¿Te notas más irascible con el calor? Claves para gestionar el mal humor
Las emociones están tan desbocadas como los termómetros.
La ola de calor está en boca de todos. Estas temperaturas extremas han favorecido o provocado una ola de incendios por toda España y Sanidad calcula 510 muertes atribuibles al calor durante la primera semana.
Pero más allá de estas consecuencias más graves, este calor también afecta de forma muy directa al día a día de la gente.
Kirsty Leah, psicóloga de la plataforma SupportRoom, señala que aunque el tiempo cálido tiende a provocar buen humor, el calor extremo está asociado a una mayor irritabilidad.
“Un clima demasiado caluroso tiene un impacto terrible en nuestro descanso, ya que hace difícil conciliar el sueño o tener un sueño de calidad”, explica Leah.
“No es la mejor forma de empezar el día, ya que el cerebro así no puede ocuparse de regular las emociones y resolver problemas con la misma eficacia”.
Y eso sin tener en cuenta la ansiedad y el miedo que puedas sentir por la crisis climática.
La deshidratación tampoco ayuda. Perder solo un 2% del agua corporal puede hacer que te cueste realizar tareas que requieren atención y coordinación física y mental. Esto, además, puede intensificar las emociones negativas, ya que tu propia incapacidad para concentrarte o trabajar con eficacia te acaba frustrando.
“Si nuestro cuerpo se calienta demasiado, también podemos empezar a sufrir los efectos de un golpe de calor, que puede aumentar la sensación de confusión y agitación”, advierte Leah. “También podemos sentir náuseas o fatiga, lo que contribuye aún más a aumentar esa sensación de malestar y agrava nuestra irritabilidad”.
Leah propone los siguientes consejos básicos:
Simplifica tu día: Evita el calor de la tarde, hidrátate, cómprate ropa de cama fresca y un ventilador para que tus días y tus noches sean más llevaderas.
Paciencia: Sí, es muy fácil decir esta perogrullada, pero recuerda que si tú estás más irritable que de costumbre, a los demás también les pasa, así que no está de más bajar tus expectativas respecto al comportamiento de la gente hasta que las temperaturas vuelvan a la normalidad.
Pospón tus reuniones: Cuando hace calor, la gente tiene la mecha más corta de lo habitual. Así que, tanto si se trata de una conversación importante como de una reunión rutinaria, plantea la posibilidad de retrasarla hasta que amaine el calor.
Evita tomar grandes decisiones: Es posible que seas más propenso a tomar decisiones precipitadas si estás hasta las narices del calor. Por eso es importante que no tomes ninguna decisión importante hasta que estés bien descansado y puedas concentrarte en la situación.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.