Arrimadas quema la foto de Colón

Arrimadas quema la foto de Colón

Gira al centro, se obsesiona con mostrar la utilidad del partido y se libra del sector radical de Girauta y De Quinto

ArrimadasEFE

Domingo, 8 de marzo. Cae la tarde. En las calles de Madrid resuenan todavía las consignas de la manifestación feminista. Y a la vez se confirma una noticia esperada: Inés Arrimadas barre en las primarias de Ciudadanos frente a Francisco Igea. La militancia consagra el movimiento del aparato para la sucesión de Albert Rivera. España no sabía entonces que apenas una semana después se aprobaría el estado de alarma ante la peor pandemia en décadas.

Arrimadas cogía las riendas esos días de un partido hundido, con solo diez diputados, inútil en la aritmética parlamentaria, escorado hacia posiciones de la derecha más dura, con sabor a pactos con Vox y a la deriva tras la marcha del omnipresente Albert Rivera. Ella era la escogida para seguir el camino. ¿Hasta dónde?

Pues el efecto Arrimadas está aquí. Y para disgusto del sector más duro y radical de Cs, que no soporta la vuelta al centro y a la utilidad que ha querido imprimir desde ya la líder. No son palabras, sino hechos: apoyo a Pedro Sánchez para prorrogar el estado de alarma pero con medidas económicas, un discurso que vuelve a las esencias del partido y la fuga de algunos de los más deslenguados y extremos personajes de Cs como Juan Carlos Girauta y Marcos de Quinto.

Arrimadas puede vender ahora medidas económicas y frenar la Mesa con Cataluña, su obesión es que se vea a Cs como un partido útil

Hace apenas dos semanas que Cs celebró su asamblea telemática, todos desde casa con sus ordenadores. Pero a Arrimadas no le gusta perder el tiempo y ha impuesto su ritmo. Su estilo es más de directiva de multinacional, de cosas efectivas. No se gusta tanto regodeándose en las palabras y diciendo ‘no’ como su antecesor. Un Rivera que ya ha dejado claro en las redes sutilmente que no apoya esas prórrogas del estado de alarma.

Pero Arrimadas ha conseguido lo que perdió Rivera: ser más útil con diez diputados que con 57 como tenía su mentor. La nueva presidenta del partido entiende que sólo se salvarán si se ven que sirven para algo. No es un apoyo a Sánchez, es un mensaje a los ciudadanos de que están ayudando a salvar vidas y empresas. Lo repite en público y en privado la ‘naranja’.

Su operación puede parecer complicada en el tablero político, pero en Cs han aprendido que si luchan por la derecha, hay otros dos partidos que siempre les ganarán. Y ese esfuerzo por regresar a la tierra de origen ya tiene algún rédito: es el único de los cinco partidos que sube, según el barómetro del CIS hecho público este martes. Siguen siendo quintos, pero ya pisan los talones, con un 10,5%, a Unidas Podemos (11,5%) y a Vox (11,3%).

Ciudadanos es el único partido que sube en el CIS y marca un perfil diferente a PP y Vox

¿Esto quiere decir que ahora pasa por echarse en brazos de Sánchez? No, no. Arrimadas no se va a plantear ser un socio estable del Gobierno apoyando todas las medidas del PSOE y Unidas Podemos, pero se abre a grandes pactos en situaciones complicadas como el estado de alarma y unos presupuestos. Menos testosterona. Y marca a la vez su sello frente a las otras derechas: PP y Vox votarán ‘no’ al estado de alarma. Arrimadas ha quemado la foto de Colón. (Por cierto, ella alegó que no podía ir a aquella manifestación que juntó a Rivera con Casado y Abascal). No quiere ser una ‘cayetana’.

Esto no quiere decir que se haya olvidado de las otras derechas. No va a romper los gobiernos autonómicos auspiciados por el PP y Vox. Madrid, Murcia, Castilla y León y Andalucía no se tocan. Sabe que entre estar y no estar es mejor estar. El poder es el poder y consideran en Cs que deben gobernar donde puedan. Lo ha dicho a la prensa: los que quieran ver caer esos Ejecutivos se van a quedar con las ganas.

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Unos que vienen, otros que se van. El paso dado por Arrimadas no ha gustado nada al sector más a la derecha. A principios de mes Juan Carlos Girauta decía adiós tras el apoyo a un nuevo estado de alarma. Él había sido uno de los primeros rostros naranjas, un referente para Rivera, pero con una última etapa marcada por los insultos y un comportamiento no muy macroniano. Ahora el adiós ha sido para De Quinto, el hombre que llegó para ser ministro de Economía, un killer contra Luis Garicano y una fórmula de la Coca Cola que nunca funcionó. Ha llegado a llamar “payaso” al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y se ha presentado como si fuera al club de golf en el Congreso para despotricar. Un estilo nada Arrimadas.

Ha logrado escorar al sector más radical con la marcha de Girauta y De Quinto

Un intesísimo martes para Arrimadas. Por la mañana, al teléfono con Sánchez, ha logrado que Moncloa cambie su decisión y prorrogue solo quince días el estado de alarma. Con medias económicas que puede vender y el supuesto logro de que no se convoque la mesa con el independentismo catalán. Por la tarde, ha visto cómo se marchaba De Quinto (aunque le obliga a votar a favor del estado de alarma el miércoles). Un alivio para el Ciudadanos más moderado. Todo ello a punto de dar a luz Arrimadas, que ya no tiene previstos actos públicos. El timón lo cogerá en coordinación Edmundo Bal.

Olvídense de Rivera. ¿Lo escuchan? Es Arrimadas.