la ambiciosa reforma laboral de Macron, primer gran desafío de su mandato
Con este proyecto pretende reactivar el empleo en Francia.
El gobierno del presidente francés Emmanuel Macron ha dado a conocer este jueves una ambiciosa reforma para flexibilizar el mercado laboral, uno de los proyectos más complejos de su mandato con el que espera reactivar el empleo en Francia.
Esta reforma es una de las prioridades del joven presidente centrista de 39 años, quien aspira a "renovar el modelo social" francés y a frenar el paro en Francia, que roza el 10% de la población activa.
La nueva legislación, fruto de varias semanas de conversaciones con sindicatos y organizaciones patronales, será aprobada mediante ordenanzas para evitar un largo proceso de debate legislativo.
Entre las medidas destaca dar una mayor flexibilidad a las empresas o la penalización de los despidos injustificados. En este sentido, desde el Palacio del Elíseo justifican en sus propuestas dar mayor flexibilidad a las empresas en cuanto a la adaptación de la remuneración y horas de trabajo a las condiciones del mercado laboral, debido a que ven la ley actual como "un freno a la contratación y la inversión".
Asimismo, apuestan por la negociación directa entre empresa y trabajadores, especialmente entre aquellas con menos de 50 empleados, en la que se elija a un representante de los empleados sin que necesariamente sea uno sindical, y a través del cual se pueda tener acceso "directo y sencillo" a la negociación.
Por otro lado, señala que limitará los despidos considerados "injustificados" por un tribunal, y se incrementará la indemnización del 20% del salario por año trabajado en una empresa hasta el 25%.
Según expone el gobierno francés, un empleado que gane de media 2.000 euros al mes y sea despedido tras diez años de servicio, vería un incremento de su indemnización legal desde los 4.000 hasta los 5.000 euros.
Las medidas reforzarán el papel negociador de las empresas sobre las condiciones laborales, y limitarán las indemnizaciones por despido improcedente para favorecer las contrataciones.
El primer ministro, Edouard Philippe, que ha presentado las cinco ordenanzas en una rueda de prensa, ha dicho que éstas ayudarían a Francia a "compensar los años perdidos", de desempleo masivo.
Sin embargo, varios líderes sindicales, que aún deben estudiar en detalle el texto de 200 páginas, se han mostrado menos entusiastas.
"Se han confirmado todos nuestros temores", ha declarado el secretario general de la CGT, uno de los principales sindicatos franceses, Philippe Martinez, que ha llamado a los "trabajadores, jubilados y jóvenes" a manifestarse el 12 de septiembre.
El líder del sindicato CFDT, Laurent Berger, ha dicho por su parte que estaba "profundamente decepcionado" por algunos puntos de la reforma, pero no convocó manifestaciones.
Reformar las leyes laborales es un campo político minado en Francia. El expresidente socialista, François Hollande, se enfrentó a meses de protestas, a veces violentas, el año pasado por una reforma laboral mucho menos ambiciosa que la de Macron.
Las próximas semanas tampoco serán un camino de rosas para el actual inquilino del Elíseo. Además de la CGT, el partido de izquierda radical Francia Insumisa, de Jean-Luc Mélenchon, ha llamado a los franceses a "tomar" París contra este "golpe de Estado social" el 12 y 23 de septiembre.
La reforma del código laboral es una parte fundamental de la agenda de Macron y el primer paso de una revisión más general del modelo social de Francia, que incluirá otros cambios mayores en las prestaciones de desempleo y las pensiones.
El exministro de Economía, que asumió la presidencia en mayo, hizo campaña prometiendo reformar el mercado laboral en Francia para dar a las empresas mayor flexibilidad, siguiendo el modelo de Alemania y los países escandinavos.
"Somos la única gran economía de la Unión Europea (UE) que en las últimas tres décadas no ha logrado derrotar al desempleo masivo", ha dicho Macron a la revista Le Point en una entrevista publicada el miércoles.
Y aunque la semana pasada admitió que los franceses "odian las reformas" y han tratado de evitarlas el mayor tiempo posible, es consciente de que sus socios europeos están observando de cerca para ver si puede tener éxito donde otros han fracasado.
"Esta es una prueba" para él, ya que 'la percepción general de Francia en los países vecinos es que es un país incapaz de reformar sus políticas públicas sin que haya una guerra social', comentó Christian Lequesne, investigador del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales (CERI).
Las cinco ordenanzas pasarán ante el Parlamento para su aprobación antes de finales de 2017. La cámara, donde Macron cuenta con una holgada mayoría, no tiene posibilidad de enmendar su contenido, sólo podrá dar o no su visto bueno.
Esta reforma llega en un momento delicado para Macron, cuya popularidad se ha desplomado abruptamente.
Una encuesta reciente mostró que sólo el 40% de los franceses está satisfecho con su labor, una caída atribuida por los analistas a una mezcla de problemas de comunicación y de errores políticos.