Aragonès no consigue ser investido president a la primera por la abstención de Junts
La investidura del republicano fracasa y consigue solo 42 síes.
El candidato de ERC a la presidencia de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, no ha conseguido ser investido este viernes president por la abstención de Junts. El republicanos ha logrado el respaldo de 42 diputados, el voto contrario de 61 y la abstención de los representantes comandados por Laura Borràs, la presidenta del Parlament, que ha llamado a una segunda votación en la que el republicano solo necesitará la mayoría simple.
Antes de la votación, Junts ha pedido a Aragonès que renuncie a la segunda votación del debate de investidura, que se celebrará este martes, hasta que ambos partidos lleguen a un acuerdo de legislatura para formar de nuevo un Gobierno de coalición independentista en Cataluña.
El presidente del grupo parlamentario de Junts, Albert Batet, ha pedido a ERC que pare el proceso hasta que no logren un acuerdo de investidura: “Hoy nos abstendremos. Lo haremos con la voluntad de continuar avanzando para conseguir un buen acuerdo de legislatura, que nos permita tener un gobierno fuerte, unido, estable y con capacidad de liderazgo que dé respuesta a las necesidades de presente y de futuro”.
Aragonès quiere liderar un Gobierno que avance hacia la independencia de Cataluña, según está contando en el debate de investidura a la que se está sometiendo este viernes en el pleno del Parlament. El republicano, no obstante, no saldrá elegido porque Junts ha decidido abstenerse.
“El conflicto entre el Estado español y Cataluña pasa inevitablemente por la amnistía y la autodeterminación, por un referéndum de independencia y por la libertad de los presos y el retorno de los exiliados y exiliadas”, ha asegurado Aragonès, quien ha insistido en que su objetivo político es la república catalana pues Cataluña, ha reiterado, es “una nación” y “un solo pueblo”.
El candidato de ERC a la presidencia del ‘Govern’ ha intentado zanjar el debate sobre la división de la sociedad catalana y se ha erigido en representante de un movimiento amplio: “Somos una mayoría inapelable a favor de la amnistía y la república catalana”.
Aragonés está buscando el apoyo de todas las fuerzas independentistas sobre la base de montar una Generalitat republicana de izquierdas, ecologista, feminista —hará un ‘Govern’ paritario— y progresista. Por eso, está pidiendo consensos “lo más amplios posibles” para llegar a las principales metas que ha desgranado ante los diputados: salir de la pandemia, recuperación económica y social, y “resolver el conflicto político con el Estado”. “Estoy preparado y tengo toda la energía para afrontar todas las emergencias que tenemos delante después de demasiados meses de interinidad”, ha zanjado el republicano.
Lo cierto es que el conflicto territorial no es lo único sobre que ha versado el discurso de Aragonès, quien ha llamado a la industria catalana a afrontar los cambios que demanda el siglo XXI: transición ecológica justa, inversión sin precedentes y uso de fondos europeos para la transición energética. Aragonès ha comparado a Cataluña con Dinamarca o con la propia Finlandia: “Somos un país pequeño”, ha rematado. El de ERC quiere una Generalitat autónoma en el mundo global pero conectada con los cambios que se avecinan.
El primero en replicar el discurso de Aragonés ha sido el socialist Salvador Illa. El exministro de Sanidad ha comenzado su intervención rindiendo homenaje a las víctimas de la pandemia de coronavirus. ”¿Señor Aragonès, qué tiene que pasar para que concentremos los esfuerzos en los recursos que España y Europa pone a nuestra disposición para cambiar el modelo productivo?”, se ha pregunta Illa, quien ha lamentada que la crisis sanitaria no haya borrado el sueño independentista de la prioridad de ERC.
“Si este Govern prospera, sus miembros se pasaran más tiempo mirándose de lado que mirando hacia adelante”, ha vaticinado el ganador de las elecciones del 14 de febrero. Pronto le ha respondido Aragonès. El candidato ha dicho que la pandemia no es un impedimento para avanzar hacia la independencia. Pero Illa ha sido claro: ayudará a poner en marcha la mesa de diálogo entre Moncloa y Generalitat pero ha reclamado el mismo diálogo en la Cámara catalana. “No cuenten conmigo para polarizar”, ha zanjado el socialista.
La calculadora de ERC
El republicano no ha podido convencer de momento a los 32 representantes de Junts para que le ofrezcan también su apoyo, aunque estos no han precisado qué votarán en la segunda votación, que será previsiblemente el próximo martes, y en la que solo será necesaria una mayoría simple. Eso sí, ERC seguirá necesitando a los Borràs.
Segunda oportunidad o dos meses para una nueva investidura
En caso de que Aragonès no consiga ser investido en segunda votación se abrirá un periodo de dos meses, a partir de este viernes, para intentar de nuevo una investidura. Si en ese lapso tampoco el candidato de ERC tampoco se pusiera de acuerdo para acordar quién dirigirá la Generalitat de Cataluña, el 26 de mayo se disolverá la Cámara que resultó en las elecciones del 14 de febrero y serían convocadas automáticamente nuevas elecciones que serían ya en julio.
El debate de este viernes ha arrancado pasadas las 10.45 con tres cuartos de hora de retraso por la discusión de la Cámara sobre si permite o no delegar el voto al exconsejero huido Lluís Puig, quien finalmente podrá votar, algo que ya ha provocado el primer roce. Ciudadanos (Cs) ha intentado tomar la palabra para comentar la delegación de Puig, pero Borràs no se la ha concedido.
El Auditorio de la cámara catalana, que más espacioso y se puede ventilar, ha acogido el debate. El enclave estaba orientando a garantizar la seguridad de los diputados y del resto de trabajadores para que no se produzca ni un solo contagio por coronavirus.
La sesión ha comenzado con la presentación del programa de Gobierno del candidato a la investidura, que lo ha centrado en apelaciones independentistas y en intentar ofrecer un esquema de país progresista atado a las banderas de la izquierda. De él depende que ese programa, criticado por casi toda la oposición, como el PSC, Ciudadanos y el PP, por depender de la CUP, salga adelante.