El Hospital Huoshenshan de la ciudad china de Wuhan, construido en solo diez días para combatir el brote de coronavirus y que ha entrado este domingo en funcionamiento, se ha convertido en paradigma del “milagro chino”, a la vez que en la mejor herramienta propagandística de Pekín en la lucha contra la enfermedad.
El centro hospitalario, compuesto de módulos prefabricados y con una capacidad de 1.000 camas, estará operado por 1.400 médicos militares, 950 de ellos procedentes de hospitales del Ejército de Liberación Popular y, los 450 restantes, de universidades de las distintas ramas de las fuerzas armadas.
Con él se espera descongestionar a otros hospitales de Wuhan en la lucha contra el coronavirus, que ha dejado al menos 361 muertos y 17.205 infectados diagnosticados en China hasta el momento, la mayoría de ellos en la provincia de Hubei, donde se detectó el brote.
Así es el nuevo centro hospitalario:
Un médico del ejército mira alrededor de una habitación en el hospital Huoshenshan en Wuhan, provincia de Hubei.