Apiádense de la reportera
No se informa acerca del incremento en ocupación Covid de las UCIs desde una UCI.
No, de verdad, apiadaros de ella. No enviéis a una reportera al lugar más caluroso de España cada vez que tengamos una ola de calor para que nos haga su crónica delante de un termómetro cordobés que marca 48ºC. No hace falta, en serio. Es posible que verla sufrir baje todavía un puntito más la sensación térmica a los espectadores que en ese momento se encuentran a la sombra climatizada. Pero no añade nada a la información que se intenta transmitir —perdón, “trasladar”—. Es como cuando en invierno las cadenas se empeñan en informarnos de las olas de frío poniendo a tiritar a un periodista bajo una nevada durante horas enteras en medio de la oscuridad de Navacerrada. El periodismo meteorológico no tiene por qué ser una profesión de riesgo.
Es obvio que el periodista ha de desplazarse al lugar de la noticia. Pero este principio elemental del periodismo se vuelve confuso cuando la noticia se está produciendo en todas partes a la vez. No se informa acerca del incremento en ocupación Covid de las UCIs desde una UCI. Si el valor añadido del lugar de la noticia es que ahí se tiene mejor acceso a las últimas novedades del asunto, entonces la reportera debería ofrecernos su crónica vestida de astronauta y agarrada a un satélite meteorológico que orbita a 35.000 kilómetros de altura. No es plan. Pero tampoco lo es exigir que el que nos cuenta que hace mucho calor esté pasando mucho calor en el lugar donde hace mucho calor. Se cuenta desde la redacción con el aire puesto a no menos de 25ºC y ya.
Y ya puestos a pedir, propongo que las imágenes y los testimonios ciudadanos que ilustran la noticia se reciclen de anteriores olas de calor. Tenemos imágenes de los termómetros del Puente de Triana marcando temperaturas inverosímiles por un tubo. Y la gente que, abanico y botella de agua en mano, mete los pies en una fuente y dice “aquí estamos, refrescándonos como podemos, este calor es exagerado” es indistinguible de la gente que el año pasado, abanico y botella de agua en mano, metía los pies en una fuente y decía “aquí estamos, refrescándonos como podemos, este calor es exagerado”. ¿No existe en periodismo el cartel de “Imagen de archivo”? ¿Por qué no el cartel de “Testimonio de archivo”? ¿No dice la UE que hay que ahorrar energía y reciclar? ¿Para qué volver a grabar lo que ya está grabado?
¿Han descubierto los expertos algún nuevo consejo para afrontar esta situación diferente a los ya conocidos? ¿No? Entonces, ¿por qué no reemitir las entrevistas con expertos que ofrecieron los informativos ante la ola de calor de hace dos semanas? “Beban mucha agua”. “No hagan deporte en las horas centrales del día”. No todos los días ocurre el mismo número de noticias. Pero una extraña lógica obliga a los informativos a durar lo mismo de lunes a domingo. Este lecho de Procusto exige inflar y desinflar informaciones —eh… se recuerda que la columna de hoy va sobre la ola de calor—, y, en ocasiones, dedicar muchos minutos a una noticia que se cuenta en pocos segundos: “hace un calor del carajo y lo va a seguir haciendo los próximos días”. Fin. Conectamos con la redacción. Apiádense de la reportera.